La dulzaina sigue recuperándose en Guadalajara

Nos encontramos a pocos días de la Semana Santa. Muchos ciudadanos ya tienen previstas sus vacaciones. Sin embargo, en esta época también se desarrolla una de las tradiciones más relevantes del año, y que –tras la pandemia– vuelve con más fuerza que nunca. Se trata de las procesiones. Unos eventos que cuentan con una luenga historia a sus espaldas. Entre sus elementos más destacados se halla la música, que siempre fascina a propios y extraños.

La mayor parte de estas composiciones son marchas procesionales, cuya interpretación varía según la parte de España. En algunos puntos, el protagonismo es de las bandas. En otros, las cornetas son las fundamentales, mientras que en diversos enclaves de Castilla, la dulzaina está –cada vez– más presente. Y para muestra, Guadalajara. Hace unos años, la gaita castellana apenas tenía presencia en estas celebraciones. Pero de un tiempo a esta parte, su aparición se ha ido extendiendo durante la Semana Santa caracense.

Desde la Escuela de Folklore son muy conscientes de ello. Por esta razón, han querido conservar y potenciar dicha costumbre musical. Gracias a ello, el profesor Antonio Trijueque García acaba de terminar una nueva publicación sobre la materia, que recibe el nombre de «Cuadernillos de partituras para dulzaina castellana volumen 2. Música procesional para Semana Santa». “No hay ningún trabajo con características similares”, asegura su impulsor.

“Este nuevo proyecto consiste en la edición de un libro y un CD con partituras para dulzaina, donde se recogen un total de 15 nuevas composiciones de mi autoría, en las que abordo una temática poco habitual para este instrumento. Me refiero a las marchas fúnebres para acompañamiento de los pasos procesionales de Guadalajara”, explica el autor. “Todas las piezas se ajustan a la solemnidad de los actos de Jueves y Viernes Santo, buscando una sonoridad especial que intentamos afianzar en la Semana Santa arriacense”

La importancia que tiene el acompañamiento musical en estas celebraciones es determinante para marcar su identidad. Y, para ello, la dulzaina aporta una impronta sonora que realza la sobriedad y recogimiento de nuestras procesiones. “Con estas nuevas composiciones quiero remarcar un estilo austero, sin grandes alardes virtuosos, pero con una estética solemne, grave, mediante armonizaciones con mucha tensión y cadencias un tanto tétricas, que refuercen una atmósfera sobria y sobrecogedora al modo castellano”, explica el autor. “Unos desfiles procesionales [los de Castilla] en los que impera el silencio, que únicamente se rompe con el sonido de estos instrumentos de viento y de los tambores”.

Una obra muy oportuna
«Cuadernillos de partituras para dulzaina castellana volumen 2. Música procesional para Semana Santa» aparece en un momento muy oportuno. “La razón de publicar este compendio antes de abril de 2023 es significativa. Las dos hermandades que han introducido dicho instrumento en sus salidas procesionales han cumplido recientemente el 75 aniversario de fundación”. Se trata de la Cofradía de la Pasión del Señor y la Cofradía del Cristo Yacente del Santo Sepulcro. “Es el momento de sacar esta publicación y devolver todo el apoyo y la confianza depositada en nuestra música.

La Cofradía del Cristo Yacente del Santo Sepulcro fue la primera en introducir este aerófono. Lo hizo en 1995. Y, desde entonces, ha mantenido esa seña de identidad. Desde 2014, también se unió a esta iniciativa La Pasión del Señor de Guadalajara, al contar con las dulzainas para acompañar al paso de «La Piedad».

Por tanto, con este libro –junto con el CD que le acompaña– se busca ser un homenaje al compromiso de las mencionadas hermandades. De igual forma, a través de dicho trabajo, el autor anhela contribuir a “afianzar este instrumento en un contexto tan diferente al que estamos acostumbrados, pero que no dejará de sorprender por la sobriedad que aporta”.
Un empeño en el que Antonio Trijueque ha recibido el apoyo de la Diputación Provincial de Guadalajara. Y, al igual que en el anterior «Cuadernillo de partituras Volumen 1. Jotas» –que fue presentado el pasado mayo en la localidad de Bernardos (Segovia)–, la elaboración del libro se ha realizado en editorial AACHE.

Un poco de historia
Pero, ¿en qué consiste la dulzaina? Se trata de “un instrumento de lengüeta doble de la familia del oboe […] Se encuentra fabricado con madera […], es de forma cónica y mide unos 30,5 centímetros de longitud”, explica le periodista e investigador Raúl Conde en «La dulzaina en Galve de Sorbe».

Y, ¿cuál es su origen? “Se introdujo en España a partir del siglo XV, procedente de Oriente Medio”, relataba el especialista Gregorio García Vicente. “En un principio, carecía de llaves, hasta que a principios del siglo XX se empezaron a crear, atribuyendo tal iniciativa al gran músico Lorenzo García Blanco”.

Desde entonces, la importancia de la gaita ha sido fundamental. “Es el instrumento característico de Castilla”, asevera Conde. “Su intervención se ha hecho imprescindible en toda clase de fiestas de carácter tradicional y popular, como romerías, rondas o procesiones”, añadía Gregorio García Vicente.

Sin embargo, la dulzaina desapareció de Guadalajara a mediados del siglo XX. Y lo hizo debido a la despoblación, entre otros factores. Por ello, “el desarrollo del instrumento en Guadalajara ha sido un poco diferente al de otros lugares, como Segovia, Valladolid o Burgos, donde este tipo de música nunca se perdió”, explica Antonio Trijueque. Pero si en los años 50 desaparecieron los gaiteros autóctonos, hubo reductos en los que se conservó dicha música. Entre ellos, Sigüenza, la Caballada de Atienza o Galve de Sorbe. Sin embargo, los solistas procedían de fuera, de territorios limítrofes.

“Ante la ausencia de especialistas propios, los pueblos de la Sierra tuvieron que recurrir a intérpretes segovianos y sorianos para poder seguir celebrando sus rituales”, narra Raúl Conde. En consecuencia, el recuerdo de esta tradición permaneció vivo. No es extraño que, a partir de la década de 1980, un grupo de entusiastas se empeñaran en revitalizar dicho instrumento. Entre ellos, Carlos Blasco y José María Canfrán. “Fueron ellos quienes prendieron la mecha y, de forma autodidacta, comenzar a tocar por ahí”, rememora Juan José Molina, uno de los mayores expertos en la materia.

Pero, ¿qué llevó a gente como Canfrán o Blasco a rehabilitar dicho tipo de música? “La causa principal fue la época que nos tocó vivir. Durante los 80 aparecieron las Autonomías. Un momento en el que también resurgieron las identidades, después de un largo periodo dictatorial en el que el único modelo monolítico era el español, que acabó ensombreciendo las particularidades”, explica Molina Robledo.

Así, y tras ese primer impulso, se crearon diversos centros docentes donde se enseñaba a tocar el referido aerófono. El primer ejemplo fue la Escuela de Folklore de la Diputación Provincial, fundada a finales de la década de 1980. Ignacio Simón inició las clases. Pero enseguida llegó Javier Barrio, convirtiéndose –muy pronto– en un referente en Guadalajara. “Javier, con su sabiduría y saber hacer, fue fundamental para la recuperación de la dulzaina. Fue un regalo del cielo”, subraya Juanjo Molina.

Una labor en la que años más tarde –en 1996– también se involucró el aula de dulzaina seguntina. “Es curioso el caso de la gaita castellana, en otros tiempos «propiedad» única de los segovianos y sorianos, pero actualmente muy extendida por nuestra provincia, gracias a las tareas de recopilación y reconstrucción –entre otras– de la Escuela de Folklore y de la Escuela Municipal de Sigüenza”, corrobora Raúl Conde.

A día de hoy, la dulzaina sigue sonando en las fiestas arriacenses. En casi todas. Los ciudadanos de Guadalajara continúan interesándose por este instrumento. Una circunstancia que se puede comprobar las procesiones de Guadalajara, una tradición en la que la gaita castellana tiene –cada vez– mayor presencia. Esta participación, además, se verá reforzada con la edición «Cuadernillos de partituras para dulzaina castellana volumen 2. Música procesional para Semana Santa», de Antonio Trijueque. ¡No te pierdas el libro!

Biblioteca
CONDE SUÁREZ, Raúl, «La dulzaina en Galve de Sorbe», Cuadernos de etnología de Guadalajara, 39 (2007), pp.: 331-346.
CONDE SUÁREZ, Raúl, «La fiesta de los Danzantes y Zarragón de Galve de Sorbe», Cuadernos de etnología de Guadalajara, 30-31 (1998), pp.: 9-65.