Uno de los grandes valores que tienen las ciudades grandes o pequeñas, pueblos o pueblecitos, son sus parques. Son lugares de esparcimiento de los vecinos, de solaz, de descanso, de juegos de la chavalería, de paseo de los mayores y de escondite preferido para las parejas de novios.
Guadalajara presumía de tener uno de los parques más bonitos y más queridos entre la población: el de la Fuente de la Niña; pero un día el ayuntamiento decidió hacer obras de remodelación, por cierto que los vecinos no saben que obras se han hecho, y delimitaron el parque con una verja. La medida no esta mal, sí es para evitar los destrozos de los gamberros, pero hasta el día de hoy, y ya son muchos los meses, el parque sigue cerrado.
A muchos vecinos les gustaría, ahora en la noches de verano, pasear por el parque de La Fuente de la Niña, pero no lo pueden hacer porque el ayuntamiento sigue empeñado, y nos sabemos las razones, en mantenerlo cerrado.
¿Algún día se abrirá?