Fotografiar la picota de Fuentenovilla

Hace unos años, el escritor Felipe María Olivier López-Merlo publicó, bajo el sello editorial de Aache Ediciones, un sencillo libro en el que hacia un extensivo catálogo del medio centenar largo de royos y picotas en Guadalajara bajo el título de Rollos y picotas de Guadalajara. Conviene que el viajero se haga con él porque encontrará muchos detalles de esta clase de elementos arquitectónicos cuyo trasfondo excede el meramente ornamental.

Cuando un pueblo obtenía el título de villa o de villazgo y podía gobernarse por sí misma e incluso repartir justicia, lo ostentaba a los cuatro vientos y colocaban rollos o picotas simbólicas en los caminos, a la entrada de los pueblos o en cualquier ubicación visible. Los rollos eran símbolo de jurisdicción y ahí se reunían las autoridades de la villa en época medieval, entre otras cosas, para administrar Justicia en nombre del rey. Los rollos y picotas servían para ajusticiar a los reos que eran condenados y exponerlos así a un escarnio público.

Muchos de estos rollos y picotas se perdieron con el paso de los años. Otros debieron de ser demolidos a tenor de lo decretado tanto por las Cortes de Cádiz como por la Reina María Cristina. La mayoría de los pueblos no acataron dicho ordenamiento y estas picotas han llegado hasta nuestros días gracias un decreto de 1963 en el que se ordenó su protección.

El grado de interés artístico de las picotas es muy desigual en los ejemplares que aún se conservan en la provincia. En algunos casos se limitan a una simple grada más o menos circular y a una columna de piedra, como la de Atanzón, una de las más antiguas de Guadalajara. Entre las más atractivas se sitúan las de Cifuentes, Budia, Moratilla de los Meleros, El Pozo de Guadalajara y, por supuesto, la de Fuentenovilla. Galve de Sorbe es el único municipio de Guadalajara con dos picotas, siendo la de la plaza la más interesante desde el punto de vista artístico.

Pero, en todo caso, la picota de Fuentenovilla es, posiblemente, la más bonita e interesante de las todas las picotas que podemos encontrar en la provincia. La villa se encuentra situada en plena comarca de la Alcarria, al borde de los arroyos que van a dar sus aguas al Tajuña. El pueblo obtuvo el privilegio de villazgo en 1458 y como símbolo levantaron un rollo. De hecho, poco antes de 1534 se levantó la actual picota que se sitúa en el centro de la ancha y bella Plaza Mayor, frente al ayuntamiento de la localidad y de la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.

La picota, como explica el historiador Aurelio García López en su libro Fuentenovilla en la Edad Moderna (Editores de Henares, 2015), consiste en tres gradas de piedra y, en la parte superior, se añade un pedestal también de piedra. Sobre éste se levanta una columna en dos partes, la primera lisa y la segunda con moldura, además de un friso con decoración vegetal y fuste acanalado. Las columna se remata con un capitel corintio. De sus cuatro equinas sobresalen sendos cuerpos de monstruos humanos con cabezas de animales, pecho cubiertos de plumas, cabellera ensortijada y una mezcla de brazos y alas. Sobre las cabezas hay un ábaco y una cornisa que a su vez sustentan un pequeño templo balaustrado y coronado con un chapitel piramidal de dos cuerpos decorados con escamas. Y rematada con una cruz de hierro a modo de veleta.

Aunque se desconoce su fecha exacta de construcción, sí se puede consignar que se trata de un exponente claro del Renacimiento pleno con pureza de líneas y una calidad en las formas. La plaza donde está la picota lo cierra, por un lado, el bello edificio del ayuntamiento, que ha sufrido diferentes reformas desde su construcción primitiva y que tiene una bella torre del reloj con campanario de hierro. Al otro lado se encuentra la iglesia de la Asunción, que forma una bonita estampa de la plaza. Es un edificio renacentista en su cabecera y de arquitectura barroca en la nave del templo. Ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de su historia aunque a buen seguro su origen es románico.

En la visita a Fuentenovilla, además de la picota, tampoco puede faltar la Fuente de Abajo, una magnífica obra con escudo de los Mendoza; y la fuente de los Borricos, obra original del siglo XVI y muy cerca está el viejo lavadero.