Guadalajara, en clave de logia

Mandil mason
Mandil mason

Contubernio. Misterio. Conspiración. Éstos son algunos de los conceptos que, habitualmente, se asocian a la Masonería. Sin embargo, no siempre son ciertos. En nuestro país, las logias, para ser legales, deben inscribirse en el registro de asociaciones. Por tanto, su existencia es pública. Así lo marca la Constitución de 1978. En su artículo 22.5 se prohíbe la existencia de organizaciones secretas. En consecuencia, la Fraternidad no está oculta. Todo lo contrario.

De hecho, algunos de sus organismos más importantes, como la Gran Logia de España (GLE), cuentan con una presencia constante en diferentes foros, tanto especializados como genéricos. E, incluso, se puede consultar su página web. Por consiguiente, la realidad no se corresponde con la leyenda negra de secrecía que persigue a la Hermandad.

Sin embargo, ¿en qué consiste la Masonería? “La definición puede variar dependiendo de la época y del lugar”, asegura el historiador Yván Pozuelo. Sin embargo, en la actualidad, se podría acercar a la descripción realizada por el especialista José Antonio Ferrer Benimeli. “Se trata de una escuela de formación humana que, abandonadas las enseñanzas técnicas de la construcción, se transforma en una asociación cosmopolita que acoge en su seno a hombres de diferente lengua, cultura, religión, raza y convicciones políticas, pero que coinciden en el deseo común de perfeccionarse por medio de una simbología de naturaleza mística o racional, y de prestar ayuda a los demás a través de la filantropía y la educación”, explica.

Constituciones de anderson
Constituciones de anderson

En este sentido, la mencionada organización tendría su origen primigenio en los gremios de constructores de las catedrales medievales. Era el momento de la «Masonería Operativa». No obstante, bajo su forma actual –también conocida como «Masonería Especulativa»– apareció el 24 de junio de 1717. Fue la fecha en la que se fundó la Gran Logia de Londres. Esta evolución se debió a la transformación de la entidad en una suerte de “sociedad de ideas”, tras abrir sus reuniones a personas tradicionalmente alejadas de la actividad gremial, según asegura el periodista José Luis Trueba Lara.

Estos nuevos miembros “buscaron en las logias el lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes intelectuales, interesados por el humanismo como fraternidad, por encima de las oposiciones sectarias que habían acarreado tanto la Reforma como la Contrarreforma”, confirma Ferrer Benimeli. Un proceso que tuvo su culmen en 1723, con la publicación de las «Constituciones de Ánderson». En este texto –escrito por los religiosos Anderson y Désaguliers– se plasmaron algunos de los postulados de la corriente masónica especulativa. Posteriormente, las logias encuadradas en esta nueva tendencia se fueron extendiendo por diversos países y territorios del mundo, incluido España.

Pero, en la actualidad, ¿qué relevancia tienen las logias hispanas? Los lugares con mayor presencia fraterna se corresponderían con el levante, el sur y la capital. “Destacan Alicante, Canarias, Madrid, Barcelona, Málaga y Murcia”, asegura Yván Pozuelo. “La extensión kilométrica de Andalucía la pone obviamente en primer lugar”, añade. Una distribución geográfica que es confirmada por la GLE. “Hay, de forma clara, una concentración de actividad en las provincias mediterráneas. No es algo nuevo. Históricamente, estas regiones, más abiertas al mundo, han tenido una tradición masónica más intensa que la España interior. La única excepción es Madrid”, explican desde esta entidad.

“En el caso de Castilla-La Mancha, a día de hoy, sólo existen hay dos talleres de la GLE que trabajan con regularidad. Se trata de las logias «San Juan de los Llanos, número 36», con sede en Albacete, y «Aleph, número 147», ubicada en Toledo. No obstante, a lo largo de los siglos XIX y XX ha habido representación en toda la Comunidad Autónoma”, relatan desde la GLE.

Templo masónico Santa Cruz de Tenerife, el más conocido de España
Templo masónico Santa Cruz de Tenerife, el más conocido de España

Y Guadalajara, ¿qué?
Pero, en nuestra provincia, ¿existe actividad fraterna? Actualmente, parece que no. “A día de hoy no existe ninguna logia activa en Guadalajara, aunque sí hay hermanos que residen aquí”, aseguran desde la GLE. “La proximidad a Madrid parece ser la explicación a esta situación, pues los guadalajareños/as deben desplazarse a la capital española para llevar a cabo la práctica masónica, a la espera de poder hacerlo en su ciudad cuando superen el número mínimo de personas para formar una cédula de estas características”, añade Yván Pozuelo.

Sin embargo, a lo largo de los años sí que han existido talleres en este territorio. Durante el Trienio Liberal –que se prolongó entre 1820 y 1823– pudo haber algunas agrupaciones de estas características. En concreto, tres. Una en la capital provincial, otra en Sigüenza y una más en Jadraque. Empero, se trata de una afirmación que no convence a algunos expertos. “Ferrer Benimeli duda de la autenticidad de esta información y no trata a estas sedes de plenamente masónicas”, explicaba Esteban Barahona.

Fue tras la revolución de 1868 cuando –gracias a las nuevas libertades ciudadanas– se produjo una eclosión fraterna. “A partir de 1868, y tras la Constitución de 1869, la Masonería aprovechó para reorganizarse y aumentar sus efectivos”, aseguraba la experta Eugenia Rodríguez Martínez. Esta circunstancia facilitó que aparecieran ejemplos de logias arriacenses. Hubo casos en la capital, Alcocer, Cifuentes, Atienza, Torija y, también, en Checa.

Sin embargo, a finales del XIX y, sobre todo, a inicios del XX, la Masonería alcarreña volvió a sufrir un periodo de escaso dinamismo. “En Guadalajara, durante las dos primeras décadas del siglo XX, no existió ninguna reunión de este tipo”, aseguraba Luis Enrique Esteban. “Pero no se puede decir que los masones no tuvieran actividad en la provincia”, añadía el investigador. Y, para muestra, un botón. Sólo hay que remitirse a figuras como la del médico Luis Jiménes Athy, natural de Yunquera de Henares, que se inició el 27 de abril de 1905 en Madrid, cuando todavía era estudiante. Fue miembro de la Orden –al menos– durante cuatro años.

Logia masonica
Logia masonica

Pero pocos años después, se abría un periodo más positivo. Comenzaron a aparecer nuevas sedes iniciáticas. La primera fue creada en 1925 en la capital gracias a la iniciativa de Miguel Benavides. Fundó «Arriaco, número 8». Entre los nombres que participaron en este taller se encontraron Miguel Bargalló Ardevol, director de la Normal; Tomás de la Rica, director de la Escuela de Artes y Oficios de Guadalajara; o el médico Andrés Núñez del Río, que estuvo becado en la Institución Rockefeller, en Estados Unidos.

“La mayoría de sus miembros no eran naturales de Guadalajara. Habían llegado a la ciudad por motivos laborales. Pero en una gran parte habían hecho de esta localidad su lugar de residencia habitual”, describía el investigador Luis Enrique Esteban. “Se integraron en la vida ciudadana y, como colectivo ilustrado, participaron en muchas actividades de renovación intelectual y cultural en la capital arriacense”, complementaba.

Características de las sedes masónicas
– En este sentido, y a groso modo, ¿cuáles fueron los principales rasgos de las sedes masónicas en Guadalajara?

– La vida de la mayoría de estas logias, de acuerdo con la documentación conservada, debió ser corta y lánguida –explicaba Luis Enrique Esteban Barahona–. La constitución de un taller en la provincia era debido a la llegada de algún masón de fuera, a las relaciones establecidas por algún nativo durante sus estudios en Madrid, o a los contactos directos con conocidos del lugar.

Pero, ¿quiénes eran los componentes de estas entidades? Para responder a la pregunta, nos remitimos a las actas de la logia de Atienza. “Las clases medias de profesionales conformaban la mayoría de este grupo atencino: abogados, médicos y militares constituían más del 60% del total de sus miembros”, aseguraba Esteban Barahona.

Y, en este sentido, los integrantes de las sedes masónicas arriacenses, ¿participaron en la escena política del momento? Luis Enrique Esteban asegura que los participantes de la sede «Arriaco» sí que pudieron estar relacionados con movimientos críticos al régimen de Miguel Primo de Rivera. “Creemos que la fundación de esta logia tuvo mucho que ver con el surgimiento de una oposición a la dictadura”, señalaba el historiador. “Miguel Benavides, al llegar a la capital arriacense, se puso en contacto con personas cercanas al republicanismo y al socialismo. Una vez iniciados los primeros masones locales, sus componentes Benavides, Martín, Bargalló y De la Rica se inscribieron en la agrupación socialista local”, complementaba.

Incluso, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se presentaron varios candidatos masones. Entre ellos, Marcelino Martín, que consiguió la alcaldía de Guadalajara. Además, en los comicios constituyentes del 28 de junio del mismo año también se eligieron diputados iniciados, cosa que no ocurrió en las votaciones de 1933 y 1936. “En cuanto a los gobernadores civiles nombrados en Guadalajara, conocemos que durante el primer bienio formaron parte de las logias Gabriel González Taltabull y Miguel Benavides”, describía Luis Enrique Esteban.

Sin embargo, ¿esto significó que la Orden se infiltraba en las instituciones de forma intencionada, para ocupar el poder? “Cuando se habla de las actuaciones de ciertos masones tenemos que cuestionarnos si esas personas –fueran célebres o no–, en sus actitudes ante la vida, la política, la religión o la sociedad, estaban procediendo como masones, políticos de partido o –simplemente– como miembros de cualquier otra institución. No hay ninguna razón para que sus acciones se tengan que interpretar exclusivamente bajo el prisma de la Masonería. Tanto o más cuando, en no pocos casos, la pertenencia activa a las logias se circunscribía a periodos muy limitados de sus vidas”, subraya Ferrer Benimeli.

Viñeta contra la masoneria. Propaganda franquista
Viñeta contra la masoneria. Propaganda franquista

La persecución y el exilio
A pesar de ello, varios de los nombres mencionados en este reportaje sufrieron la represión de los franquistas. “Antes de acabar la Guerra Civil se comenzó a perseguir a la Masonería en la zona sublevada”, mencionaba Esteban Barahona. “En Guadalajara podemos encontrarnos con todas las formas de hostigamiento posible, desde la interrogación, a la cárcel, el exilio o el asesinato”, añadía.

Entre los trasterrados se hallaron Miguel Bargalló y Miguel Benavides, que comenzaron su periplo en Francia. Además, estuvo Tomás de la Rica, que salió de España a través de Orán. “Menos suerte tuvo Marcelino Martín, que fue sentenciado a fusilamiento en juicio sumarísimo. La condena fue ejecutada en 1941”, explicaba Luis Enrique Esteban. Entre las razones de la pena, además de su filiación política, se encontraba su participación masónica. “En suma, de los nueve masones de «Arriaco» uno fue ajusticiado, otro fue enviado a prisión, tres partieron al exilio y dos sufrieron interrogatorios”, concluía el mencionado historiador.

Por tanto, la Fraternidad no ha sido una institución que, de forma organizada, haya estado detrás de las grandes conspiraciones mundiales. No existe ningún dato histórico que respalde esta aseveración. Es más, en algunos países –entre los que se encuentra España– esta organización ha sufrido la represión a lo largo de diferentes momentos históricos. En consecuencia, se debe seguir investigando y divulgando este tema, con el fin de transmitir una imagen real del fenómeno masónico. Porque, como dijo Antonio Machado:

«La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés»

Representación tenida reunión masonica
Representación tenida reunión masonica

La imagen que persigue a la Masonería
La Masonería no es una organización conspirativa. No está detrás de las grandes transformaciones planetarias ni de la implantación de un hipotético Nuevo Orden Mundial. Entonces, ¿de dónde procede la leyenda negra que la persigue? De forma convencional, se ha establecido el 24 de abril de 1738 como el punto de partida de esta circunstancia. Se trata de la fecha en la que se publicó la Carta Apostólica «In Eminenti» por parte del papa Clemente XII, en la que ya se censuraba a las logias.Sin embargo, ésta no fue la única condena a la entidad. Hubo una segunda en 1739 por parte del cardenal Firrao y una tercera en 1751 de la mano de Benedicto XIV. Unos posicionamientos que, según el historiador José Antonio Ferrer Benimeli, se basaban en el secreto masónico y en el juramento que hacían los iniciados. Incluso, se les acusaba de herejía, por desarrollar reuniones en las que participaban personas de diferentes credos. Algo que, en ese momento, estaba penado con la excomunión…Pero la desaprobación eclesial continuó, aunque el argumentario fue evolucionando. Durante siglo XIX se dieron paso a otras razones para justificar la persecución, como la que vinculaba a la Masonería con el liberalismo político. Se la acusó de estar en contra de los poderes del momento. “Con León XIII salieron del Vaticano más de 200 documentos condenatorios. Mencionaremos sólo la encíclica «Humanum genus», publicada en 1884, donde se volvió hacer hincapié en que la Fraternidad buscaba destruir los fundamentos de todo orden religioso y civil establecido por el cristianismo”, aseguraba Eugenia Rodríguez Martínez.Empero, años más tarde, durante el siglo XX, y sobre todo a partir del Concilio del Vaticano II, se produjo una distensión entre ambas instituciones. Este proceso se condensó en el Código de Derecho Canónico de 1983, en el que “no figuraron los masones, ni la excomunión”, asegura Ferrer Benimeli.

Iniciación masonica
Iniciación masonica

Por tanto, la Iglesia jugó un papel fundamental en el diseño de la mala imagen de la Fraternidad. Pero en ello también fue relevante el poder civil. Desde hace casi tres siglos ha habido persecuciones a las logias por parte de diferentes regímenes políticos. Y, en este sentido, nuestro país ha sido un alumno aventajado. Sólo hay que pensar en Franco y en su «contubernio judeo-masónico-comunista». “Tenemos el dudoso honor de ser el único lugar del mundo en el que se constituyó un Tribunal Especial para la Represión de la Masonería”, explican desde la GLE.

“La propaganda de la dictadura se encargó –durante casi 40 años– de difundir mentiras que aún permanecen en la cabeza de los ciudadanos, incluso entre los antifranquistas”, corrobora Yván Pozuelo. “Pero esto no sólo ocurre aquí. Actualmente también se puede observar en Italia, de la mano de un nuevo intento de estigmatizar a este movimiento, prohibiendo que los ministros del gobierno puedan pertenecer a una logia”, concluye el historiador.

 

Bibliografía
ESTEBAN BARAHONA, Luis Enrique, “Masones en Guadalajara. Una primera aproximación”. Añil, pp.: 13-20.
FERRER BENIMELI, José Antonio, La Masonería, Madrid: Alianza Editorial, 2005.
FERRER BENIMELI, José Antonio, La Masonería como problema político-religioso. Reflexiones históricas, Tlaxcala (México): Varios Editores, 2010.
RODRÍGUEZ MARTÍNEZ, Eugenia, “Masonería e Iglesia en Castilla-La Mancha”, en José Antonio FERRER BENIMELI, Masonería, política y sociedad, Córdoba: CEHME, 1989.
TRUEBA, José Luis, Masones en México: Historia del poder oculto, México DF: Grijalbo, 2007.