Ir de vinos y visitar las bodegas en Horche

La Feria del Vino de Horche, localidad con más de 2.400 habitantes situada a apenas 12 kilómetros de Guadalajara capital, tiene lugar habitualmente a finales de abril. Se trata de un buen reclamo turístico para un municipio que ve aumentado el número de visitantes de una manera significativa y que, además, le sirve para divulgar el arraigo de su tradición vinícola.

El topónimo de Horche puede provenir del diminutivo latino Hortum, que significa “huertecillo”. Pero no es la única teoría al respecto. Otra asegura que su origen es vasco: hortxe significa “ahí mismo” en euskera, aunque según Herrera Casado equivaldría a “la casa de arriba”.

El pueblo fue reconquistado a los musulmanes por Alvar Fáñez de Minaya la víspera de San Juan del año 1085, antes de tomar éste la vecina y amurallada Guadalajara. Horche perteneció como aldea durante cuatro siglos al fuero y jurisdicción de la que hoy es la capital de la provincia. El lugar obtuvo su independencia el 20 de diciembre de 1537, tras comprar el privilegio de villazgo a Carlos V. En dos plazos, los entonces 300 vecinos de Horche abonaron de forma alícuota a la Corona 1.875.000 maravedíes.

La jornada festiva alrededor del vino, que gira en torno a un concurso, se inicia a media mañana, cuando el jurado comienza la cata de los caldos en sus dos modalidades, blanco y tinto. Después se hace un receso para el almuerzo que, habitualmente, consiste en migas para todos los vecinos y visitantes que disfrutan de la jornada. Tras la comida, el jurado da su veredicto y se procede a la entrega de premios donados por el ayuntamiento y las numerosas empresas colaboradoras. Ese es el momento en el que vecinos y visitantes degustan los caldos ganadores.

Aprovechando la jornada y mientras el jurado delibera, los visitantes pueden hacer la “Ruta de la Bodegas”, que forma parte del patrimonio histórico de Horche, siendo un elemento relevante en su devenir. Todas estas bodegas que el visitante puede conocer tienen la singularidad de ser particulares, por lo que representa una magnífica oportunidad que deben aprovechar todos aquellos que visitan la feria del vino de Horche.

La villa se encuentra toda ella horadada por más de medio millar de bodegas, de las que en la actualidad solo un centenar en encuentran activas para su fin último –la elaboración de vino–, y de éstas, solo unas pocas son visitables en esta ruta. En todo caso, el recorrido es altamente recomendable y supone una gozada de excursión a poco más de un cuarto de hora de la capital provincial.

La mayoría de las bodegas horchanas datan de los siglos XV y XVI y tienen un encanto especial que subyuga al viajero. Las visitas programadas se extienden alrededor de una o dos horas. El itinerario, que incluye dos o tres bodegas, finaliza con la degustación de caldos en alguna de ellas y un aperitivo. La ruta suele celebrarse los fines de semana de primavera y para ello es necesario tener cita previa que se obtiene en la oficina de turismo de la localidad.