Juan José Laso: “En la ganadería intensiva no hay problema de purines”

La agricultura y la ganadería son sectores fundamentales para nuestra subsistencia. Sin ellos, no somos capaces de sobrevivir. Los ciudadanos nos tenemos que alimentar diariamente. A pesar de dicha realidad, los mencionados ámbitos se encuentran muy expuestos a determinadas circunstancias, desde las meteorológicas a las económicas. Sin ir más lejos, los profesionales del campo sufrieron –en primera persona– la huelga de transportistas acaecida en España hace un par de meses. Por ello, nos hemos puesto en comunicación con Juan José Laso, para que nos cuente cómo se encuentran –a día de hoy– las referidas actividades. Y, de paso, conversar en torno a diversos asuntos de actualidad, como el relativo a las explotaciones ganaderas intensivas. ¡No te pierdas la charla!

¿Cómo calificaría la situación del campo de Guadalajara? ¿Cómo afectó este paro al sector primario?
A día de hoy atravesamos momentos difíciles, debido al incremento del coste de todos los insumos. Por ejemplo, el precio del gasoil se ha multiplicado por dos. Pero una de las subidas que más nos ha afectado ha sido la de los abonos, que se han elevado hasta en un 300% en relación al año pasado. Todo esto provoca que la rentabilidad de nuestras explotaciones peligre.

En cuanto al precio del cereal –debido al paro de los transportistas [de hace un par de meses] y a la guerra de Ucrania [país productor de esta materia prima]– los precios han subido un montón. Empero, no sabemos cómo va a estar su coste dentro de unos meses… Asimismo, el gasto en pienso también ha tenido un aumento bestial, al estar sufriendo un desabastecimiento en ciertos ingredientes del mismo, como la soja. En consecuencia, nos encontramos ante un contexto de incertidumbre y de peligro en relación a nuestra rentabilidad.

Ustedes, en la APAG, también gestionan una tienda con productos de la tierra. El establecimiento descrito, ¿se vio afectado por la referida huelga de transportistas, sobre todo en su momento más duro? ¿O, sin embargo, al ser comercio de proximidad, no sufrió tanto?
Sí que nos vimos perjudicados. Mayoritariamente, en lo relacionado con el aceite. No nos llegaba desde la almazara debido a la acción de los piquetes, que impedían traer dicho alimento. Además, la gente se asustó ante un posible desabastecimiento, y se produjo una sobrecompra de productos básicos.

Y aunque fue una protesta de otro se sector, ustedes –como ganaderos y agricultores– estuvieron muy damnificados por la misma. En este contexto, ¿qué soluciones se podrían abordar para que una situación de estas características no se vuelva a repetir? Los remedios, ¿pasarían por apostar por el comercio de proximidad? O, quizá, ¿habría que transformar el sistema logístico?
Las reglas comerciales van a cambiar. Se debe comenzar a hablar de «soberanía alimentaria», lo que implicaría apoyar a los sectores primarios. No podemos estar a expensas del trigo o del aceite de Ucrania, Argentina o Estados Unidos. En consecuencia, la agricultura y la ganadería deben ser considerados como actividades esenciales. Hay que proteger a los profesionales que se dedican a estas ocupaciones. Hasta ahora, en la Política Agraria Común (PAC) han primado asuntos como los medioambientales o animalistas, y ya es hora que la PAC intente hacer explotaciones rentables y productivas. No tantas reglas para cuidar el entorno natural…

Pero, ¿no se deberían tomar medidas para evitar los monopolios en el sector primario? De esta forma, se podría evitar el establecimiento de precios muy bajos por parte de las grandes compañías, que acabasen perjudicando a la pequeña y mediana explotación.
El apoyo hay que hacerlo al agricultor profesional, más allá del tamaño de su negocio. Él es el que invierte, el que produce y el que –en definitiva– depende de las actividades del campo para sobrevivir. En la actualidad, sin embargo, este perfil no se está cuidado ni por el Gobierno de España ni por el de Castilla–La Mancha.

¿Habría que estimular iniciativas de comercialización directa? Así, se podría reducir el número de intermediarios…
¡Ojalá! La diferencia existente entre los precios de los supermercados y lo que se retribuye al productor es muy grande. Ahora tenemos una «Ley de Cadena Alimentaria», pero hay que diseñar un «sistema de establecimiento de costes», porque –de lo contrario– dicha normativa no funcionará en la práctica.

En Guadalajara, y dentro del sector primario, ¿Cuál sería la actividad que se encuentra en una situación más precaria?
Quizá, la ganadera. Y, en particular, la extensiva –tanto de ovino como de vacuno–, cuyos censos van descendiendo. Se trata de una ocupación difícil, con muchos problemas de manejo. Además, el pastoreo se está complicando. Cada vez hay más normas y exigencias a nuestros profesionales. Y, al mismo tiempo, los precios no acompañan…

En este sentido, ¿Qué opina sobre la polémica en torno a la ganadería intensiva?
La extensiva y la intensiva son tipologías distintas de producción. Y, sinceramente, creo que hay que apoyar a las dos, porque la una no existiría sin la otra… Voy a poner un ejemplo. En la sierra norte de Guadalajara, antes de poder venderse los terneros y los corderos –que han sido criados extensivamente–, han de pasar por una explotación intensiva. Me refiero a los cebaderos. Y si no funcionaran estos complejos, nuestros profesionales no podrían sobrevivir. Por tanto, nos remitimos a dos fórmulas complementarias.

No obstante, ¿Cómo se podría reducir el impacto ambiental del consumo de agua y de los purines de la producción intensiva?
Sobre los purines, ya existe la obligación de implementar una evaluación ambiental. Cada explotación tiene que demostrar donde los vierte. Pero, ahora mismo, este material se constituye como un abono muy buscado, ya que es orgánico y muy útil. Realmente, no hay ese problema de purines que estás mencionando.

Y sobre el uso del agua, el consumo realizado por estas explotaciones no deja de ser menor. Y, además, lo necesitamos para comer. Para eso tenemos los pantanos… Además, los parques públicos también necesitan recursos hídricos. Y las localidades están llenas de zonas verdes, porque es algo agradable. De cualquier forma, la utilización hídrica es algo inherente a la ganadería y a la agricultura…

En este sentido, ¿Qué futuro ve –a medio y largo plazo– para dichas actividades?
Yo soy optimista. El sector primario siempre va a existir. De hecho, la población mundial sigue aumentando y todo el mundo tiene que comer. Además, la gente cada vez quiere alimentarse mejor, por lo que estas ocupaciones siempre van a funcionar. Posiblemente, sectores concretos se podrán perder –como el bovino extensivo, que está perdiendo muchas cabezas cada año–, pero otras actividades permanecerán.

Por último, ¿Qué reclamaciones propone para que el negocio en el campo sea rentable?
La primera pasaría porque la reforma de la PAC apoye a la agricultura profesional. También se ha de trabajar en el tema de los precios. De hecho, si los costes continúan en este nivel, se va a tener que dejar de sembrar…. Pero, en definitiva, la principal reivindicación es que se proteja el trabajo de los profesionales del sector.