La Otra Guadalajara sigue existiendo

La plataforma molinesa celebra una asamblea de ‘refundación’ y reactiva su actividad tras un largo periodo de estancamiento

El desarrollo del ‘Plan Integral para la Comarca del Señorío’ será el eje de la organización en esta nueva etapa

Establecer una fiscalidad especial para Molina e intensificar la interlocución política y social son algunos de los objetivos fijados por la entidad

Una de las protestas organizadas por la plataforma. // Fotos: La Otra Guadalajara.
Una de las protestas organizadas por la plataforma. // Fotos: La Otra Guadalajara.

Su actividad se había desdibujado de un tiempo a esta parte hasta casi desaparecer de la escena pública en Molina. Sin convocatorias, ni actos de protesta, ni manifestaciones. Y sin la perseverancia que había caracterizado a este movimiento ciudadano desde sus inicios, con independencia del color político que tuvieran los diferentes gobiernos nacional, regional, provincial y local. Pero ha vuelto. La plataforma La Otra Guadalajara, cuya actividad pivota sobre la reivindicación de las necesidades que azotan a la comarca de Molina de Aragón, ha decidido regresar a la primera línea.

La inactividad temporal de los últimos años no significa que La Otra Guadalajara se hubiera disuelto en ningún momento. “Sólo hemos estado en standby un tiempo y ahora afrontamos con ilusión y gente joven esta nueva etapa para conseguir que las zonas rurales más despobladas se desarrollen”, afirma a Henaresaldia.com Ángel Luis López Sanz, agricultor, propietario de una casa rural en La Yunta y uno de los nuevos portavoces de La Otra Guadalajara.

En todo caso, la acusada política de recortes, el cambio de coyuntura política en la región y el surgimiento de nuevos partidos fueron las causas de que se abriera una “fase de reflexión” –según sus portavoces- en la plataforma sobre cómo afrontar su futuro. El objetivo era reordenar su estrategia pero también cómo buscar nuevos enfoques para afrontar el lastre de la despoblación, auténtico caballo de Troya de la Tierra de Molina.

La Otra Guadalajara tiene el mérito de haber abierto camino en las reivindicaciones alrededor del futuro del medio rural no sólo en la comarca del Señorío de Molina, sino en toda la provincia. Inspirada en otros movimientos hermanos como Teruel Existe o Soria Ya, La Otra Guadalajara nació en 2005, coincidiendo con la etapa del socialista José María Barreda al frente del Gobierno de Castilla La Mancha. Al éxodo demográfico y el déficit histórico de infraestructuras, la comarca recibió ese año un golpe de extraordinario calado tras el incendio del Ducado, en el que fallecieron 11 miembros de un retén de incendios. Este hecho marcó un punto de inflexión en la zona y supuso un giro en la política de la Junta con el anuncio de una batería de iniciativas específicamente destinada a la comarca.

En este contexto nace La Otra Guadalajara. Sus inicios no fueron fáciles, dada las sempiternas reticencias en esta tierra hacia la protesta organizada y también la zozobra causada entre alcaldes y cargos electos, muchos de los cuales consideraron que la plataforma venía a ocupar un espacio que no les pertenecía en función de su representatividad. La realidad es que La Otra Guadalajara ha sabido sobreponerse a todo ello, conjugando la defensa de la identidad molinesa con una notable capacidad de movilización.

Defensa comarcal

La Otra Guadalajara se alzó como altavoz de las acuciantes necesidades del Señorío en las postrimerías de la hegemonía socialista en Castilla-La Mancha. Primero como consecuencia de una conciencia social silenciada a lo largo de décadas. Y, segundo, como respuesta a la inoperancia de otras instituciones supramunicipales desde las que se podrían haber canalizado las demandas con una visión comarcal. Por ejemplo, la Comunidad del Real Señorío de Molina y su Tierra, conocida como La Común, una institución histórica herencia de los fueros de Molina, que agrupa a los municipios de las cuatro Sexmas (la del Campo, la de la Sierra, la del Sabinar y la del Pedregal) en que se divide este territorio. Ninguna entidad política ni social molinesa ha sido capaz de plantear una visión comarcal, tanto en el diagnóstico como en la aplicación de posibles soluciones, como lo ha hecho La Otra Guadalajara.

La etapa inicial fue para esta plataforma una época de intensa movilización y apoyo ciudadano en la que las relaciones con la clase política resultaron bastante fluidas.

La piedra angular de su eclosión se tradujo en un Plan Integral para la Comarca de Molina de Aragón. Este documento proponía 11 medidas para revitalizar la economía de la zona, de las que a día de hoy se puede decir con satisfacción que algunas como la apertura de una delegación de la Junta en Molina y la construcción del centro de especialidades ya se han hecho realidad. Otros proyectos, como el Parador de Turismo -reconvertido por el PP en miniparador- todavía sigue a la espera. Además, el Gobierno ha descartado la construcción de la Autovía entre Alcolea del Pinar y Monreal del Campo –una promesa de Zapatero que se saltaron tanto el PSOE como el PP-, y las telecomunicaciones continúan siendo muy deficientes.

La llegada de Cospedal a la Presidencia de Castilla-La Mancha, en mayo de 2011, cambió por completo el marco. Se dejó de hablar de proyectos de futuro y se pasó a una estrategia institucional en la que primaban los ajustes para embridar el déficit. Y el medio rural fue especialmente castigado durante esta convulsa etapa.

Miguel García y Jerónimo Lorente, ex portavoces de La Otra Guadalajara, fueron multados en una protesta. // Foto: Heraldo
Miguel García y Jerónimo Lorente, ex portavoces de La Otra Guadalajara, fueron multados en una protesta. // Foto: Heraldo

Al cierre de escuelas rurales se sumó el intento de cierre de las urgencias nocturnas y la supresión de la UVI móvil de Molina de Aragón. “La etapa de Cospedal en la Junta fue una etapa de resistencia”, confiesa Miguel García, que hasta ahora ha ejercido de portavoz de la plataforma.

Fue un tiempo tan duro para La Otra Guadalajara. Durante una concentración pacífica en enero de 2014, coincidiendo con una visita de Cospedal a Molina, dos miembros de la plataforma, Jerónimo Llorente y el propio Miguel García, fueron sancionados por la Subdelegación del Gobierno en Guadalajara a pagar una multa de 302 euros cada uno por “convocar una manifestación y alterar el orden”. El hecho revela hasta qué punto los miembros de esta organización fueron consecuentes en su compromiso con el futuro de su tierra. Al final, y tras recurrir las multas, éstas fueron abonadas gracias a la solidaridad de la gente, que colaboró en una colecta popular organizada por los miembros de la entidad.

Nueva etapa

El caso es que el Cospedalato pasó y la plataforma resistió. Y el tiempo ha demostrado que La Otra Guadalajara es una de las mejores cosas que le han pasado a Molina de Aragón en su historia reciente. Por su empuje, pero también por la valentía y audacia de sus miembros a la hora de poner encima de la mesa una visión global de la comarca molinesa.

La Tierra de Molina es una comarca con una identidad propia muy definida y con una serie de déficits históricos –despoblación, infraestructuras, telecomunicaciones, servicios públicos, empleo- que exige moldear una alternativa desde una concepción que supere la clásica división municipal. Este es el principal mérito de la plataforma, además de su probada constancia.

Una perseverancia que ha quedado patente con su vuelta a la acción. En la asamblea que se celebró el pasado 21 de febrero quedó constituida la nueva comisión de La Otra Guadalajara, un órgano renovado y plural compuesto por siete portavoces que proceden o están asentados en municipios de cada una de las Sexmas de la comarca.

received_10208412536256656Una nueva fase en la que, a falta de perfilar las acciones en la inminente reunión que mantendrá la asociación en marzo, el eje seguirá siendo el desarrollo del plan integral para la comarca. Desde la organización cuentan que tienen la intención de abrir una ronda de reuniones con todos los partidos políticos e instituciones para analizar a fondo la situación actual. “Necesitamos hermanarnos con otras plataformas como Teruel Existe o Al Jiloca le toca, para llevar a cabo la interlocución con los poderes políticos. Aunque el mundo rural no está representado en ningún partido y nosotros somos apartidistas -que no apolíticos- por naturaleza, ellos pueden hacer mucho por el medio rural”, defiende el grupo.

En este punto, el proyecto de Serranía Celtibérica, que nació en 2011 con el objetivo de “promover medidas económicas, fiscales, culturales y sociales para el desarrollo sostenible del medio rural”, también se suma a esta batalla colectiva. Su enfoque comarcal, integral y de fomento de sinergias con las asociaciones e instituciones afectadas para abordar la problemática de la despoblación y las carencias de la vida rural son plenamente compartidas por La Otra Guadalajara. “La Serranía Celtibérica es una propuesta genial para el desarrollo del mundo rural que ha generado una conciencia comarcal, de unidad sobre los problemas de esta zona que antes no existía, pero discrepamos de su gestión que debe aspirar a ser más democrática y participativa contando con nosotros y otros movimientos”, admiten los portavoces de La Otra Guadalajara.

Precisamente, una razón para el desencuentro en los últimos meses entre ambas asociaciones ha sido la elección arbitraria y sin consenso del responsable de la sección de Serranía Celtibérica en Molina de Aragón, Miguel Ángel Casado, vecino de Hombrados. Unos métodos que siempre ha rechazado la plataforma cuando se han producido en Molina, como en la designación opaca del gerente de la Asociación de Desarrollo Rural Molina de Aragón-Alto Tajo, que levantó una polvareda en la capital del Señorío.

Pero, pese a las discrepancias, La Otra Guadalajara tiene previsto reunirse con representantes de Serranía Celtibérica para “trabajar conjuntamente” en la búsqueda de soluciones al futuro de sus casi medio millón de habitantes que se extienden a lo largo y ancho de cinco regiones: Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Aragón y la Comunidad Valenciana.

Tributación rural

Entre las políticas que van a defender se encuentra la fiscalidad especial para el medio rural. Se trata de que el Estado establezca un sistema impositivo con rebajas y exenciones de impuestos como el IVA o el de sociedades en la comarca, atendiendo a sus graves circunstancias de despoblación y la carencia de infraestructuras. El objetivo es atraer actividad económica y población que quiera asentarse en la comarca.

“Las subvenciones vienen y van, ayudan, pero se han demostrado insuficientes para solucionar la cuestión demográfica. No tiene sentido que aquí se grabe el trabajo igual que en cualquier otra zona del país. En cambio si se rebajara la presión fiscal, podría animar a la gente a abrir negocios y para el estado sería más rentable al final”, afirma Diego Sanz, investigador y bibliotecario de Alustante, y otro de los nuevos portavoces de la plataforma.

El recurso de las bonificaciones de tributos para estimular el crecimiento en áreas deprimidas no es algo nuevo. En Asturias, por ejemplo, alcaldes de pequeñas aldeas y localidades casi desérticas reclaman a la administración una fiscalidad rural para luchar contra la despoblación. Es decir, que los residentes y empresas que decidan implantarse en estos territorios paguen menos impuestos si no se supera cierto tramo de población.

Concentración de la plataforma durante una visita de Cospedal a Molina. // Foto: La Otra Guadalajara.
Concentración de la plataforma durante una visita de Cospedal a Molina. // Foto: La Otra Guadalajara.

En la actualidad, el Gobierno asturiano concede una bonificación en las reducciones del tramo autonómico del impuesto sobre la renta por la compra de una vivienda en el entorno rural. En cambio, en Galicia, región que arrastra una gran dispersión geográfica, se ha dado un paso más. Allí los menores de 35 años, personas discapacitadas o familias numerosas que adquieran un inmueble en un municipio de menos de 20.000 habitantes o en una parroquia rural poco poblada están exentos de abonar el impuesto de patrimonio.

Según un informe de 2016 de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), las localidades españolas con una población inferior a 1.000 habitantes están en riesgo de extinguirse en los próximos años. En el caso de Guadalajara, más del 80% de sus municipios tiene una población por debajo del millar de vecinos. Y en la comarca molinesa, el problema se agrava radicalmente, ya que el 67% de sus poblaciones tienen menos de 50 habitantes y solo Molina de Aragón supera los 300 habitantes. Es una situación alarmante, agónica y, hasta el momento, irrefrenable.

Si bien la fiscalidad centrará buena parte de la estrategia de La Otra Guadalajara, hay otras batallas que todavía no se han ganado para el Señorío de Molina. Así pues, en lo que respecta a la mejora de la cobertura móvil y la calidad en la conexión a Internet queda mucho por andar. Tras compromisos anteriores, el último en garantizar la cobertura total en toda la comarca en cinco años llegó antes de fin de año por boca de Emiliano García-Page, tras celebrar el Consejo de Gobierno en Molina. Lo cierto es que la velocidad actual de la red no supera los 3 Mb, cuando en la mayor parte de España ya se disfruta de la 3G y 4G. Un agravio que impide precisamente la extensión del teletrabajo, una opción perfectamente válida en algunas actividades y que podría dar algo de aire a los pueblos pequeños.

Otra propuesta que se reclama desde La Otra Guadalajara, es la conversión de la Nacional 211 en autovía, que enlazaría Alcolea con Monreal. Una conexión de algo más de 100 kilómetros que supondría un gran avance para conectar en mucho menos tiempo la comarca molinesa y Teruel con Madrid y la Comunidad Valenciana. La vía sigue en punto muerto y a la espera de que la recupere el Ejecutivo, de Rajoy o de quien venga en el futuro.

Al margen de las necesidades que atenazan al Señorío y a buena parte de la España rural, lo cierto es que el problema del envejecimiento y la despoblación rural han logrado colarse, siquiera tímidamente, en la agenda nacional. Primero a través de la Conferencia de Presidentes, que acordó crear una “estrategia nacional para el reto demográfico”, aunque desde Serranía Celtibérica ya han precisado que no hay que confundir el desafío demográfico con la despoblación, que afecta a un territorio muy concreto y que ya está recogida en la legislación de la Unión Europea.

Pero, además, en 2016 la Comisión de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo rural del Congreso sacó adelante dos proposiciones no de ley (PNL). La primera aludía a la reactivación de la Ley de Desarrollo Rural, aprobada en 2007, una iniciativa planteada insistentemente por Podemos. La segunda PNL pedía dotar a esta norma de un presupuesto estable que la convierta en un instrumento eficaz para abordar el atraso económico que acumula el mundo rural. El desarrollo de esta norma es esencial. Permitiría abordar algunos desafíos como la despoblación y la falta de infraestructuras de forma integral y coordinada entre todos aquellos territorios que sufren esta misma problemática.

Son medidas tímidas y aún insuficientes, pero que caminan en la dirección que hace más de una década trazó La Otra Guadalajara en la comarca de Molina. Una plataforma que ha vuelto por sus fueros. Los fueros molineses, pero sobre todo los fueros que mantienen con vida aún la esperanza de no sucumbir al fatalismo, la resignación o el derrotismo.