Cifuentes, destino literario

«Por miedo a la crítica, mientras que no hagáis mal, no dejes de hacer lo que en cada caso estiméis más conveniente» (Infante Don Juan Manuel)

Cuando se mencionan localidades guadalajareñas vinculadas a la literatura, todo el mundo piensa en Hita. Allí ejerció como arcipreste Juan Ruiz, el autor de «El libro del buen amor».

Sin embargo, existen otros muchos municipios arriacenses con una huella imborrable en las letras. Solo hay que leer «El viaje a la Alcarria» –de Camilo José Cela– para comprobarlo.

Uno de estos pueblos es Cifuentes. La mencionada villa se encuentra presidida por el castillo de Don Juan Manuel, el caballero–escritor responsable de múltiples obras. Entre ellas, «El conde Lucanor»…

Este noble llegó a ser señor cifontino, pasando largas temporadas en su castillo, que mandó edificar. Unas estancias en la zona que fueron debidas “a la abundante caza que siempre tuvo la Alcarria –una de sus grandes aficiones– y a la absoluta tranquilidad de aquellas tierras para entregarse de lleno a sus ocupaciones literarias”, asegura José Serrano Belinchón en su libro «La Alcarria de Guadalajara».

Sin embargo, la relación de Cifuentes con la escritura no finaliza aquí. Va mucho más allá. Por ejemplo, a inicios del siglo XIX –durante la Guerra de la Independencia– uno de los literatos galos más importante de todos los tiempos vivió en este municipio. “En 1810, el lugar fue ocupado por el general Hugo en una acción guerrera que pudo presenciar, siendo muy niño, su hijo Víctor, el que más tarde sería insigne escritor romántico francés”, confirma José Serrano Belinchón.

Y más de un siglo después, el premio Nobel de Literatura Camilo José Cela también pasó por esta villa durante su recorrido por tierras alcarreñas. Un periplo que desembocó en la redacción de uno de los libros más importantes de la España contemporánea. “El amigo del viajero habla con orgullo de Cifuentes. Mientras pasean por el pueblo, le va explicando su antigüedad. El viajero aprende que el castillo lo hizo Don Juan Manuel y la iglesia, una querida de Alfonso el Sabio que se llamaba Doña Mayor. El viajero recuerda, vagamente, que en un libro que leyó hace años llamaban a Don Juan Manuel turbulento y pendenciero. De Doña Mayor, el viajero no había oído hablar en su vida”, se explica en «Viaje a la Alcarria».

La visita a la localidad
Pero los encantos cifontinos no finalizan en su riqueza literaria. La población también presenta una gran variedad monumental. En primer lugar, la ya mencionada fortaleza, emplazada en lo alto de una loma que domina los alrededores. “Su construcción data de la primera mitad del siglo XIV, concretamente hacia 1324. La inició el magnate y señor de la villa, el infante Don Juan Manuel. Sin apenas reformas ni modificaciones en su estampa externa, ha conseguido llegar hasta nuestros días, conservando íntegras sus estructuras exteriores”, explica el cronista provincial Antonio Herrera Casado en su libro «Cifuentes, villa condal».

Sin embargo, el castillo no es el único ejemplo de este tipo de arquitectura existente en el municipio. Durante varios siglos, la villa estuvo completamente rodeada de fuertes muros. “Desde lo alto del cerro en el que se asienta el castillo partía una muralla de tapial que bajaba ciñendo la colina y que tiempo después se prolongó hasta poder abrazar a la localidad”, explica el cronista provincial.

De este antiguo perímetro amurallado, el visitante puede toparse –todavía– con algunos vestigios. Los mencionados restos se corresponderían con “dos torres, una de planta circular y otra cuadrada. Las mismas están reconstruidas en sus partes derruidas, siguiendo la pauta de lo previamente existente”, añade Herrera Casado.

Tampoco se debe pasar por alto el convento de Santo Domingo, de estilo manierista, “con dos impresionantes portadas cuajadas de escudos episcopales y dominicos”, explica el cronista provincial en «Guadalajara entera. Diez rutas para conocerla». Además, se debe hacer referencia a la portada de Santiago, situada en la iglesia parroquial del Salvador. “Es lo único que se mantiene en pie del primitivo templo románico levantado en el siglo XIII. […] Hubo de ser a finales del siglo XVI y primera mitad del XVII cuando –en sustitución de la anterior– se dio a esta iglesia su actual aspecto”, explica José Serrano Belinchón.

Y si todo esto le parece poco al viajero, puede deleitarse con la plaza Mayor cifontina –triangular y soportalada– o con diversos caserones, como el conocido bajo el nombre de «La Sinagoga». “Es una casa de dos plantas, con las ventanas más bien pequeñas y un patio de columnas. En el mismo hay un pozo de alto brocal, tapado con unas tablas”, describía Cela en «El Viaje a la Alcarria».

Todo ello sin pasar por alto el hospital de Nuestra Señora del Remedio, que ofrece “su edificio religioso con portada gótica, interior cuajado de escudos y un jardín periférico en el que se han puesto los arcos de su antiguo claustro”, confirma Antonio Herrera Casado.

Por tanto, Cifuentes es la mezcla perfecta entre patrimonio histórico y pasado literario. Una combinación que –a buen seguro– hará las delicias del paseante, que tendrá que permanecer en la localidad varios días para disfrutar de todos sus matices. También de sus anocheceres, como ya hizo el premio Nobel durante su Viaje a la Alcarria…

«La noche cae, con bastante rapidez, sobre Cifuentes. Encima del pueblo se recorta, solitario, el cerro de la Horca. La campana del Salvador, en la torre que una bomba partió por la mitad, como un cuchillo, hace ya rato que tocó a oración.

Una torre partida
por gala en dos;
el sol suena en la esquila
del Salvador.

El viajero piensa que mañana será otro día» (Camilo José Cela)

Bibliografía.
CELA Y TRULOCK, Camilo José. Viaje a la Alcarria. Barcelona: Destino, 2010.
HERRERA CASADO, Antonio. Cifuentes, Villa condal. Guadalajara: Ediciones AACHE, 1993.
HERRERA CASADO, Antonio. Guadalajara entera. Diez rutas para conocerla. Guadalajara: Ediciones AACHE, 1999.
SERRANO BELINCHÓN, José. La Alcarria de Guadalajara. Guadalajara: Ediciones AACHE, 2003.