Pasear por el Valle del Badiel

Paisaje de trigales en el valle del Badiel, en el corazón de la provincia.
Paisaje de trigales en el valle del Badiel, en el corazón de la provincia.

Buena parte de la provincia de Guadalajara está formada por las alcarrias, que son grandes mesetas planas de terreno en elevación constante y cortadas por numerosos ríos y arroyuelos que forman en ocasiones frondosos valles y vallejos en los que se asienta la población. Estas mesetas tienen una altura que oscila entre los 800 y los 1000 metros y da nombre a una de las comarcas guadalajareñas.

Muchos son los ríos y arroyos principales que cortan las alcarrias: el Tajo, el Tajuña, el Henares, el Arlés, el San Andrés, el Ungría, el Matayeguas o el Badiel. Precisamente, éste último forma uno de los valles más bonitos de la provincia, que desciende de las alcarrias.

El valle del Badiel se inicia en las cercanías del municipio de Almadrones y toma las aguas del barranco de la Artilla y éste a su vez de la fuente de la Artilla, que mana un poco más arriba del pueblo. Continúa en dirección suroeste surcando localidades como Argecilla, Ledanca, Valfermoso de las Monjas, Utande, Muduex, Valdearenas, Torre del Burgo y Heras de Ayuso donde el valle se abre para rendir cuentas en el Henares.

El recorrido por el valle se puede hacer andando en ligeras y cortas etapas o en vehículo. Hay que tomar Almadrones como punto de inicio. Aquí es aconsejable asomarse a su mirador, situado en el lado de poniente del pueblo, para admirar el profundo valle por el que vamos a transitar. Almadrones también enlaza con la ruta senderista GR-160 El Camino del Cid, en su tramo de la “Algarada de Alvarfañez”. En muchos puntos de nuestro itinerario veremos las marcas rojas y blancas de identificación de este sendero.

Antes de partir visitaremos en la iglesia parroquial las réplicas del famoso apostolado de El Greco, que está formado por nueve cuadros pintados originalmente por el pintor cretense y su taller entre los años 1610 y 1614.

Cerca del mirador descenderemos por una pista hasta la localidad de Argecilla. Un poco antes de llegar nos recibe la ermita de la Soledad. Recorremos el pueblo y visitamos la iglesia parroquial que fue edificada en el siglo XVII, con una interesante portada en el muro de mediodía que es de sencillo estilo jónico con arco semicircular. Destaca en el pueblo alguna casa noble como la de los duques de Pastrana, obra del siglo XVII y situada en la plaza Mayor. Hijo ilustre de la villa fue don José Antonio Ubierna y Eusa, ilustre abogado del Ministerio de Instrucción Pública que ejerció diversos cargos públicos.

Iglesia de Muduex, de origen arquitectónico románico.
Iglesia de Muduex, de origen arquitectónico románico.

Seguimos nuestro paseo por el valle, que a ojos del viajero aparece frondoso y con numerosas huertas que los vecinos cuidan con esmero. A la altura de Ledanca se sitúa el vallejo de Valdesanmartín, hermosísimo. Ledanca es un pequeño pueblo que se asienta en la ladera que desciende de la meseta al valle, algo alejado del propio río. En el centro de su plaza Mayor destaca la gran fuente de piedra tallada, con enorme tazón ranurado, obra del siglo XVIII. En lo alto del pueblo se ubica el edificio de la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora de los Remedios. Se trata de un elemento arquitectónico de origen románico, con espadaña a poniente, sencilla portada de arco semicircular, que en siglos posteriores fue ampliada y modificada. Saliendo del pueblo hacia el valle nos encontramos con la sencilla ermita de la Soledad, que parece proteger los huertos de los lugareños.

La carretera sigue río abajo, dejando a la izquierda las frondosas orillas del Badiel y desembocamos en un edificio grande, vetusto, que a simple vista no parece lo que es hasta que no nos damos de bruces con él. Se trata del monasterio de monjas benedictinas que lo habitan desde el siglo XII. Su fundación se remonta al año 1186 y su primera abadesa fue doña Nobila de Peregorg. Alfonso VIII confirmó después esta piadosa fundación y el día de San Juan del año 1200 se inauguró solemnemente. Llegó a tener incontables privilegios y donaciones reales, porque durante siglos contó con numerosas tierras exentas de tributos.

Llegamos a Utande, que es un sencillo pueblo que destaca con sus danzas y loas tradicionales en honor a San Acacio, patrón del caserío y que se celebran en la mañana del día 22 de junio. Nuestra siguiente parada es Muduex, pueblo en el que se puede admirar su iglesia parroquial de origen arquitectónico románico. A las afueras del pueblo surge el pequeño parque El Badiel, con una buena fuente con agua. Sin duda, un lugar ideal de descanso para los días soleados de verano.

El itinerario por el valle del Badiel concluye en Valdearenas. En lo más alto del caserío se ven hoy las ruinas de la que fue la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Grande de construcción en sillería y mampostería caliza, su fachada meridional se remonta al siglo XIII.