El «Cid» tuvo su castillo en Jadraque…

Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque
Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque

Hay localidades que se conocen por su legado histórico, patrimonial, literario y cultural. Incluso, algunas de ellas, un solo monumento les ha otorgado una importante fama. Es el caso de la fortaleza jadraqueña, situada en lo alto de un cerro que domina el valle del Henares. El complejo recibe el nombre de «castillo del Cid», aunque nunca estuvo relacionado con el mencionado caballero castellano. Dicha denominación se debe a Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primer «conde del Cid».

Este personaje fue el primogénito de Pedro González de Mendoza –el famoso Cardenal asociado a la Casa del Infantado– y Mencía de Lemos, recibiendo el referido título nobiliario –junto con el marquesado de Cenete– de manos de los Reyes Católicos. Él llegó a vivir en esta «plaza fuerte» jadraqueña y, por ello, lleva su nombre. Según su aspecto actual, el castillo es obra del último tercio del siglo XV, aunque pudieron existir construcciones anteriores en el lugar….

Sin embargo, la leyenda popular –que no histórica– indica que, en el siglo XI, las tropas cidianas –por consejo de Alvarfáñez de Minaya– pernoctaron en las cercanías del monumento, con el fin de arrebatárselo a los musulmanes. De esta forma, se podría continuar con la invasión del valle del Henares, hasta llegar a Guadalajara y Alcalá. “En la actualidad, esta hazaña se conmemora durante la «noche de Dan Juan», con una cena medieval, que desde hace más de tres décadas organiza la asociación cultural «Reconquista»”, confirman desde el Ayuntamiento de Jadraque.

Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque
Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque

Una luenga historia
En cualquier caso, lo que sí es cierto es la larga trayectoria que posee el complejo. De hecho, en el lugar pudieron existir asentamientos prehistóricos. Más tarde, durante la época andalusí, llegó a constituirse como una plaza defensiva. “Quienes han buceado por las entrañas de la fortaleza han encontrado vestigios de la Edad del Hierro y de la época romana. Además, todos coinciden que hubo una torre vigía islámica en la cumbre del cerro”, explican desde el Consistorio.

Sin embargo, los restos de estas épocas son escasos. La estructura actual del complejo es rectangular, ocupando gran parte de la colina en la que se asienta. “De la fortaleza de Jadraque se conservan apenas los gruesos muros principales de la construcción del siglo XV”, aseguran Julián García, Joaquín Grau y Carlos Martín en «La bóveda del aljibe del castillo de Jadraque».

Además, este recinto “ha sufrido numerosas reconstrucciones y cuenta con pocos huecos, más allá del acceso principal, situado al sur”, señalan los expertos. Precisamente, en dicha entrada se distinguen dos torreones semicirculares, que formaban parte de las seis atalayas del mismo tipo –más dos de planta cuadrada– que conformaban el perímetro del complejo. “El adarve, accesible a través de una escalera excavada en el muro, se encuentra almenado, como consecuencia de las reconstrucciones. También lo están algunas terrazas de las torres”.

Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque
Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque

Una vez dentro del complejo, el visitante disfruta de la grandiosidad del espacio. Decenas de metros cuadrados se abren frente a sus ojos, en lo que un día pudo estar ocupado –al menos, en parte– por diversas estructuras. “En el interior, vacío, uno de los patios alojaba el aljibe abovedado, enterrado, de planta circular y del cual se conservaban –hasta hace poco– sólo los muros perimetrales”, indican García, Grau y Martín. Empero, a día de hoy, esta construcción se ha restaurado…

Incluso, en el lugar llegó a existir una torre del homenaje. En origen fue de planta cuadrada, aunque –posteriormente– se le pudo agregar una «proa», hasta darle la forma definitiva. En la actualidad, apenas quedan vestigios de la misma. Asimismo, dentro de la fortaleza también hubo un patio central renacentista, cuyo diseño se atribuye a Juan Guas. Este arquitecto fue muy apreciado en la época, siendo responsable –por ejemplo– del palacio del Infantado. “Las obras del claustro se acabaron en 1492 y todavía es posible apreciar su cimentación”, aseguran desde el Consistorio.

El inicio del fin
Sin embargo, la historia de la «fortaleza del Cid» no fue eterna. Tras el fallecimiento de Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, la gloria del lugar comenzó a decaer lentamente. Una vez consumado el casamiento de la primogénita del conde con uno de los duques del Infantado, el mencionado complejo quedó encuadrado dentro del patrimonio de esta familia y –progresivamente– el conjunto se fue quedando sin uso…

Una situación que se profundizó durante la Guerra de Independencia –acaecida a inicios del siglo XIX–, en la que se desarrollaron diferentes escaramuzas en sus alrededores. Años después, el monumento fue comprado por los Duques de Osuna, hasta que fue adquirido por el Consistorio jadraqueño. “Desde 1899 es de titularidad municipal, tal y como se certificó en subasta pública, previo pago de 305 pesetas de las de entonces”, describen fuentes de la institución.

Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque
Castillo de Jadraque. Fotografía cedidas por Excmo. Ayuntamiento de Jadraque

“A partir de ese momento, el castillo siempre ha sido motivo de orgullo y desvelo para todos los jadraqueños, incluido para el poeta José Antonio Ochaíta, quien colaboró –encarecidamente– en el impulso de las obras de reconstrucción de la fortaleza tras la contienda civil [durante la que también sufrió daños]”. De hecho, las rehabilitaciones se han sucedido a lo largo de todo el siglo XX. No en vano, “tal y como se ve el complejo en la actualidad es posible gracias a la última intervención que despejó las murallas exteriores y abrió una pasarela casi perimetral”.

Las mencionadas facilidades han permitido una gran afluencia de público a este monumento. Sin ir más lejos, el año anterior a la pandemia, más de un millar de personas lo recorrieron. Unas cifras que, sin embargo, “se han visto mermadas por la COVID–19”, aseguran desde el Ayuntamiento. A pesar de ello, existe la posibilidad de seguir conociendo el complejo. “El número de asistentes que pueden formar parte de cada grupo varía en función de la evolución de la pandemia, siendo ahora de 10 personas como máximo”, indican desde la Oficina de Turismo.

Por tanto, Jadraque bien merece una visita. Sólo aproximarse a su fortaleza –y a la historia que la acompaña– es causa más que justificada para acudir a esta localidad. Gracias a ello, se tendrá la oportunidad de conocer el «cerro más perfecto del mundo». Una afirmación que se atribuye al filósofo José Ortega y Gasset a principios del siglo XX cuando, desde la lontananza, divisó el promontorio sobre el que se asienta el monumento…

Bibliografía.
GARCÍA, Julián, GRAU, Joaquín y MARTÍN, Carlos. «La bóveda del aljibe del castillo de Jadraque». En Santiago HUERTA FERNÁNDEZ (Coord.). Actas del Séptimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2011.