El futuro de la ganadería en la Sierra

La Sierra aglutina la mayor cabaña ganadera de la provincia (Foto APAG)
La Sierra aglutina la mayor cabaña ganadera de la provincia (Foto APAG)

Octubre es el mes otoñal por excelencia. Recibe las lluvias, ve caer las hojas de los árboles y atrae los primeros fríos –siempre que el cambio climático lo permita, claro–. Sin embargo, la grandiosidad de esta mensualidad no finaliza aquí. En múltiples partes de Castilla también es el momento en el que comienzan a sucederse determinadas costumbres y celebraciones. Y Guadalajara no es una excepción. Entre las tradiciones que tienen lugar estos días se encuentra la Feria de Ganado de Cantalojas.

Se trata de un encuentro que, año tras año, reúne a centenares de profesionales y visitantes interesados en este mundo. Durante el evento –que se prolonga a lo largo de una jornada– se suceden demostraciones, talleres y actividades lúdicas, que generan un gran interés entre los asistentes. Una seducción que provoca que la Feria se haya labrado un espacio en el calendario festivo de la provincia. Este 2017 ha cumplido su 33 aniversario.

Sin embargo, los orígenes de la cita son muy anteriores. Se remontan a la década de 1940. “Entonces, la Feria duraba tres días”, rememora el alcalde de la localidad, José Ramón Fernández Gordo.  “La gente venía andando con el ganado desde todos los pueblos de la zona, y dormían en la pradera donde se desarrolla el evento. De esta forma, se quedaban cuidando sus vacas”, recuerda el primer edil.

Precisamente, durante los tres días que se prolongaba la propuesta se producían multitud de tratos. Había un importante trasiego comercial. Sin embargo, esta realidad –con el tiempo– se ha ido transformando. “La Feria, hoy, es más simbólica que otra cosa. Prácticamente no se vende nada”, comenta el presidente de la asociación de Ganaderos de la Sierra Norte, Juan Arenas. De hecho, los conductos de compraventa se han diversificado. Actualmente existen otras vías.

No obstante, la propuesta cantalojeña sigue conservando una de sus funciones principales. “Se constituye como un punto de encuentro entre nosotros, los ganaderos”, confirma Arenas. Por lo que, en su seno, surgen múltiples conversaciones, en las que se analizan los problemas que atraviesa el sector.

 (Foto APAG)
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Una sucesión de problemas
Estas inquietudes pasan, sobre todo, por una serie de ejes que son compartidos. El primero de ellos tiene que ver con la climatología. Y, más concretamente, con la falta de precipitaciones. La famosa sequía, que no sólo está afectando a la agricultura. También perjudica a las explotaciones ganaderas, que multiplican sus costes al tener que complementar la alimentación de las reses con productos extra. Los pastos se han reducido drásticamente por la escasez pluviométrica, y hay que acudir a los piensos. Incluso, están apareciendo dificultades para “encontrar puntos de agua bebibles”, asegura Ángel Morales, director técnico y jefe veterinario de ASAJA-Guadalajara.

“El ganadero, ante estas circunstancias, la única medida que puede tomar es mantener a su cabaña en las mejores condiciones de carne”, confirma Morales.
– Pero, ¿en qué se traduce esto? -, le pregunta el periodista.
– En lo que están haciendo todos los profesionales del sector, en acompañar la alimentación del ganado con piensos concentrados -, contesta el director técnico y jefe veterinario de ASAJA-Guadalajara.

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Además, Morales también lanza una serie de ideas a los poderes públicos. “La administración puede proporcionar al ganadero ayudas, herramientas de financiación o préstamos de algún tipo, para poder paliar dicho aumento de costes”, indica. Pero desde la Junta de Comunidades todavía no han diseñado medidas en este sentido, aunque reconocen que “la sequía es un tema importante”. “Pero, por el momento, no hay nada arbitrado en torno a este asunto”, aclara Santos López, director provincial de Agricultura, Medioambiente y Desarrollo Rural.

Sin embargo, los contratiempos nunca llegan solos. Y si la falta de lluvias es una cuestión a tener en cuenta, no lo es menos la tuberculosis, que también está afectando al ganado serrano. “Se limita el movimiento de toda la cabaña bien porque haya habido un caso de la enfermedad en su seno o porque hubiera pastado en praderas en las que, anteriormente, haya estado un animal afectado”, explica Ángel Morales.

En este sentido, desde la administración regional recuerdan la obligatoriedad de realizar los controles sobre dicha enfermedad. “Se deben hacer los saneamientos, pruebas y vacunaciones correspondientes, para intentar ser indemnes a la tuberculosis”, relata Santos López. “Y si surge algún caso de contagio entre animales, el proceso es conocido. Se debe sacrificar al ejemplar por el bien de la salud pública”, describe. “Además, el ganadero afectado ha de ser indemnizado”, añade el director provincial.

 (Foto APAG)
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¿Y qué pasa con el lobo?
Pero no hay dos sin tres. A la sequía y a la tuberculosis se deben unir las supuestas agresiones de los lobos al ganado. “Los más afectados han sido pequeños rumiantes y terneros”, aseguran desde ASAJA–Guadalajara. Pero no hay que olvidar que el mencionado cánido es una especie protegida. Por ello, Ángel Morales mira hacia la administración en busca de soluciones. “Lo que se debe hacer es pagar las indemnizaciones en tiempo y forma”, asegura. Una petición que es compartida por Juan Arenas. “Se comprometieron a reintegrar una cantidad de dinero, pero llevamos una veintena de ataques y aquí nadie ha abonado nada”, asevera.

Desde la Junta de Comunidades se defienden. “El 18 de julio salió la Orden para poder remunerar los siniestros producidos tanto por lobos como por necrófagas [buitres]”, recuerda Santos López. “Queremos que los pagos se realicen inmediatamente”, asegura. Pero el director provincial se muestra más ambicioso. No se conforma únicamente con las ayudas paliativas. También enuncia las preventivas. Entre ellas, la instalación de vallado eléctrico en las fincas, la compra de mastines o el desarrollo de charlas formativas, para concienciar a los ganaderos sobre las formas de prever el ataque de los lobos.

Además, desde Ecologistas en Acción se mencionan algunos elementos a considerar a la hora de aplicar estas ideas. “Se requiere que el mastín esté desde cachorro con el ganado, para que reciba la impronta del mismo y que piense que es un animal más del rebaño, al que defenderá en caso de agresión”, indica Fernando Santander, miembro de la mencionada organización naturalista. No obstante, “algunos profesionales usan al perro como una simple forma de manejo de la cabaña, con lo cual pierde su eficacia para protegerla”, añade.

En cualquier caso, desde el movimiento ambientalista no quieren poner el foco exclusivamente sobre el asunto del lobo. “Si atendemos a la cifra total de ataques, no son tan graves como se piensa, aunque es cierto que al ganadero perjudicado le supone un grave perjuicio”, indica Fernando Santander. “La población de este cánido protegido se encuentra en estado crítico, como también lo está el medio natural en el que se desenvuelve y que contribuye a que haya más agresiones. Si esta especie tuviera comida en estado salvaje –corzos, ciervos, etc.–, no tendría por qué lanzarse contra las explotaciones ganaderas”, añade.

Celebración de la Feria de Ganado en Cantalojas (Foto Diputación Provincial de Guadalajara)
Celebración de la Feria de Ganado en Cantalojas (Foto Diputación Provincial de Guadalajara)

Los caprichos del mercado
Asimismo, desde el movimiento ecologista se asegura que la mala coyuntura que atraviesa actualmente la ganadería es un asunto más complejo de lo que se dice. “El lobo es un problema. No lo voy a discutir. Pero el sector tiene una crisis tremenda que también es debida a otros factores”, explica Juan José Díaz Barahona, ex miembro de la junta rectora del Parque Natural de la Sierra Norte. “La procedencia de la carne es cada vez más lejana, más barata y de menor calidad. Y el consumidor busca el buen precio”, añade. “Los piensos son más caros y el precio del kilo de producto, menor”, complementa.

Un proceso que dificulta la viabilidad de muchas de las explotaciones de proximidad existentes en la Sierra Norte. Esta situación ha generado una desafección muy importante entre sus propietarios, que aflora ante circunstancias concretas. “En el momento en que se genera un ataque de lobo, el drama se hace con este animal. Es cierto que se trata de un problema, pero no es el más importante. Sólo es la punta del iceberg”, añade Díaz. “La cuestión surge en el seno del actual mercado, que no se preocupa del ganadero que vive en un pueblo de la Serranía de Guadalajara”, complementa.

Por ello, una solución pasaría por reforzar las marcas de calidad, en las que se incluya la producción arriacense. Se trata de una propuesta que apoya tanto Santos López –representante de la Junta de Comunidades– como la diputada provincial del PP, Lucía Enjuto. “Debemos reivindicar la mencionada carne”, explica esta última. “Desde la administración somos conscientes que hay que ayudar a este sector lo máximo posible”, añade López.

A las organizaciones ecologistas también les parece muy razonable la idea. “A corto y medio plazo, la recuperación de razas tradicionales que tengan especial aptitud para carne, leche, pieles y otros productos procedentes de la ganadería puede ser una oportunidad para crear una marca de calidad reconocible en los mercados de alimentación gourmet”, indica Fernando Santander. “Es necesario apoyar a los ganaderos para que conozcan la forma de acceder a dichos circuitos y que el grueso del beneficio no se quede en los intermediarios”, apunta.
Sin embargo, hasta que no se condensen estos planteamientos, la situación económica de los profesionales del campo no mejora. El injusto comportamiento de la actual industria agroalimentaria, la sequía, la tuberculosis y los ataques al ganado provocan que los gastos de este negocio se multipliquen. “El ganadero está soportando unos costes que dificultan la viabilidad económica de su explotación”, denuncian desde ASAJA.

Una situación que está comenzando a afectar al habitual arrojo de los profesionales del sector. “El estado de ánimo es de pesimismo absoluto”, confirman desde la mencionada organización agraria. “Cuando a un profesional del campo se le mueren las ovejas o los terneros, el sentimiento que tienen es de dolor e impotencia, porque al fin y al cabo es su vida”, indica Lucía Enjuto.

Por tanto, desde diferentes instancias insisten en la relevancia de la figura del ganadero y en la importancia de apostar por ella. “Nadie desea que desaparezca del mundo rural y que, por tanto, la Sierra Norte se quede despoblada”, concluye Ángel Morales, de ASAJA-Guadalajara. “La situación va a peor. Únicamente somos 55 ganaderos en toda la Serranía”, expone Juan Arenas.

Pero, a pesar de esta situación, el presidente de los ganaderos serranos no quiere caer en la desmoralización absoluta. “Existe la esperanza”, indica. “Está demostrado que la producción intensiva-industrializada es insostenible ambiental, social, sanitaria y económicamente, por lo que, a largo plazo, la ganadería extensiva y tradicional es la única vía posible”, subraya Fernando Santander, de Ecologistas en Acción.

Y es en este contexto en el que se deben enmarcar tradiciones como la Feria de Cantalojas. El evento ya ha perdido parte de su espíritu comercial inicial. Sin embargo, todavía se constituye como un punto de encuentro entre los productores de la Serranía. Unos ganaderos que, mayoritariamente, realizan su actividad de forma extensiva y respetuosa con el medio ambiente. Así lo han hecho durante siglos. Sólo hace falta que se apoye más decididamente a esta actividad, que –a pesar de sus problemas– tiene un gran porvenir. Porque, al fin y al cabo, nuestra alimentación depende de ellos. Está en sus manos…