«La Alameda» de Sigüenza, un parque con dos siglos de vida

Los jardines históricos son el patito feo de nuestro Patrimonio. Algunos sectores no los valorizan como se debe. Sin embargo, en no pocas ocasiones se constituyen como el centro neurálgico y de esparcimiento de muchas localidades. Entre los ejemplos más paradigmáticos, está «La Alameda» de Sigüenza, que se alza como uno de los espacios más antiguos –de su tipo– de toda la región. No en vano, cuenta con más de dos siglos de historia a sus espaldas. Fue inaugurado en 1804…

El parque estuvo impulsado por el obispo Pedro Inocencio Vejarano sobre un espacio verde previo. “Desde tiempos remotos había constancia de la existencia de una gran alameda, que corría paralela al Henares, con un importante arbolado de álamos, olmos o moreras, que –a su vez– estaban rodeados con gran cantidad de huertas”, se explica en el informe para la petición de la consideración BIC a este parque, impulsada por la plataforma SOS Alameda de Sigüenza.

De hecho, el referido prelado “decidió delimitar y ordenar dicho emplazamiento, dando lugar a un punto de recreo para todos los seguntinos”, explica Pilar Martínez Taboada, cronista oficial de la ciudad y profesora de la Universidad Complutense. En este contexto, Vejarano pidió –el 10 de marzo de 1802– la autorización para “hermosear” esta zona natural próxima al río. “El Ayuntamiento seguntino accedió a costear las obras”, indican los especialistas. Un presupuesto que ascendió a 247.204 reales y cuatro maravedíes.

Así, «La Alameda» pasó estar limitada por Santa María de los Huertos al Norte; la ermita del Humilladero al Oeste; las Ursulinas, al Este; y por el «Barrio de San Roque» al Sur. Esta zona verde se caracteriza por su estilo neoclásico. Se encuentra cercada por una barbacana, en la que se abren dos puertas, una de ellas provista de un hermoso arco barroco. «La Alameda» posee “un carácter geométrico y racional, con un trazado sencillo, lineal”, resumen los especialistas. De hecho, este espacio “se encuentra estructurado en torno a una gran esplanada que va de Este a Oeste. Y, además, cuenta con otro pequeño eje que conecta la entrada monumental –la que mira hacia la puerta de Medina– hasta Santa María de los Huertos”, asegura Martínez Taboada.

Gracias a estos nuevos conceptos urbanísticos, la intención del obispo Vejarano “era embellecer las antiguas alamedas con diseño y elementos en boga en esos momentos, basándose en los proyectos estilísticos italianos”. De hecho, el concepto ilustrado planeó en su construcción. “Las ideas de la Ilustración arraigaron con mucha fuerza en Sigüenza, impulsada por los prelados del momento. Contrataron –para ello– a artistas próximos a la Corte, que, en el caso de esta zona verde, fue el arquitecto Pascual Rezusta”, señalaba García Muela.

No hay que olvidar que “el XIX fue un siglo en el que muchas ciudades impulsaron la construcción de parques en sus cascos urbanos, para el esparcimiento de sus vecinos”, subraya Pilar Martínez Taboada. Y en este contexto se han de encuadrar las actuaciones urbanísticas seguntinas, donde “se delimitó arquitectónicamente un espacio que ya existía, dándole un sentido monumental”. Además, el lugar en el que se asienta el actual parque se alza, también, como “un ámbito histórico”, ya que, en esta zona, estaba domiciliada la catedral primitiva o la «Segontia Inferior» de época islámica.

Una continua evolución
Sin embargo, a lo largo de su existencia, este espacio natural ha sufrido diversas intervenciones y modificaciones. Entre dichas incorporaciones se encuentran los «chiringuitos», que comenzaron a construirse a inicios del XX, un siglo después de la apertura oficial de «La Alameda». “Los primeros datos que tenemos sobre dichos establecimientos son de 1907, gracias a la petición realizada por don Javier Arroyo para construir un quiosco «lujoso»”, subrayaba Juan Carlos García Muela.

Durante la Guerra Civil también hubo transformaciones. Se habilitaron dos refugios en 1936. Estas edificaciones se conservan en pie a día de hoy. Pero, una vez finalizada la contienda, hubo otros cambios en el lugar. “El solar de la ermita del Humilladero, una vez demolida la sacristía, fue destinado a la construcción de un edificio de arbitrios, más conocido como «Fielato», en julio de 1947. El 29 de marzo se aprobó su arrendamiento para el uso de bar a Manuel Ortega Lario. La fecha de apertura fue en mayo de ese mismo año”, explicaba Juan Carlos García Muela.

Décadas más tarde, el 28 de noviembre de 1986, se aprobó un proyecto de ordenación de «La Alameda», redactado por el ingeniero Luis Benito Olmeda. “Se contemplaron dos fases. En la primera, la actuación estaba centrada en la jardinería, restauración de bancos, templete de la música, la pista de baile y el cambio de farolas. El importe fue de 2.999.523 pesetas. En la segunda, se previó la edificación de una fuente en la glorieta de las «pirámides» [al final del parque, junto a las Ursulinas] por un importe de 4.564.712 pesetas”, escribía García Muela.

Además, en el decenio de 1980, esta zona verde sufrió daños ambientales de importancia. Más concretamente, una plaga de grafiosis que afectó gravemente a sus olmos. “Y aunque se intentaron implantar los medios oportunos, la gran mayoría de los ejemplares originarios de principios del siglo XIX tuvieron que ser arrancados”, se rememora.

Actualmente, la arboleda del referido emplazamiento consta de unos 400 ejemplares de especies diversas, siendo las más abundantes: Platanus hispanica, Populus (varias especies), Acer pseudoplatanus, Aesculus hippocastanum, Tilia (varias especies), Ulmus laevis, Ulmus pumila, Celtis (varias especies), Fraxinus (varias especies), o el Cedrus (varias especies), además de otros ejemplos. “La vegetación sigue requiriendo atención para lograr, en el medio y largo plazo, un sombreado semejante al que tuvo el parque durante la mayor parte de su historia”, explican los especialistas.

Una gran vida social
En cualquier caso, «La Alameda» siempre se ha caracterizado por una intensa actividad en su interior. Se ha convertido en el centro neurálgico de la ciudad. “A lo largo de sus más de dos siglos de existencia, esta zona verde ha sido –y sigue siendo– un lugar privilegiado para el encuentro de propios y extraños, un bello rincón para hallar «reposo para el cuerpo y solaz para el alma»”, indica el profesor emérito de la Universidad Complutense, Javier Davara.

Se trata, por tanto, de “un sitio donde se resguardan los recuerdos de mucha gente, que allí ha jugado, se ha enamorado, se ha desesperado… En definitiva, que ha visto el cielo y el infierno juntos”, explica el cronista provincial de Guadalajara, Antonio Herrera Casado.

Por tanto, se alza como “un centro de reunión, un eje cordial de la ciudad de Sigüenza”.
Incluso, personajes muy ilustres loaron las virtudes de este parque. Entre ellos, intelectuales de la talla de Benito Pérez Galdós, Pío Baroja, Emilia Pardo Bazán, Miguel de Unamuno, García Lorca u Ortega y Gasset. Pero el listado no finaliza aquí. Políticos de primer orden, como el socialista Julián Besteiro, pensadores como Giner de los Ríos, o científicos como Santiago Ramón y Cajal, también recorrieron los viales de esta zona verde. Además, “el Conde de Romanones, en uno de los paseos laterales, celebró algún Consejo de Ministros, en un célebre banco de color verdoso, durante sus tiempos de presidente del Gobierno”, añade Javier Davara.

Un espacio protegido
Por todos sus valores históricos, estilísticas y sociales, este enclave natural ha de ser puesto en valor. “Los jardines históricos son la expresión más débil de nuestro patrimonio histórico. La fragilidad de su cubierta vegetal y la precariedad constructiva de sus elementos arquitectónicos acentúan las dificultades de conservación y restauración”, explica Francisco García Martín. Por ello, un grupo de ciudadanos y entidades sociales, agrupados en torno a la Plataforma SOS Alameda de Sigüenza, quieren declarar a «La Alameda» como Bien de Interés Cultural (BIC).

Impulsaron esta iniciativa hace unos meses y la justifican porque dicha zona verde se constituye como “una composición arquitectónica y natural con interés público desde el punto de vista histórico, artístico y social. En ella coexisten elementos arquitectónicos con más de 200 años en buen estado de conservación y elementos vegetales, vivos, perecederos, que han sido renovados a lo largo de esos años por razones de distinta índole”.

Una idea que ha surgido a colación de la remodelación del espacio aprobada el pasado 30 de junio de 2021 por parte del pleno del Ayuntamiento seguntino. De esta forma, se ratificó el convenio de colaboración entre la Junta de Castilla–La Mancha, la Diputación de Guadalajara y el Consistorio de Sigüenza para la ejecución del proyecto de recuperación de «La Alameda», en el que se invertirán 2,2 millones de euros procedentes de los gobiernos autonómico y provincial. Esta idea “no le va a costar ni un euro a las arcas municipales”, enfatiza la alcaldesa, María Jesús Merino.

Pero, ¿en qué consistirán dichas actuaciones? “Desde el punto de vista patrimonial, se persigue la valorización de «La Alameda», a través de un conjunto de acciones que van a permitir restaurar todos los elementos arquitectónicos y escultóricos del siglo XIX e, incluso, algunos del siglo XX”, asegura la primera edil. Entre los recursos que se verían mejorados se encontrarían las «pirámides», la entrada monumental o uno de los refugios de la Guerra Civil, que se acondicionaría para la visita.

De igual forma, el proyecto dará “un mayor protagonismo a la plazuela del Calvario, excavando y restaurando las cruces existentes en lugar para devolverles su aspecto original”, confirma Merino. Asimismo, también se buscará “homogeneizar el mobiliario y los quioscos que, a lo largo del siglo XX, han ido transformando y alterando la imagen de unidad estética que tenía «La Alameda» en el XIX”. En definitiva, “el proyecto propone el recobro de la unidad visual y estética del conjunto, pero sin afectar a los negocios y puestos de trabajo. La actuación busca, en todo momento, este necesario y deseado equilibrio”, confirma la alcaldesa. “Pretendemos, siempre desde el respeto patrimonial, convertir a este espacio en el lugar emblemático que merecen los seguntinos del siglo XXI”.

El desacuerdo
Sin embargo, desde la Plataforma SOS Alameda de Sigüenza aseguran que estos trabajos serán mucho más agresivos. De hecho, denuncian que se colocará “un pavimento disruptor en los viales y plazas principales, basado en adoquín de hormigón, un material completamente impropio que, por sí mismo, va a cambiar radicalmente el sabor tradicional del parque”. Un enlosado que, además, “ni siquiera abarcaría la anchura completa de los caminos”, ya que los mismos son de ocho metros y lo asfaltado se quedaría en tres.

Además, y según dicha plataforma, se adicionarían “elementos de nueva creación, completamente ajenos a «La Alameda»” y que en nada tendrían que ver con la estética neoclásica del lugar. De igual forma, se habría diseñado “una reestructuración de la barbacana NE totalmente innecesaria; una redistribución de las calles al norte del parque –tras los quioscos–; o la división arbitraria en dos calles del paseo central en su mitad Oeste –con la eliminación de árboles–”, denuncian.

Asimismo, “en la zona Este del parque, la que se ubica más cerca de las Ursulinas –justo el lugar donde se hallan las «pirámides» del obispo Vejarano–, se incluirían unos estanques modernos, que no estarían adaptados al estilo artístico del conjunto”. “También se cambiarían de emplazamiento diversos edificios, como el de los aseos, haciéndolo más grande y voluminoso”, explican desde la mencionada coordinadora vecinal. Todo ello, “según capricho de los diseñadores del nuevo aspecto de «La Alameda», siendo ajeno a la estructura histórica del espacio”.

Como resultado, desde la plataforma habrían impulsado la declaración de BIC de dicho espacio. Una solicitud que, por el momento, no ha tenido contestación por parte de la administración competente. Pero “tiene toda la pinta que rechazarán nuestra petición, ya que se están dando los pasos para la aprobación del proyecto de remodelación de la referida zona verde”.

Sin embargo, y como indica María Jesús Merino, «La Alameda» ya está calificada como BIC actualmente. De hecho, forma parte del casco urbano de Sigüenza, declarado «Conjunto Histórico Artístico» en 1965, ampliado y delimitado como BIC en el año 2017. Por tanto “goza de la máxima tutela establecida en el actual ordenamiento jurídico español, tanto a través de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, como de la Ley 4/2013, de 16 de mayo, del Patrimonio Cultural de Castilla–La Mancha”. Unas afirmaciones que son compartidas por la cronista oficial local, Pilar Martínez Taboada. “Al ya ser un BIC, toda reforma sobre este parque tiene que pasar y superar los canales de protección previamente establecidos”, explica.

Pero desde la mencionada plataforma insisten en la falta de transparencia del proceso. “El proyecto no ha sido expuesto a la ciudadanía en todo este tiempo, ni mucho menos se ha mostrado en el trámite legal de «información pública», que permitiera alegaciones”, denuncian. Unas afirmaciones que no son compartidas por el equipo de Gobierno. “La recuperación de este espacio cuenta con un diseño que ha sido presentado y puesto a disposición –de forma íntegra– de los ediles de Sigüenza, previamente a la celebración del pleno del 30 de junio”, explican fuentes municipales.

Pleno del ayuntamiento de Sigüenza en el que se acordó la reforma de la Alameda
Pleno del ayuntamiento de Sigüenza en el que se acordó la reforma de la Alameda

Además, “a continuación de la sesión plenaria, el documento se dio a conocer a la ciudadanía mediante la publicación –en la web y redes sociales oficiales– de un video que recoge sus líneas maestras. Ahora, el Consistorio va a escuchar las opiniones de los seguntinos a través de un buzón de sugerencias accesible en la web del Ayuntamiento”, explican.

De igual forma, “todas las intervenciones que recoge la remodelación se ejecutarán bajo un control arqueológico permanente, con el objetivo de no dañar ninguna estructura o resto que pudiera aparecer en el subsuelo”, subraya la primera edil. “Y en caso de aparecer, se estudiará la posibilidad de integrarlo en el parque”.
En cualquier caso, estos debates en torno a la remodelación de «La Alameda» hablan del aprecio que los seguntinos tienen por esta zona verde de la ciudad. “Siempre ha sido un lugar excepcional que forma parte de la vida de la localidad, por lo que cualquier cambio o transformación en este espacio –sobre todo ahora, que estamos más sensibilizados con la conservación patrimonial– genera sus «más y sus menos» entre la ciudadanía”, describe Pilar Martínez Taboada.

De hecho, «La Alameda» es, además de un enclave de relevancia patrimonial e histórica, uno de los principales pulmones de Sigüenza. Y es –desde hace más de dos siglos– el centro de encuentro de los vecinos de la ciudad. En definitiva, este espacio se constituye como la memoria viva del municipio. Ya lo dijo José Saramago: «Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia».

 

Barrio de San Roque
En el laso sur de «La Alameda» se encuentra el Barrio de San Roque, desarrollado en 1781 en la parte baja de la ciudad. “La intención, plenamente ilustrada, se trataba de embellecer la población y dotarla de viviendas acomodadas de las que carecía, al tiempo que daría trabajo a las gentes de lugar”, explicaba María Larumbe. Este espacio urbano se estructura en torno a dos calles principales que se cortan perpendicularmente.
Así, en este desarrollo urbano de Sigüenza “domina la línea recta, calles amplias con árboles y bien pavimentadas, así como manzanas regulares de forma rectangular”. Asimismo, “las casas se diseñaron con gran uniformidad, todas ellas de una misma altura, con fachadas alineadas a la calle. Sus dos plantas se abren con vanos de embocaduras muy sencillas, destacando sólo la puerta de entrada con arco carpanel y dovelaje almohadillado en la calle de Medina y adinteladas en el resto”. Este barrio se completó, en la parte meridional, con la ejecución del parque de «La Alameda».

 

Bibliografía
DAVARA, Javier. «La Alameda de Sigüenza, un parque neoclásico», La Plazuela, 2013.
GARCÍA MARTÍNEZ, Francisco. «Jardines históricos en Castilla–La Mancha». Añil: Cuadernos de Castilla–La Mancha, 30, 2006 (Ejemplar dedicado a: El año Quijote), pp.: 75-78
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LARUMBE MARTÍN, María. «La época ilustrada en la provincia de Guadalajara», Wad-al-Hayara: Revista de estudios de Guadalajara, 26 (1999), pp.: 239-289