Música y espíritu, ayer, en la Iglesia de Santiago de Sigüenza

El polifacético Juan Ignacio Cuesta, acompañado a la guitarra por David Burgos y en los coros por la magnífica voz de Gloria Gamero, hizo ayer, en el Iglesia de Santiago de Sigüenza, un repaso muy personal de la historia de la música, al que dio por título ‘Música y Espíritu, una senda hacia la luz’.

Los músicos cedieron su arte, de manera altruista, para la causa de la Asociación de Amigos de la Iglesia de Santiago de Sigüenza (AAISS), en su proyecto para convertirla en un Centro de Interpretación del Románico Provincial, por lo que, al final del concierto, recibieron el habitual reconocimiento que la Asociación le concede a quienes lo hacen, de manos de su presidenta, Elena Guijarro.

Así, y envuelta la música por la magia del templo seguntino, se produjo un “encuentro musical” en el que “hemos aprovechado la magia de estos lugares para crear una cierta elevación o una forma distinta de entender la vida”. Cuesta escogió para este propósito diferentes piezas de la historia de la música, desde la primera partitura, El epitafio de Seikylos, pasando por el Ave María de Tomás Luis de Vitoria, hasta llegar incluso a una composición de ABBA, Like an angel passing through my room.

La acústica del local contribuyó al propósito. “Cuando cantas, esta iglesia te devuelve la voz, te retroalimenta. Llegas a hacer algunas cosas que crees que no eres capaz de hacer”, valoraba Cuesta. Sobre el propósito de la AAISS, el cantante comentaba que restaurar estos templos “es una de las asignaturas pendientes que tenemos en España. Después de las desgraciadas amortizaciones del siglo XIX, se destruyeron muchos templos que hay que recuperar, no desde un punto de vista religioso, sino práctico. Conviene no olvidar que España tiene, probablemente, el patrimonio histórico, cultural y artístico más importante del mundo”, terminaba, para ensalzar por último el propósito restaurador de un proyecto “loable y que debe ser un ejemplo”.