Hacendera, cuando el esfuerzo ciudadano se hace colectivo

Hacendera en Majaelrayo
Hacendera en Majaelrayo

La Real Academia Española (RAE) define «hacendera» –en su tercera acepción– como un “trabajo al que debe acudir todo el vecindario, por ser de utilidad común”. Algunos leerán esta conceptualización y espetarán: «¡Comunismo!». Pero, en realidad, se trata de una costumbre con siglos de historia a sus espaldas y que estaba implantada en la práctica totalidad de los pueblos de Castilla –también en Guadalajara–. De hecho, es una tradición que da respuesta a los problemas del municipio, al proponer que deben ser solucionados comunitariamente, entre los vecinos.

En esta línea se expresa el etnógrafo arriacense José Antonio Alonso Ramos, cuando indica que “el sentido de lo colectivo se encuentra presente en dichas convocatorias”. Pero, ¿en qué consisten estas propuestas? “Las hacenderas son aquellos trabajos orientados hacia el bien común, en los que se implican todos los habitantes de una localidad”, corrobora Andrea Jiménez, de la Fundación Cotec. No hay que olvidar que estas propuestas se alzan como “una reunión de ciudadanos que se juntan para realizar trabajos comunales, los cuales son de muy diversa índole”, añade Alonso Ramos.

Bustares
Bustares

Entre las labores impulsadas durante estas propuestas se encuentran la reparación y mantenimiento de vías de comunicación –calles, plazas o caminos vecinales– y de otras infraestructuras, como el alcantarillado. Además, también se emprenden labores de limpieza de espacios urbanos y naturales, o –incluso– la reconstrucción de edificios públicos o de patrimonio etnográfico. Todo ello, dependiendo de las necesidades de cada lugar.

A pesar de ello, las hacenderas están desapareciendo en muchas zonas. “Estas iniciativas tuvieron momentos de mayor apogeo, aunque todavía quedan lugares en los que –de vez en cuando– se convoca alguna”, confirma José Antonio Alonso. “Durante las últimas décadas se han ido delegando las responsabilidades colectivas en las instituciones. Y las administraciones acaban tirando de impuestos y de recursos propios para abordar los asuntos que, antiguamente, se afrontaban de forma comunal”.

Además, se debe mencionar el proceso de despoblación que han sufrido muchos de los lugares en los que se desarrollaban este tipo de propuestas. Desde hace decenios se ha venido produciendo un éxodo hacia las grandes ciudades que ha generado el vaciamiento de muchas localidades rurales. Precisamente, en estos últimos lugares era donde se convocaban los referidos trabajos colectivos. Así, “actividades que antes eran cotidianas, hoy se han convertido en una noticia de los medios de comunicación”, describen los especialistas….

Guadalajara a su través

Hacendera en Majaelrayo
Hacendera en Majaelrayo

Y aunque en muchos sitios las hacenderas han caído en desuso, en otros lugares todavía se mantienen vigentes. Para muestra, nuestra provincia, donde diferentes pueblos han querido preservar dichas iniciativas. Un ejemplo se halla en Riba de Saelices. El pasado 16 de abril de 2021, Ricardo Villar publicaba un artículo en un periódico arriacense en el que se relataban los trabajos comunales emprendidos en la referida población.

“Hace un par de años, el animoso movimiento vecinal de la localidad se propuso recuperar el tejar municipal y significar este espacio, que había caído en el abandono”, escribía el referido cronista en Nueva Alcarria. “En las últimas semanas se han realizado las intervenciones finales, consistentes en dotar de cubierta al establecimiento industrial para evitar desperfectos durante los inviernos venideros”. Todo ello se ha logrado gracias a las hacenderas.

Hacendera en Majaelrayo
Hacendera en Majaelrayo

Pero si existe una comarca donde se mantiene esta tradición, ésa es la Serranía de Guadalajara. Allí, diversos municipios continúan comprometidos con dichas iniciativas. Es el caso de Majaelrayo, donde se convocan hasta tres citas anuales de las mismas. Y siempre aprovechando aquellas fechas en las que puede existir una mayor afluencia de participantes, como los puentes, la Semana Santa o los días previos a las fiestas patronales.

No en vano, en el último llamamiento de estas características –que tuvo lugar antes de la pandemia– llegaron a implicarse una treintena de personas, entre las que había mujeres y hombres de todas las edades. Se trata de una cifra muy abultada, si se tiene en cuenta que estamos ante un municipio de apenas 55 personas empadronadas. Por tanto, casi nadie se quiso perder el evento…

Las Navas de Jadraque
Las Navas de Jadraque

Y a pesar de que desde la llegada de la COVID–19 no se ha podido desarrollar una propuesta de estas características, dicha tradición permanece en Majaelrayo. De hecho, en cuanto se pueda, se volverá a realizar un llamamiento a todo el que se quiera sumar.

“Quedamos a las ocho de la mañana en la puerta del Ayuntamiento y, allí, nos repartimos las tareas”, relata la alcaldesa del pueblo, Sonia Atienza. “Cuando terminamos con las funciones, el Consistorio ofrece un almuerzo comunal”.

– Entonces, las hacenderas se alzan –casi casi– como una celebración vecinal…

– Así es. Se trata de una pequeña fiesta a través de la realización de trabajos hacia el municipio –asegura Atienza.

De hecho, “esta costumbre se ha mantenido porque nos gusta, porque hacemos cosas por el pueblo y porque permite juntarnos entre los vecinos”, confirma esta representante pública. “Todo el mundo aporta cosas en favor del municipio”. En este sentido, no sólo se sugieren ideas desde el Ayuntamiento. También se aceptan propuestas de los asistentes. “Los vecinos siempre han de ser escuchados”…

Valverde de los Arroyos
Valverde de los Arroyos

En la otra vertiente del Ocejón se emplaza Valverde de los Arroyos, donde también se efectúan este tipo de actividades. “En la localidad hay dos hacenderas anuales que se siguen realizando. Una es la del «día que se va a por el agua», que es una especie de rito atávico para conseguir dicho recurso y utilizarlo en el regadío”, explica el investigador José María Alonso Gordo. “Y otra se produce durante las vísperas de la fiesta, cuando se hace una limpieza del pueblo y alrededores”.

Además, existen más alternativas similares a lo largo del año. “Hay otra hacendera solidaria que consiste en que cuando algún ciudadano construye su casa, los demás vecinos suelen participar con dos jornales en la edificación de la vivienda”, explica Alonso Gordo. “Y, además, siempre que se hace un tejado, todos los hombres se ofrecen a echar una mano”. Sin embargo, esta última opción ya es menos habitual, porque “casi todas las obras se adjudican a profesionales”.

En el Alto Rey también se programan hacenderas…

Las Navas de Jadraque
Las Navas de Jadraque

Sin embargo, estos pueblos no son los únicos en los que se impulsan actividades con dichas características. En la sierra del Alto Rey también se observan ejemplos de tradiciones como la analizada. Entre ellos, Bustares. “Esta costumbre se ha venido organizando hasta 2019, pero en 2020 –debido a la COVID–19– no se ha podido realizar ninguna convocatoria. Y el 2021 lleva el mismo camino”, explica Julio Martínez, alcalde de la localidad.

Sin pandemia, se suelen anunciar hasta dos citas anuales en Bustares. En las mismas, “la participación es desigual, al ser algo voluntario, aunque se implica bastante gente”, indica el regidor. No obstante, “antiguamente, la colaboración era más generalizada”. De cualquier forma, se sigue manteniendo la tradición y la merienda posterior a su finalización. “Antes, el Ayuntamiento compraba unas arrobas de vino, aunque actualmente se «estira» un poco más e invita a un almuerzo”.

En Las Navas de Jadraque, una localidad muy próxima a la anterior, también se continúan celebrando las hacenderas. “La participación es masiva –más de un 80%–, interviniendo en las mismas tanto hombres como mujeres”, confirma Eliseo Marigil, primer edil del pueblo.
Además, la institución municipal –como ocurre en Majaelrayo y Bustares– invita a los presentes a un ágape como agradecimiento a la implicación vecinal.

De igual forma, “los componentes de la corporación municipal nos encargamos de la organización de las tareas”, confirma Marigil. Incluso, “participamos como uno más del pueblo”. No en vano, la filosofía «colectiva» y «comunal» de la propuesta sigue intacta. Por ello, la implicación de los representantes locales en las actividades es muy habitual, tanto en este municipio como en todos aquellos en los que se siguen convocando este tipo de iniciativas…

En consecuencia, las hacenderas son una tradición con una importante concepción comunitaria y permiten la implicación de los ciudadanos en los temas públicos. Por ello, no se puede permitir su desaparición. Este tipo de ideas “se deben poner en práctica, porque es una forma de que la gente se involucre en los asuntos comunes. Al fin y al cabo, hay problemas que nos conciernen a todos y que la gente se involucre en los mismos es una forma de democratizar los derechos y los deberes ciudadanos”, concluye el etnógrafo José Antonio Alonso Ramos.

Bibliografía.
JIMÉNEZ, Andrea. «Las hacenderas, un proyecto social para el desarrollo del medio rural». Desarrollo rural y sostenible, 31 (2016), pp.: 22-23.