Cifuentes apuesta por su fortaleza

El actual territorio arriacense se constituyó –durante siglos– como una zona de frontera entre árabes y castellanos. Una realidad que dejó una relevante huella en la historia y el patrimonio de los municipios caracenses. No en vano, en Guadalajara es la segunda provincia de España con mayor número de castillos –198–, sólo superada por Jaén, donde se suceden 237 fortalezas.

Y para muestra, el caso de Cifuentes, donde destaca su alcazaba. Se trata de un complejo medieval del siglo XIV, datado en 1324. Tal y como se observa en la actualidad, fue impulsado por el Infante don Juan Manuel, señor de la villa y sobrino de Alfonso X el Sabio. “Su forma es cuadrangular, presentando –entre sus muros y las esquinas– varias torres que le dan un aspecto de irreductibilidad y soberana potencia”, explica el cronista provincial, Antonio Herrera Casado. Además, cuenta con un único acceso, que se realiza a través de “dos arcos apuntados que se abren en el torreón que media el muro de poniente”.

A pesar del paso del tiempo, aún se puede visitar su traza. “Sobre una lisa planicie, un cerro vigía sostiene el castillo de atrevida estampa, dando así una visión característica e inolvidable de este lugar, netamente alcarreño y castellano, que –al ser iluminado del Sol de poniente– el brillo intenso de sus piedras rubias parece destacarle y hacerle vivo como una joya”, explica Herrera Casado. “Sin apenas reformas ni modificaciones en su estampa externa, ha conseguido llegar hasta nuestros días, conservando íntegras sus estructuras exteriores”.

Según la crónica escrita por el propio don Juan Manuel, “el castillo comenzó a construirse sobre los restos de una alcazaba árabe –aunque las excavaciones arqueológicas no han hallado restos de dicha época– y, durante siglos, ha pertenecido a sus herederos”.

Posteriormente, “pasó a don Álvaro de Luna, que lo cedió a Juan de Silva, primer conde de Cifuentes”. Además, cuenta la leyenda que aquí nació la princesa de Éboli, aunque lo más probable es que lo hiciera en el desaparecido palacio renacentista que su padre poseía en la plaza Mayor de la localidad. “También hay textos que sitúan el alumbramiento de Juana I de Castilla en esta fortaleza, aunque diversos documentos oficiales citan este hecho en Toledo”. En cualquier caso, “no deja de ser otros de los muchos relatos legendarios de esta fortaleza”.

El complejo perteneció a la Casa Ducal de Pastrana hasta el siglo XIX. Así fue hasta su adquisición por el Consistorio de la villa, que ha llevado a cabo varias restauraciones. “La más importante será la que se realice en el 2024, coincidiendo con el 700 aniversario de su construcción”, aseguran fuentes municipales. Además, esta efeméride va a ser celebrada por todo lo alto, disponiéndose “un amplio programa de actividades que se desarrollarán durante todo el año”. Dentro de esta programación “habrá tres grandes citas que sobresaldrán sobre el resto. Estos eventos tendrán lugar en abril, julio y octubre”.

El fin de semana del 27 y 28 de abril tendrá lugar un ciclo de conferencias sobre la construcción del monumento, el estado de su rehabilitación, los hitos más destacados que ha acogido esta edificación, así como en torno a la figura de don Juan Manuel. “Para estas conferencias contamos con historiadores expertos en la época, además de técnicos, arqueólogos y arquitectos que han participado en la rehabilitación y conservación de la edificación”.

El segundo fin de semana de julio, y organizada por la asociación «Castillo de Cifuentes», tendrá lugar una nueva edición del «Día del Castillo». “Habrá visitas guiadas a la fortaleza, juegos infantiles, música medieval, una cena en el alcázar de don Juan Manuel y, por la noche, se desarrollará la primera edición del «Cifuenfest», con la actuación de bandas de pop–rock vinculadas a la zona”, añaden los impulsores de la idea.

Además, el primer fin de semana de octubre llegarán los actos principales de esta conmemoración, con diversos eventos:
Viernes 4 de octubre:
• 19.00: Pregón y loas del castillo de don Juan Manuel, desde la fortaleza.
• 20:00: Visita a las calles engalanadas.
• 22:00: Concierto música medieval.

Sábado 5 de octubre:
• 10:00: Visita guiada al monumento.
• 12:00: Teatralización de la compra del Señorío de Cifuentes por don Juan Manuel.
• 12:00: Talleres–demostración de maestros artesanos.
• 18:30: Recreación de luchas medievales en la explanada del castillo.
• 21:00: Entrega de premios de vestuario y engalanamiento.
• 21:00: Concierto de música folk y demostración de bailes medievales.

Domingo 6 de octubre:
• 11:00: Teatro «El Conde Lucanor».
• 12:30: Romances populares y cierre.

Un luengo patrimonio
Pero más allá de esta fortaleza, la villa cifontina cuenta con una riqueza patrimonial muy impactante. Fue uno de los municipios en los que existió una de las juderías más importantes del centro peninsular. “No es de extrañar –dada la fundación del Señorío cifontino por Alfonso X El Sabio– que en la villa se estableciera una comunidad hebraica de relevancia, ya que este monarca protegió constantemente a sus miembros, concediéndoles una situación jurídica elevada, mediante la promulgación de leyes favorables, hasta llegar a tener alcaldes propios para juzgar sus pleitos internos”, narra Carolina Nonell Masjuán.

Junto al apoyo regio, la alta nobleza también fue protectora de los seguidores de Yahvé. “La habilidad semita para los negocios y las grandes riquezas que poseían, facilitaban a algunos linajes cristianos la solución de sus problemas económicos”, complementa Nonell Masjuán. Así, la comunidad hebraica también dejó su huella en las calles del lugar. Para comprobarlo, sólo hay que acudir a la sinagoga situada en una de las calles cifontinas. Se trata de una “casa señorial del pueblo que confirma la presencia hebrea en el enclave”, aseguran fuentes sefardíes.

El complejo se domicilia en una de las vías que comienza en los laterales de la plaza Mayor. “En la parte mediana de la referida ronda se distingue un gran caserón de artística fachada, con salidizo sobre el portalón que muestra una decoración de influencia mudéjar”, explica Carolina Nonell Masjuán. “Corona la portada un bello arco conopial gótico florido”. Asimismo, “esta puerta da acceso a un amplio patio, en el que es fácil apreciar su antigua belleza, a través de la elegancia de sus elementos arquitectónicos, entre los que se encuentran esbeltas columnas y capiteles, sobre las que descansan sobrios arcos”. Este complejo pudo tratarse de “un punto de reunión de una importante comunidad judía perteneciente a esta villa”.

Pero, al mismo tiempo, en dicho enclave se pueden encontrar muchas más propuestas monumentales. Entre ellas, su plaza Mayor, diseñada en el siglo XVI y de un marcado sabor castellano. “Se trata de un gran espacio triangular, con soportales en las casas de construcción popular alcarreña en dos de sus lados, todas con planta baja y principal, y tejados de teja”, explican los especialistas. “En un lado se encuentra el Ayuntamiento, presidido por el escudo de los Silva, que antes estuvo en la desaparecida «Puerta de la Fuente»”.

Muy cerca de este espacio, subiendo unas escaleras, se puede visitar la iglesia de San Salvador, del siglo XIII, aunque con añadidos y reformas del XVI. “En el muro occidental encontramos una espectacular portada románica, dedicada a Santiago”, explican los historiadores. De hecho, “es lo único que se mantiene en pie del primitivo templo levantado en la Edad Media”, subraya José Serrano Belinchón. En cambio, “la portada principal de la parroquia es renacentista, con elementos barrocos. Las naves y el ábside son de los siglos XIV y XV, góticos, separados por arcos apuntados y que cubren con bóvedas de crucería sencillas”.

Asimismo, el visitante tendrá la oportunidad de acudir al convento de Santo Domingo, del que destaca la portada de su templo –renacentista– y su interior, de una sola nave. “También se conserva el claustro y otras dependencias”, describen los especialistas. “En la actualidad es sede del Centro de Arte Santo Domingo, así como del Centro de Recepción de Visitantes de Cifuentes. Incluso, el caminante podrá conocer La Casa de los Gallos. “Se trata de una casona del siglo XVI, con enorme escudo en piedra tallada de leones rampantes. En la fachada tenía antes dos gallos en hierro forjado que le dieron el nombre”, indican fuentes municipales. “Es un interesante ejemplo de arquitectura civil castellana y alcarreña”.

Del mismo modo, en Cifuentes se pueden conocer otros muchos edificios de interés. Entre ellos, un palacio renacentista del siglo XVI, un molino de balsa del XVIII –en el que se distingue un escudo de la villa–, así como una picota, los restos de sus murallas, la Casa del Calderón, o el convento de Nuestra Señora de Belén. Por tanto, nos encontramos ante un municipio con un patrimonio impresionante, que bien merece una visita. ¡No te lo pierdas!

Una localidad con historia
Cifuentes, por tanto, tiene un gran devenir a sus espaldas. Pero, ¿dónde comienza la existencia de esta población? “Sus orígenes son bastante oscuros. Durante el reinado de Alfonso VII se avanzó en la repoblación de la actual provincia de Guadalajara, actividad en la que tuvieron un papel de primera magnitud Atienza, Medinaceli, Molina y Sigüenza”, explica la especialista María del Mar Graña Cid. De hecho, Atienza “en 1119 ya presidía un extenso territorio en proceso de crecimiento, con dirección al Tajo, en el que se integró Cifuentes”.

En el espacio atencino fueron surgiendo importantes núcleos de población –entre ellos, el cifontino–, algo que se debió a varios factores, como “la configuración geográfica del sur de la comarca, que se constituía una barrera natural frente a los musulmanes”. Además, tras la mal llamada «Reconquista», se impulsó “una política de concesión de privilegios de feria”, que fue un estímulo para la compra–venta de mercancías. El comercio llegó a ser muy relevante en los alrededores –también en Cifuentes–. En este contexto, el municipio “fue creciendo y evolucionando en su configuración como Concejo y cabeza propia de su jurisdicción”, tras independizarse de Atienza en el siglo XIII.

Sin embargo, “en 1253, el rey entregó el señorío de Cifuentes y de otros lugares cercanos –como Alcocer, Valdeolivas, Viana y Azañón– a su amante, doña Mayor de Guillén de Guzmán”. A pesar de ello, otro monarca posterior –Fernando IV– “concedió varios favores a las gentes de la localidad”. Entre ellos, “la exención del pago de portazgos por todo el reino”, así como “la protección de sus habitantes y propiedades en todas las jurisdicciones”. Unas decisiones que generaron –a comienzos del siglo XIV– que la localidad “viera crecer su población y su riqueza a costa de su numeroso y fuerte grupo de arrieros y recueros”.

Esta progresión económica permitió al enclave ir aumentando en patrimonio. El crecimiento cifontino se pronunció a partir del siglo XV, cuando los Silva ya eran señores del emplazamiento. “Desde 1431 la villa ofreció síntomas indudables de prosperidad y desarrollo”, explica la María del Mar Graña Cid. Por tanto, la relevancia de Cifuentes fue evidente desde la Edad Media. Un impacto que se ha conservado hasta la actualidad.

“Cifuentes continuó constituyéndose, durante los siglos XIX y XX, el centro de una densa comarca, correspondiente a la Alcarria Alta y parte de la Serranía del Ducado”, concluye el cronista provincial, Antonio Herrera Casado.

 

Bibliografía.
GRAÑA CID, María del Mar. «Urbanización y conexiones con el medio agrario durante la Baja Edad Media: el ejemplo de la villa alcarreña de Cifuentes», En la España medieval, 15 (1992), pp.: 121-136.
HERRERA CASADO, Antonio. Cifuentes, villa condal. Guadalajara: AACHE Ediciones, 1993.
HERRERA CASADO, Antonio. Guía de campo de los castillos de Guadalajara. Guadalajara: AACHE Ediciones, 2000.
NONELL MASJUÁN, Carolina. «Una antigua sinagoga en Cifuentes», Wad-al-Hayara: Revista de estudios de Guadalajara, 4 (1977), pp.: 245–47.
SERRANO BELINCHÓN, José. La Alcarria de Guadalajara. Guadalajara: Ediciones AACHE, 2003.