Driebes asegura el futuro de Caraca

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

El yacimiento romano de Caraca, se convirtió oficialmente el pasado 26 de enero en la décima área arqueológica en ser declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en la provincia de Guadalajara. En la práctica, esto significa el compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha con el proyecto arqueológico que desde 2016 ha venido liderando el pueblo de Driebes (339 hab.). La nueva figura de protección se espera dé el impulso económico definitivo a las próximas campañas de excavación, además de “añadirle un valor patrimonial no solo a Driebes, sino a toda la provincia de Guadalajara”, según el concejal de Cultura, Turismo, Arqueología y Asociaciones, José Luis Aguado.

Por este motivo, el pasado día 8 de febrero, el equipo científico que dirige las excavaciones, junto con el ayuntamiento de Driebes, la delegación de Educación de la Junta de Comunidades y la Diputación de Guadalajara -además de la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara- ofreció en el Museo Provincial un recorrido por el devenir histórico del área donde se ubica el yacimiento.

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

Los vestigios encontrados en el paraje conocido como la Ermita Vieja de la Virgen de la Muela dan cuenta de la existencia de la presencia continuada de asentamientos humanos desde el neolítico hasta la época visigoda, lo que ha reescrito el relato de la prehistoria en la península ibérica, según los investigadores que trabajan en Caraca.

Muchos de los restos líticos aparecidos en las excavaciones, así como piezas del llamado Tesoro de Driebes, encontrado en la zona en 1945 y que se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, formarán parte de la exposición sobre Caraca que según se anunció en la conferencia, tendrá lugar en el Museo Provincial de Guadalajara a principios de 2025. Unos meses antes, el próximo otoño, el ayuntamiento de Driebes espera poder abrir el Centro de Interpretación en el que viene trabajando durante los últimos años.

Mientras, continúan las negociaciones entre el ayuntamiento de Driebes (339 hab.) y los propietarios de los terrenos para su cesión al pueblo, aunque no parece que de momento éstas vayan a llegar a buen puerto dadas las demandas económicas de los implicados.

Los arqueólogos estiman que el perímetro de la antigua ciudad romana es de cerca de ocho hectáreas, ocultas en la actualidad bajo dos parcelas dedicadas a cereal de secano. Los terrenos junto al río Tajo donde en las últimas campañas se ha descubierto una necrópolis visigoda con cientos de tumbas ya han sido donados a Driebes por su propietaria, una vecina de la localidad que prefiere preservar su anonimato.

Los dueños del cerro, por su parte, se han enrocado en una petición desorbitada que rondaría los doscientos mil euros. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo económico, el ayuntamiento ha contratado a un tasador y un arquitecto para su valoración. De no prosperar la venta –la próxima reunión tendrá lugar a finales de este mes de febrero-, el consistorio daría comienzo al proceso de expropiación, dado el interés público y el valor histórico del yacimiento.

Las lluvias de febrero dificultan la bajada por la barranquera desde Driebes a la vega del Tajo. En verano, el camino polvoriento y sin asfaltar conecta al visitante con la idea romántica que se tiene de la arqueología. Ahora, en pleno invierno, solo cazadores y agricultores, además de los propietarios de una urbanización vecina se internan por éste camino pedregoso. A siete kilómetros del pueblo, sobre un meandro del río, muy cerca de donde a mediados del siglo pasado se encontró el famoso tesoro de plata de la Cultura Carpetana, cerca de quince kilogramos de plata entre entre fíbulas, torques, recipientes, pesos, monedas y lingotes, se aprecia la excavación de la necrópolis visigoda. Desde allí se accede a la meseta superior por la antigua calzada romana aún hoy visible, jalonada por sillares procedentes de las antiguas construcciones caídos sobre la pendiente.

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

Una vez arriba, en el yacimiento, la vista es espectacular, con los meandros del Tajo, Illana y Estremera al fondo. Aquí vivieron los carpetanos, el pueblo bárbaro que ocupaba la Celtiberia pre romana. Los trabajos de las seis campañas arqueológicas llevadas hasta la fecha han permitido ir desvelando el palimpsesto de asentamientos sucesivos en estos territorios. El más importante, Caraca, que junto a Tarraco, Complutum, Metrida y Cartago Nova era una de las principales urbes de la Iberia romana y que sin embargo parecía desvanecida en el tiempo, poco más que un apunte en los registros históricos y en los escritos de los cronistas de la época, como Plutarco y Ptolomeo.

Caraca en ningún lugar. Caraca y la romanización de la Hispania Interior es el título del volumen publicado por los investigadores que trabajan en el yacimiento; Javier Fernández Ortea, Emilio Gamo Pazos y David Álvarez Jiménez, editado por la Diputación Provincial de Guadalajara. El suyo es el recopilatorio más extenso y exhaustivo presentado hasta la fecha sobre los hallazgos y donde se da cuenta de la importancia del yacimiento y su trascendencia, el que ha permitido reescribir la Historia, como han recogido medios internacionales tan prestigiosos como la revista National Geographic.

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

A tenor de lo descubierto por el equipo multidisciplinar de Caraca, es pausible y no descartable que bajo la ciudad cruzara el general cartaginés Aníbal el Tajo con sus famosos elefantes. Y es por tanto aquí, en este punto entre Driebes e Illana, donde habría tenido lugar la famosa batalla contra los carpetanos cuya audaz estrategia militar plasmaron los autores clásicos en sus textos. Los arqueólogos han encontrado restos asociados con el asedio de la ciudad por el general romano Quinto Sertorio, hacia el año 77 a.C. que concordarían con la narración clásica de Plutarco.

Bajo el sembrado de una parcela y el barbecho de otra, se perciben los restos de una ciudad romana apenas a unos centímetros bajo los pies. Al otear el horizonte es fácil fantasear con la imagen de Aníbal cruzando el río en el año 220 a.C., así como ubicar en la otra orilla, en Illana, el campamento militar cartaginés. Pese a lo incipiente de las excavaciones, en Caraca es posible sumergirse figuradamente en las termas que se excavaron en la campaña de 2018 y que se conservan en un estado asombroso más de dos mil años después de que alguien se bañara en ellas por última vez, y también visitar con la imaginación una antigua taberna donde aún puede leerse «AVE», la pintada gamberra que un romano tal vez beodo escribió en sus paredes.

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

A día de hoy, lo único visible en el cerro son los restos aún en pie de la Ermita de la Virgen de la Muela, construida en el s.XVI con materiales de aprovechamiento provenientes del yacimiento, como columnas y sillares. El resto, las catas de los edificios descubiertos gracias a la última tecnología disponible, como el georadar y los drones, así como el urbanismo de la ciudad, el foro, las termas e incluso, a distancia, el acueducto que abastecía de agua a Caraca, permanecen ocultos y protegidos a la espera de nuevos fondos que reactiven el proyecto. El objetivo, convertir en un futuro a Caraca en un parque arqueológico como el de Segóbriga, en Cuenca o la vecina Recópolis, en Zorita de los Canes, lo que contribuiría a la dinamización económica de esta comarca que afronta los desafíos que plantea su cercanía a municipios del sur de Madrid.

La apuesta de Driebes por los réditos turísticos que les pueda proporcionar el yacimiento es firme desde que en 2015 empezaron las excavaciones. Las distintas corporaciones municipales que han pasado por su consistorio no han cejado en el empeño de que el proyecto tuviera una continuidad. Hasta la fecha, la financiación para las campañas de excavaciones de cada verano provenía del compromiso de la Diputación Provincial, de sus exiguos fondos propios, dado el pequeño tamaño del municipio y de asociaciones privadas que han venido contribuyendo con sus escasos medios a hacer avanzar los trabajos.

Desde el consistorio reconocen la importancia que ha tenido hasta ahora la implicación de la sociedad civil en el proyecto arqueológico de Caraca, así como de entidades como la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara, y los ayuntamientos vecinos de Illana (776 hab.) y Brea. Se da la circunstancia de que la Asociación de Mujeres de Brea de Tajo (500 hab.) que repartió 120 millones de euros en la Lotería de Navidad de 2016 ha sido una de las principales fuentes de financiación de las excavaciones. Otro de los benefactores de Caraca es ADASUR, la Asociación para el Desarrollo Local de la Alcarria Sur de Guadalajara que agrupa a 35 municipios en el entorno de Mondéjar.

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

Casi una década después del inicio de los trabajos, la antigua ciudad romana continúa dormida bajo los sembrados. Hasta la fecha, el retorno económico y turístico de la urbe romana ha sido escaso, y aun así, cada verano Driebes aparece en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales dada la importancia de los descubrimientos que se van haciendo. Para mantener vivo este interés, el pueblo convoca un concurso anual de murales que cada primer fin de semana de julio llena de color y de visitantes esta pequeña localidad del sur de la provincia de Gudalajara.

Con los años, el Certamen de Pintura Mural con espray ‘Ruranos’, ha llenado de inesperadas obras de arte las paredes del pueblo cedidas por los vecinos. En palabras de su anterior alcalde, Javier Bachiller y próximo presidente de la Asociación Cultural AB Caraca Condita, este certamen «se ha convertido, por sí solo, en un reclamo turístico para la localidad y un complemento ideal para la propia ciudad de Caraca».

Fotos: Javier Bachiller
Fotos: Javier Bachiller

A la espera de la puesta en marcha del centro de interpretación, en Driebes se afanan en sacar adelante proyectos que mantengan el interés en las excavaciones. El primero, una ruta senderista entre el río y los campos de esparto bajo el epígrafe Caraca, entre agua y esparto, en referencia al cultivo tradicional de la zona. A tenor del avance de los trabajos, limitado a dos o tres semanas por campaña, hasta ahora en Caraca quedaba todo por hacer. Es de esperar que la nueva figura de interés cultural consiga el impulso que Driebes y el yacimiento llevan tanto tiempo esperando.