Pelagallinas, el río que nunca se calienta…

La Sierra Norte de Guadalajara depara muchas sorpresas. Entre ellas, sus impresionantes paisajes y sus ecosistemas únicos. No en vano, gran parte de esta comarca se declaró Parque Natural en 2011, siendo –gracias a sus 125.772 hectáreas– uno de los espacios protegidos más grandes de Castilla–La Mancha y de todo el país. Algo que se debe a su riqueza natural, etnográfica, histórica y cultural.

Sin duda, esta declaración supuso –hace 12 años– un paso hacia adelante en la protección de la zona. Fue, en cierta medida, la culminación de un proceso de conservación natural emprendido 32 años antes –el 19 de enero de 1979– con el reconocimiento oficial del Hayedo de Tejera Negra. Actualmente, la mencionada masa forestal –la más meridional de Europa en su tipología– se encuentra integrada en el nuevo Parque Natural, junto a otros enclaves que también habían sido previamente declarados con distintas figuras.

Uno de los casos menos conocidos se ubica al norte de la sierra del Alto Rey. Se trata del Pelagallinas, un profundo valle –por el que discurre el río homónimo, caracterizado por sus frías aguas– que, el 7 de octubre de 2003, se consideró como «reserva fluvial». Esta consideración afectó a 362,26 hectáreas, repartidas en los términos municipales de Albendiego, Condemios de Abajo, Condemios de Arriba, Gascueña de Bornova y Prádena de Atienza.

Dicho entorno conjuga –a la perfección– la naturaleza y la práctica de deportes al aire libre, como el senderismo. “La ausencia de modificaciones en el trazado del río, junto con la buena estructura y composición de la vegetación de ribera, reiteran su grado de naturalidad”, se indica en el informe «Reserva Natural Fluvial del Río Pelagallinas. Propuesta de medidas de gestión», realizado por el Ministerio de Transición Ecológica.

Gracias a ello, el emplazamiento ofrece muchas rutas al visitante. La más impresionante es la que lleva al caminante hasta «La Cueva del Oso», un abrigo rocoso situado a los pies de la sierra. Para arribar hasta allí se puede dejar el coche en el merendero existente en la reserva, a un costado de la carretera que conduce hacia Condemios de Arriba. Desde este punto, se ha de tomar –a pie– una pista forestal que va paralela al río. Y tras unos cinco kilómetros entre pinares, fuentes y pequeños regatos, se alcanza una pradera desde la que se divisa la «cueva del oso», a la que se puede acceder tras cruzar el arroyo en un par de ocasiones.

Se trata de una cavidad con una impresionante entrada, aunque de escasa profundidad, que surge en las faldas del Alto Rey, y a cuyos pies pasa el río. En uno de los remansos del regato, se distinguen varias pozas, preparadas para el baño. Allí, los más avezados tendrán la oportunidad de comprobar la baja temperatura del Pelagallinas durante todo el año. Sin duda, un plan perfecto para pasar las calurosas jornadas estivales.

Una riqueza que no cesa
Todo ello, además, potenciado por un intenso contacto con la naturaleza. “El entorno del río se encuentra dominado por una densa masa de pinos silvestres, a los que acompañan algunos melojos y por un sotobosque compuesto por un jaral–brezal, que se hace más denso en los claros y zonas de pendiente más acusada”, explican desde la Consejería de Desarrollo Sostenible. Incluso, entre los pinares se salpican diferentes praderas, caracterizadas por la existencia de cervunales, donde no es extraño encontrar rebaños de vacas pastando en semilibertad.

Pero si hay una un elemento natural reseñable en el Pelagallinas, esas son las áreas turbosas, que alcanzan su “máxima expresión” en la cabecera del río. “Se encuentran situadas a una altitud de unos 1.350 y 1.400 metros, en la zona noroccidental del fondo del valle y su importancia radica en ser un ejemplo de este tipo de hábitats, de óptimo eurosiberiano, que encuentran en el tercio norte peninsular unas condiciones más adecuadas para su establecimiento”, aseguran desde la Junta de Comunidades. Además, “esta turbera, situada en una zona muy meridional [el Sistema Central] y formada por el remansamiento de las aguas de montaña, alberga un gran número de especies protegidas”, confirman los investigadores. Por ello, se constituye como una formación “excepcionalmente rara y delicada”.

Aguas abajo, sin embargo, aparecen otras riquezas. Tras pasar los pinares y las praderas, se puede disfrutar de un mosaico creado por brezales y saucedas arbustivas. Y cuando las aguas se encajonan, brota el bosque de galería, dominado por las alisedas, bosquetes de álamos temblones e, incluso, por la combinación de melojares y fresnedas…

Estas formaciones vegetales dan cobijo a una importante comunidad faunística. Así, se distinguen mamíferos como el gato montés o la nutria. En la zona también se encuentra una buena población de mirlos acuáticos, además de un importante número de ejemplares de lavanderas cascadeñas. En los roquedos del valle se halla el cobijo de comunidades de aves rupícolas, como el buitre leonado, el águila real o el halcón peregrino.

Sin olvidar que el entorno se define como “un área de campeo para las especies de rapaces forestales que se reproducen en los alrededores”. Entre ellos, el milano real, el azor, el gavilán o las águilas culebrera y calzada. “En las oxigenadas aguas del Pelagallinas está presente la trucha común, destacando el buen estado genético en el que se halla esta población, que puede considerarse como «autóctona pura»”, explican desde Desarrollo Sostenible.

Por tanto, “la rareza y singularidad de sus hábitats, así como la existencia de numerosas especies protegidas, conforman la importancia del Pelagallinas”, concluyen los especialistas. En consecuencia, este valle –gracias a su riqueza ambiental– se alza como una de las zonas naturales más impactantes de Guadalajara y de Castilla–La Mancha, que bien merece una visita. Un espacio protegido que, a día de hoy, forma parte del parque natural de la Sierra Norte arriacense y que bien se puede conocer de la mano de la ruta propuesta. ¡No te lo pierdas!

Bibliografía.
DECRETO 287/2003, de 7 de octubre de 2003, por el que se declara la Reserva Fluvial río Pelagallinas de los términos municipales de Albendiego, Condemios de Abajo, Condemios de Arriba, Gascueña de Bornova y Prádena de Atienza, en la provincia de Guadalajara.
VV.AA., Reserva Natural Fluvial del Río Pelagallinas. Propuesta de medidas de gestión. Madrid: Ministerio para la Transición Ecológica, 2018.