El Sahara está presente en Guadalajara

El pasado 18 de marzo, viernes, se daba un giro de 180 grados a la política exterior española. Se difundía –públicamente– la nueva postura del Ejecutivo de Pedro Sánchez en torno al Sahara. Justo en ese momento, se abandonaba la tradicional neutralidad de nuestro país sobre el futuro de dicho territorio –provincia española hasta 1975–. Y, en su lugar, se apoyaba el plan autonomista presentado por Marruecos. El Gobierno alauí, desde la retirada de España, siempre ha reclamado la soberanía del mencionado espacio.

“España considera la iniciativa de autonomista marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver las diferencias”, se señalaba en la carta enviada por el Gabinete socialista al rey Mohamed VI. Como consecuencia, la antigua provincia hispana se integraría en Marruecos, aunque con ciertas especificidades, de acuerdo a una hoja de ruta establecida por la nación vecina. El Sahara se convertiría en una “región autónoma” con cierto número de competencias en aspectos administrativos, judiciales, tributarios, culturales o de obras públicas. Pero las funciones defensivas, de relaciones internacionales, religiosas o monetarias dependerían de Rabat.

Una propuesta a la que se ya se habían adherido –previamente– Estados Unidos, Francia o Alemania, y a la que el Ejecutivo de Madrid se había resistido hasta el 2022. Sin embargo, con este cambio de posicionamiento se ha pretendido subsanar la crisis diplomática abierta entre Marruecos y España desde el año pasado, a la par que se ha intentado asegurar la integridad territorial española –en referencia a Ceuta, Melilla y Canarias–. Así lo ha defendido el Gobierno hispano. Al menos, la parte de la coalición correspondiente al PSOE. Pero, como siempre, el gran perjudicado será el pueblo saharaui, al que no se ha consultado. Su futuro ya no pasará por la celebración de un referéndum –como solicitan las instancias internacionales–, sino por una negociación intergubernamental, de la que han sido ajenos.

Desde Henares Al Día hemos querido dirigirnos a la comunidad saharaui existente en Guadalajara, para conocer su opinión. Hemos conversado con Mohamed, un profesional procedente del mencionado territorio, aunque muy vinculado a Guadalajara desde pequeño. Le ha acompañado Elisa San Miguel, presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en nuestra provincia.

¿Qué les parece el cambio de postura del Gobierno de España en relación al Sahara?
Mohamed. Es una traición. Se trata, además, de una medida que contraviene la legalidad internacional. De hecho, las Naciones Unidas abogan por una solución justa, duradera y mutuamente aceptada por las partes, que provea de la libre determinación a los saharauis.

Elementos que no se cumplirían con esta propuesta. Al mismo tiempo, dicha decisión llega en un momento de crisis energética, en el que –también– se está produciendo una guerra en Europa. Y si esto fuera poco, con el referido cambio de actitud se ha conseguido cabrear al principal proveedor de gas de España, que es Argelia [un país que ha sido el tradicional protector del Sahara y del Frente Polisario].

Asimismo, es muy llamativo que la mencionada decisión venga del PSOE y del «gobierno más progresista» del país…. La actitud de Podemos es, igualmente, lamentable. Sus miembros han llegado a colgar la bandera saharaui en el Congreso, pero continúan apoyando al Ejecutivo. Entiendo que un Gabinete en España no deba caer por este asunto, pero ha sido un posicionamiento bastante frustrante. Sobre todo, porque este tema ha marcado la política exterior española de los últimos lustros. No hay prácticamente ningún partido político que no mencione al Sahara. Es una cuestión que importa e interesa a la sociedad.

Elisa San Miguel: En realidad, no se ha producido un cambio de posicionamiento. Simplemente, se ha hecho más visible. Pero la postura de España ha estado clara desde hace años. Siempre se ha encontrado latente la idea de establecer una autonomía dependiente de Marruecos…

Desde el Gobierno de Pedro Sánchez se asegura que durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero (2004–2011) ya se aceptó la opción autonomista para el Sahara Occidental. ¿Qué opinan de ello?
Mohamed. Recuerdo una imagen de 2006 en la que Zapatero estaba saludando a Mohamed VI, rey alauí. En la estampa se distinguía un mapa de Marruecos al fondo, en el que aparecían unas fronteras marroquíes muy extensas. Incluso, incluían a Andalucía. Al fin y al cabo, la meta de la monarquía vecina es constituir el «Gran Marruecos», llegando hasta Senegal…

Zapatero fue el representante del lobby marroquí en España, pero nunca llegó al nivel de ahora. Si el actual Ejecutivo español se basase en la legalidad internacional –como recalca contantemente–, no hubiera aceptado la opción autonomista.

Por tanto, el nuevo posicionamiento de nuestro país, ¿a qué se debe? ¿Estaría relacionado con la presión migratoria en Ceuta y Melilla?

Elisa San Miguel: El Gobierno español asegura que han adoptado esta nueva perspectiva a cambio de que Marruecos deje en paz a Ceuta, Melilla y Canarias. El problema es que este extremo nunca ha estado en discusión…

Mohamed. Sólo hay que dar tiempo al Ejecutivo marroquí. Cuando termine el asunto del Sahara se retomarán las reivindicaciones sobre de Ceuta y Melilla. Ya lo ha mencionado el primer ministro alauí en la televisión egipcia…

Entonces, ¿qué explicación puede tener el cambio de postura de Pedro Sánchez?
Elisa San Miguel: La acogida en 2022 en España a Brahim Gali, secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática –debido a su infección por COVID19–, supuso un punto de inflexión en las relaciones hispano–marroquíes…

Y en este contexto, ¿qué papel han jugado Estados Unidos y Francia?
Mohamed. EE.UU., a través de su secretario de Estado, Antony Blinken, apoyó el plan de autonomía en una visita que realizó a Rabat. Sin embargo, durante ese mismo viaje –pero en Argel– también dijo que el Sahara era «un tema de descolonización». A cada uno le dio lo suyo…

No obstante, Francia siempre ha brindado su apoyo a los marroquíes. Los franceses son los valedores de los alauíes en el marco de la Unión Europea, a pesar de que han llegado a espiar a su presidente, Emmanuel Macron, con el programa «Pegasus».

En cambio, España estaba –hasta no hace tanto– en una posición bastante fuerte. Había parado los pies a las pretensiones de Marruecos en torno al Sahara Occidental, pero –al final– se ha plegado al chantaje de Mohamed VI.

¿Estamos entregando a los saharauis a una dictadura?
Mohamed y Elisa, al unísono: ¡Absolutamente!

Elisa San Miguel: De hecho, esta cesión ya se ha hizo –de facto– hace muchos años. Sólo hay que observar cómo sobrevive la gente que radica en los territorios ocupados del Sahara.

Mohamed. Parece ser que para el imaginario occidental hay «dictaduras buenas» y «dictaduras malas». Entre las primeras se encontrarían las que nos surten de petróleo y gas. Sin embargo, en algún momento pueden pasar a ser malas. Sólo hay que recordar el cambio de perspectiva en torno a Muamar el Gadafi, gobernante de Libia hasta 2011. Lo mismo ha ocurrido con Vladimir Putin, a quien llegaron a entregar la llave de la villa Madrid, pero ahora es el diablo.

¿Qué va a ocurrir con los campamentos de refugiados que existen en territorio argelino?
Mohamed. Seguirán en funcionamiento. No pueden obligar a sus moradores a que sean marroquíes. Pero insisto, la legalidad internacional reconoce el derecho de autodeterminación del Sahara. ¡Que dejen decidir a los ciudadanos! Y si, por mayoría, quieren integrarse –como autonomía– en el reino alauí, adelante. Lo que ocurre es que, en la actualidad, se les está forzando a optar por una alternativa concreta sin haberles consultado…

¿En qué papel queda el Frente Polisario, legítimo representante de los saharauis, tras el viraje adoptado por España?
Mohamed: No cambia en nada, porque la postura del Polisario sigue siendo la misma. De hecho, en noviembre de 2020 decidieron volver a las armas. Sin embargo, es cierto que el cambio de posicionamiento del Ejecutivo español ha sido un duro palo, ya que –como potencia administradora– no ha ayudado. Pero tampoco ha entorpecido…

En este sentido, ¿cómo ven la opinión del pueblo de España –más allá de sus gobernantes–– en torno al Sahara Occidental?
Elisa San Miguel: Por regla general, se tiende a la indiferencia.
Mohamed: En este caso, no estoy de acuerdo con Elisa. La nueva postura ha generado una de las primeras unanimidades de todos los partidos representados en el Congreso en lo que llevamos de legislatura. Pedro Sánchez se ha quedado solo. De hecho, mucha gente del PSOE se ha posicionado en contra de la decisión del Ejecutivo socialista. La sociedad española siempre ha sido muy clara en este aspecto. No en vano, los principales apoyos que hemos recibido los saharauis han llegado de Argelia y de los ciudadanos de España.

En el caso de Guadalajara, ¿cómo ha afectado este cambio impulsado por Pedro Sánchez? ¿Ha influido en el trabajo de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui?
Mohamed: Hace unas semanas, éramos una entidad que se iba a disolver. Pero las nuevas circunstancias han ayudado al nombramiento de una nueva junta directiva, con muchas ganas de seguir trabajando.

Elisa San Miguel: La asociación sufrió un duro golpe durante la pandemia, con la paralización del programa de «Vacaciones en Paz», que permitía a los jóvenes saharauis pasar el verano en la provincia. Por ello, estábamos un poco desolados. No obstante, el nuevo posicionamiento gubernativo nos ha servido de aldabonazo.

¿Se va a mantener el programa «Vacaciones en paz»?
Elisa San Miguel: Se va a retomar este verano. Ahora, nos encontramos en el proceso de captación de familias de acogida.
Mohamed: Vamos a continuar realizando lo que veníamos haciendo hasta ahora. En definitiva, seguiremos visibilizando, apoyando, enseñando y mostrando a la sociedad arriacense la realidad de los saharauis.