El Molino de Almonacid ya es el eje cultural de la villa alcarreña

Espacio cultural El Molino en Almonacid de Zorita
Espacio cultural El Molino en Almonacid de Zorita

Su restauración fue inaugurada en el mes de julio, con dos exposiciones pictóricas, dos conciertos y el I Certamen de Poesía León Felipe. Desde entonces, se ha convertido en la lanzadera de las inquietudes culturales de la villa almorcileña, que son muchas y muy variadas

El Ayuntamiento de Almonacid de Zorita inauguró en julio la restauración Antigua Ermita de la Virgen de la Luz, El Molino, convertido ahora en un hermoso espacio cultural polivalente, con un fin de semana plagado de propuestas que subrayaron todas las posibilidades de uso con las que cuenta el edificio.

La alcaldesa de Almonacid, Elena Gordon, descubrió la placa, conmemorativa de la inauguración, en un acto en el que invitó a participar a su predecesor en el cargo, Rafael Higuera. Como es costumbre en La Alcarria, fue el párroco local, José María Rodrigo, quien roció el lugar de agua bendita antes de declararlo abierto al público.

El proyecto de la Ermita ha concluido en un edificio distribuido en dos plantas y un generoso patio exterior, capaz de albergar exposiciones, conferencias, conciertos íntimos, performances, teatro o cualquier otra manifestación cultural. Además El Molino es, asimismo, la sede de la Oficina de Turismo de Almonacid de Zorita, en pleno corazón del casco urbano y a sólo unos pasos de distancia de los emblemas arquitectónicos de la villa, como son la actual Emita de la Virgen de la Luz, la Iglesia de Santo Domingo de Silos, la Torre del Reloj o los restos de puertas y murallas.

La planta superior, con la cubierta de madera que le aporta calidez al conjunto, quedó habilitada como exposición permanente del Concurso Nacional de Pintura Villa de Almonacid. Con casi cuarenta ediciones celebradas, los fondos del certamen pictórico, realzados como se merecen, componen ahora una magnífica muestra, de indiscutible calidad artística y de obligada visita para quienes se acerquen a conocer La Alcarria acuática.

La planta baja reivindica todos los elementos arquitectónicos que atestiguan los sucesivos usos que tuvo el edificio, primero como Ermita (siglo XVI), después como cuartel de la Milicia Nacional (siglo XIX) y aún más tarde como almazara de aceite de oliva (siglo XX), de la que se extraía un oro líquido de una calidad extraordinaria. Esta planta, a la luz de la rehabilitación, es ahora capaz de albergar conciertos, conferencias y también generar un espacio expositivo para cualquier muestra.   Cada uno de los usos que ha tenido el edificio ha dejado huellas que le confieren un toque de distinción a cada uno de sus rincones. En la fachada de la cara oeste se pueden admirar los restos de arco que rodeaba la Puerta de Bolarque, además de una hornacina, en la parte superior del frontis, donde se supone descansaba la imagen de la Virgen de la Luz.

Ya en el interior del edificio, es posible reconocer, bajo las escaleras, los restos de un pesebre y unas argollas que certifican la existencia de unas antiguas caballerizas. En el centro de la gran sala se encuentran los indicios de los anclajes de las prensas utilizadas en la obtención del aceite. Por último, al otro lado del inmueble, en la fachada este, en el patio, se ha descubierto un aljibe que recogía el agua utilizada en la almazara. Todos estos vestigios están convenientemente subrayados por elementos que los resaltan y ponen en valor.

Los últimos propietarios de esta industria fueron Tomás Díaz Muñoz y su hijo, Alejandro Díaz Polo. La actividad agrícola de Almonacid disminuyó de tal forma a mediados del siglo XX, que la fábrica se cerró, quedando así un edificio dormido. En el año 2010, el Ayuntamiento se lo compró a los herederos de la familia Díaz, pudiendo empezar así el proyecto de su rehabilitación, que finalmente lo ha despertado para convertirlo en el foco cultural que necesitaba la villa.

Desde su apertura, ha albergado ya seis exposiciones, diez conciertos, un certamen de poesía y cuatro representaciones teatrales, convirtiéndose en sólo unos meses en un hervidero cultural.