Julio Martínez presentó sus libros en Hiendelaencina

La Sierra de Norte de Guadalajara se mueve. ¡Y mucho! Está llena de vida y de cultura. Si el pasado sábado era en Bustares donde se organizaba un evento literario ؘ–con el escritor Isaak Begoña como protagonista–, al día siguiente –el domingo 5 de diciembre–, la historia y la literatura abrazaban Hiendelaencina. De hecho, en la localidad minera se producía la presentación conjunta de los tres últimos libros del autor guadalajareño Julio Martínez.

Las obras que se dieron a conocer este fin de semana en el municipio serrano reciben el nombre de «La Masonería en Guadalajara», «Las libertades de expresión y prensa en las Constituciones de México 1917 y España 1931» y «La Masonería en la prensa mexicana a finales del siglo XIX». “El resultado del evento ha sido inmejorable. Ha despertado el interés de los vecinos y, además, se ha generado un interesante debate entre los asistentes”, comentaba el creador tras la finalización del encuentro.

El lugar elegido para la realización del encuentro fue el salón de actos del Centro de Interpretación «El país de la plata», ubicado en la calle Mayor, número 1, de Hiendelaencina. Durante la sesión, Julio Martínez, dio a conocer los principales detalles de sus últimos compendios en solitario. “Quiero agradecer la colaboración del Ayuntamiento de la localidad y de su concejal de Cultura, Antonio Nieto, que han apoyado en todo momento la realización del acto”, indicaba el literato.

El primero de los títulos que se presentaron el pasado domingo fue «La Masonería en Guadalajara», publicado por «AACHE Ediciones» y que llega al número 111 de la colección «Tierra de Guadalajara». A lo largo de 166 páginas, se efectúa un repaso al devenir de las logias caracenses. Se hace, además, poniendo especial énfasis en los siglos XIX y XX, periodos de mayor presencia masónica en Guadalajara.

Todo ello con un enfoque divulgativo, para explicar lo que supuso la mencionada sociabilidad en la zona. “He realizado labor de fuentes, tanto primarias como secundarias. Sin embargo, no he querido dejar de lado la perspectiva pedagógica, con el empleo de un lenguaje ágil y sencillo”, indicaba Martínez García

Asimismo, se pudo conocer «Las libertades de expresión y prensa en las Constituciones de México 1917 y España 1931», que se constituye como un esfuerzo de divulgación histórico–jurídica dirigido a la sociedad en su conjunto. En su interior existe una comparación entre las cartas magnas mexicana de 1917 y española de 1931, en unos asuntos que –hasta el momento– no se habían abordado.

De hecho, se analizan las libertades de expresión y prensa en ambos países. “Éste es un tema que, en principio, puede parecer muy árido, pero que determina la vida diaria de los ciudadanos”, confirmaba el autor. “No hay que olvidar que el ordenamiento jurídico rige el comportamiento de las personas. Por ello, es interesante hacer un análisis legal entre dos territorios con múltiples puntos en común”.

En definitiva, “se ambiciona determinar si las leyes fundamentales seleccionadas tuvieron parecidos en cuanto a las garantías de expresión y prensa. Para ello, se ha echado mano de un enfoque jurídico–histórico, en el que –también– se combina el análisis de los contextos políticos, sociales y económicos”, confirmaba el investigador. De la misma forma, “se ha querido emprender un ejercicio de memoria histórica, al estudiar jurídicamente la norma suprema vigente durante la Segunda República”.

En el tercero de sus libros –«La Masonería en la prensa mexicana a finales del siglo XIX»–, Julio Martínez ha seleccionado tres periódicos decimonónicos de México, que representan corrientes de pensamiento y periodísticas antagónicas. Por un lado, ha analizado El Tiempo, diario opositor, católico y muy beligerante con todo lo fraterno. Por otro, El Partido Liberal, título no conservador, pero oficialista, por lo que su tratamiento de la Cofradía dependía de los intereses gubernativos. Y, en último lugar, ha investigado Diario del Hogar, una cabecera defensora del liberalismo, aunque crítica con el sistema establecido. Además, su director –Filomeno Mata– fue masón, por lo que su acercamiento a la Orden fue más positivo.

Así, se ha intentado arrojar un poco de luz en torno a la referida entidad. “Cuando se habla de esta Fraternidad, a muchos nos vienen a la cabeza receptáculos oscuros y teorías de la conspiración. Una especie de «mano invisible» que anhela dominar a la Humanidad. Sin embargo, esta visión se trata de una «leyenda negra». No es cierta”, subrayaba el mencionado especialista. “Dicho relato interesado se ha construido a través de los siglos, impulsado por algunos que –de una u otra forma– ansiaban desacreditar a las logias”.