Serranía de Guadalajara: espacio protegido

Hayedo de Tejera Negra. (Foto: Áreas Protegidas/JCCM)
Hayedo de Tejera Negra. (Foto: Áreas Protegidas/JCCM)

Otoño. Estación cromática por excelencia. Los colores desbordan por doquier. Marrones, amarillos, ocres… Todos ellos con una luminosidad sin igual. La naturaleza se prepara para el invierno. El estío ya ha pasado. Y el calor, también. El verano se desvaneció. Se suceden las lluvias y llega el frío –siempre que el cambio climático lo permita–. Es momento de recogimiento. Y de salir a pasear por el campo…

Para disfrutar de este placer no hay que irse muy lejos. Se han de hacer unos pocos kilómetros. Nos debemos dirigir a la Serranía de Guadalajara. Allí se encuentra el segundo Parque Natural más extenso de la provincia. En total, 117.898 hectáreas y 35 municipios involucrados. “Desde un punto de vista natural, esta área tiene una protección muy merecida”, indica el geógrafo y profesor de la Universidad Complutense, Fernando Santander.

De hecho, la riqueza de este emplazamiento es impresionante. “Es imposible conocerla en un solo fin de semana”, asegura José Carlos Moratilla, presidente de la Junta Rectora del Espacio Protegido. Y no sólo por el territorio que ocupa. También por la relevancia de lo que contiene. “Hay una infinidad de valores ecológicos”, corrobora el político.

Macizo del Pico del Lobo. (Foto: Áreas Protegidas/JCCM)
Macizo del Pico del Lobo. (Foto: Áreas Protegidas/JCCM)

Existen posibilidades para todos los gustos. Los montañistas, por ejemplo, pueden disfrutar de un relieve accidentado. Allí se encuentran las tres cumbres más elevadas de Castilla-La Mancha: el Pico del Lobo, con 2.273 metros; El Cerrón, que llega hasta los 2.199; y la Peña Cebollera Vieja, que se alza 2.129. “La presencia de cimas que superan los 2.000 metros condiciona la existencia de un modelado glaciar heredado, que constituye las muestras de glaciarismo más orientales del Sistema Central y las únicas de la región”, se indica en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN).

“Estos sistemas montañosos están surcados por las cuencas hidrográficas del Jaramilla, Jarama, Lozoya, Sorbe y Bornova, con sus múltiples afluentes de aguas de excelente calidad”, se detalla en la Ley 5/2011, de 10 de marzo, de Declaración del Parque Natural. Precisamente, este sistema fluvial es uno de los elementos más relevantes del lugar. “La zona presenta un modelado resultado de la acción hídrica. Abundan los cursos de trazado sinuoso que atraviesan estructuras tectónicas, dando lugar a cañones”, se indica en el PORN. “Son los ríos más limpios y prístinos que tenemos en la provincia”, sentencia Fernando Santander.

Río Lillas. (Foto: Áreas Protegidas/JCCM)
Río Lillas. (Foto: Áreas Protegidas/JCCM)

Estos cauces reciben los aportes de las precipitaciones. De hecho, el clima de la zona es “templado mediterráneo de montaña”, en el que “las lluvias aumentan por causas orográficas y las temperaturas descienden debido a la altura”. Así, en las zonas más elevadas se encuentran condiciones propias de “media montaña”, “con nieve durante la estación fría y una pluviometría anual que, en ciertos sectores, supera los 1.000 milímetros”.

Gracias a ello, este espacio no es tan árido como las comarcas circundantes. Sin embargo, en la Serranía también se dan grandes divergencias, según el lugar. “Las precipitaciones medias anuales oscilan entre los 591 milímetros recogidos en Hiendelaencina y los 1.077 de Valverde de los Arroyos”, se asegura en el PORN.

Una comarca con vida (florística)
Esta pluralidad de climas permite que el espacio analizado posea una “excepcional importancia botánica”. “En la Sierra Norte de Guadalajara existe una elevada diversidad de bosques, con presencia de hayedos, bosquetes de tejos y robles albares, rebollares, quejigares, así como pinares, enebrales, enclaves con sabina albar y masas mixtas donde se mezclan estas especies”, se relata en el PORN. “También presentan gran valor las formaciones de ribera asociadas a los cursos fluviales, distinguiéndose rodales de abedulares, alisedas, fresnedas, saucedas y alamedas”, se añade.

Además, el pino albar merece una mención especial. “Restringido a la sierra del Alto Rey, y explotado desde antiguo, este árbol se constituye como una singularidad botánica del extremo oriental del Sistema Central”, se explica en el PORN. “También se deben destacar los matorrales y los pastizales de estas montañas, además del importante valor de la vegetación rupícola”, se menciona en la Declaración del Parque Natural.

(Foto: Áreas Protegidas/JCCM)
(Foto: Áreas Protegidas/JCCM)

A pesar de esta diversidad –o precisamente por ella–, uno de los emplazamientos más conocidos de la comarca es Tejera Negra. “Se trata de la representación de un bosque del norte de Europa, que en la Península lo encontramos en la cornisa cantábrica. Pero que, además, tiene algunas muestras más hacia el sur”, explica Juan Luis Aguirre, director técnico de la Cátedra de Medio Ambiente de la Fundación General de la Universidad de Alcalá (UAH). “Ejemplos como el hayedo de Guadalajara son los restos de una antigua expansión que hubo hace 4.000 años, durante una época más húmeda”, describe.

Sin embargo, este proceso no solamente trajo hayas. También acercó otras especies, como el roble albar, el tejo y el acebo. Estos árboles se establecieron en lugares “con unas condiciones más favorables”. Es decir, aquellos que poseían acumulación de nieblas, más escorrentía natural o un importante índice de lluvias.

Precisamente, la singularidad de Tejera Negra atrae a miles de visitantes. Sobre todo en otoño. El mencionado paraje está padeciendo la presión del turismo. De hecho, ya se han establecido cupos máximos de paseantes, para evitar males mayores. Sin embargo, éste no es el único problema al que se enfrenta el referido ecosistema. También le está afectando el calentamiento global. El régimen de lluvias cada vez es más escaso. Y las temperaturas, más elevadas. Dos elementos negativos para las especies existentes en el lugar.

Tal es así que ya se debería estar trabajando para atajar este problema. Y de manera urgente. “En primer lugar, y de forma general, hay que dejar de emitir gases de efecto invernadero”, opina Juan Luis Aguirre, de la UAH. “Y, en el caso de los bosques, debemos favorecer una estructura que permita a los ejemplares sobrevivir en mejores condiciones. Por ejemplo, evitando densidades excesivas, controlando el riesgo de incendios y eludiendo la competencia entre especies”, confirma el investigador universitario.

Y la administración responsable, ¿qué opina de esto?  “Tanto este año como el anterior se ha actuado para afrontar la referida circunstancia”, asegura José Carlos Moratilla, presidente de la Junta Rectora. Sin embargo, no especifica las medidas que se han tomado. “A día de hoy, es un hayedo saludable”, dice…

(Foto: Áreas Protegidas/JCCM)
(Foto: Áreas Protegidas/JCCM)

La fauna también tiene su espacio
En cualquier caso, y a pesar de las mencionadas contingencias, la Serranía de Guadalajara es puntera en flora. No hay duda. Pero no se debe obviar la fauna existente en el lugar, que también es de gran relevancia. “Cabe destacar la existencia de, al menos, 260 especies de vertebrados, entre las que se encuentran 9 de peces, 13 de anfibios, 18 de reptiles, 154 de aves y 56 de mamíferos”, se relata en el PORN. Y algunas de ellas se encuentran en “peligro de extinción”, como el águila perdicera o el desmán ibérico.

Además, existen otros ejemplos únicos en la región, como el roquero rojo o el alcaudón dorsirrojo. Y, por si esto fuera poco, en la Sierra Norte se pueden encontrar especies más comunes. Entre ellas, el corzo, la musaraña ibérica, el zorro, el jabalí, la nutria, la garduña, el tejón, el gato montés o la gineta. “Esta riqueza se debe tanto a la diversidad de hábitats como a su buen estado de conservación”, se añade.

Danzantes de Valverde de los Arroyos
Danzantes de Valverde de los Arroyos

El componente etnográfico
Sin embargo, el capital de la Serranía no finaliza en lo ambiental. Es mucho más amplio. Y, para comprobarlo, sólo hay que recorrer el componente patrimonial. “Las construcciones, en general, reflejan la geología del territorio sobre el que se asientan. Un ejemplo es la utilización de pizarras y cuarcitas en la Arquitectura Negra”, se relata en la Ley 5/2011. “Estos conjuntos destacan por su uniformidad cromática y por su inigualable estética”, complementa el PORN. Y, para muestra, un botón. Localidades como Majaelrayo, Campillo de Ranas o Valverde de los Arroyos lo confirman.

Además, no muy lejos de estos municipios se encuentra otro tipo arquitectónico destacable,  que recibe el nombre de Arquitectura Dorada. “Se diferencia de la anterior en el uso de las cuarcitas y del gneis para los muros”.  Tres ejemplos son Las Navas de Jadraque, Arroyo de Fraguas y Bustares, donde –además– se puede visitar su iglesia románica. Este estilo también se encuentra presente en otros puntos del Parque Natural. Existen complejos de este tipo en Gascueña de Bornova y Albendiego, donde se encuentra la ermita de Santa Coloma.
Y si el visitante es inquieto, tampoco debe perderse los castillos de Galve de Sorbe –también llamado de los Estúñiga– y de Diempures, emplazado en Cantalojas. Éste último es un caso muy interesante, debido a que se constituye como una de las pocas fortalezas españolas edificada a base de pizarras. Desgraciadamente, actualmente sólo quedan las ruinas de lo que fue el conjunto…

Romería del Alto Rey
Romería del Alto Rey

Pero si el patrimonio es fundamental, no lo son menos las costumbres de la zona. La Serranía es rica en tradiciones. Se pueden encontrar desde botargas a danzas ancestrales, como las de Majaelrayo, Valverde de los Arroyos, Galve, Condemios de Arriba o La Huerce. Sin olvidar las celebraciones carnavalescas –los vaquillones de Villares de Jadraque o los chocolateros de Cogolludo–, La Caballada de Atienza –declarada de Interés Turístico Nacional– o diferentes romerías, entre las que destaca la del Alto Rey.

Por tanto, el Espacio Protegido de la Sierra Norte de Guadalajara contiene una importante flora y fauna. Pero es mucho más. Se constituye como un relevante conjunto cultural y ambiental que se ha querido conservar para, de esta forma, preservar sus valores. Una riqueza que bien merece ser conocida. Sólo de esta forma se podrá disfrutar de su historia, sus tradiciones y, sobre todo, de sus paisajes. Y qué mejor que hacerlo en otoño, cuando el cromatismo pardo, rojizo y cobrizo toma protagonismo. Un lujo al alcance de todos. ¡No te lo pierdas!

(Foto: Áreas Protegidas/JCCM)
(Foto: Áreas Protegidas/JCCM)

Objetivo: conservar y restaurar

Hasta ahora, se ha relatado la importancia del patrimonio ambiental, monumental y etnográfico que posee la Serranía. Su conservación es lo que se pretende con la figura del Parque Natural. El artículo 2 de la Ley 5/2011 señala este camino. Menciona la necesidad de preservar los recursos naturales del lugar, sus valores ecológicos, geológicos, estéticos, educativos y científicos.

Por ello, la Junta de Comunidades ha establecido una regulación en la que define las actividades permitidas, autorizables y prohibidas. Entre los usos compatibles destaca la caza, una decisión cuestionada por diversos sectores. A pesar de ello, es posible su realización –siempre que sea “extensiva, sostenible y sin cercas cinegéticas”–. Eso sí, su práctica cuenta con limitaciones. No se pueden establecer “cotos intensivos”. Tampoco hay posibilidad de emplear “métodos masivos o no selectivos para la captura o muerte de ejemplares de fauna silvestre”. E, incluso, se definen algunos Refugios de Fauna –como Tejera Negra–, en los que no se pueden desarrollar batidas.

En cualquier caso, nadie ha de olvidar que la finalidad del Parque es defender los recursos ambientales de cualquier agresión que pueda dañarlos. Lo marca la Ley 5/2011. Y también lo dice el PORN. Según este documento, la mencionada figura de protección tiene como objetivos específicos “asegurar la conservación de los valores naturales de la zona, procurando su restauración cuando se encuentren degradados, así como fomentar los aprovechamientos tradicionales, de forma que puedan quedar sentadas las bases de un desarrollo sostenible”.

Una fotografía social de la Serranía

Por tanto, la Sierra Norte de Guadalajara es paradisiaca. No hay duda de ello. Sin embargo, en su interior también existen problemáticas. Entre ellas, la despoblación. La mayor parte de los municipios del Espacio Protegido se encuentran por debajo de los 225 habitantes. “Se debe abrir un debate en torno a este asunto, porque cada vez hay menos habitantes en la comarca”, asegura Juan José Díaz Barahona, ex miembro de la Junta Rectora.

Un fenómeno que, además, lleva asociado el envejecimiento de la población. “Los jóvenes son insuficientes para mantener la demografía actual”, se indica en el PORN. “Esta situación requiere que en la formulación del Parque se busque recuperar la población, mejorando las condiciones de vida y favoreciendo una dinámica de actividades e inversiones vinculadas a la conservación del medio natural”, se añade en el mencionado documento.

Sin embargo, estas ideas no acaban de dar resultados. “Se han impulsado planes de carreteras, se han aprobado ayudas a diversos sectores, se ha fomentado el turismo… Pero los empadronados continúan cayendo en picado”, denuncia Juan José Díaz Barahona. “Nadie se atreve a ir a vivir al mundo rural”, añade.

Actualmente, se está trabajando en varios frentes para evitar este proceso. Uno de ellos es el de las telecomunicaciones. Hay localidades serranas que, todavía hoy, no cuentan con señal de telefonía inalámbrica. “Existe un planteamiento desde la administración para intentar dar solución a esta situación”, asegura el presidente de la Junta Rectora de la Sierra Norte, José Carlos Moratilla. “Mediante el acuerdo con las operadoras se pretende alcanzar el 100% de cobertura móvil y banda ancha en todo el territorio”, señala.

Otra de las ideas por la que se está apostando se basa en el incremento en el número de visitantes. “La potencialidad turística de la zona es muy elevada, sobre todo teniendo en cuenta posibilidad de aprovechar los recursos paisajísticos y naturales como reclamo, así como su cercanía a Madrid, al Corredor del Henares y a Guadalajara capital”, se confirma en el PORN. “Además, un turismo racional y respetuoso con el medio contribuye al asentamiento de nueva población y a la diversificación económica de la comarca”, se predice.

Sin embargo, en algunos lugares se ha comenzado a producir una cierta sobreexplotación del mencionado sector. Son los casos del Hayedo, del Ocejón y de la Arquitectura Negra. “Esta situación se observa en senderos cada vez más transitados y que acaban erosionándose; en conflictos con los vecinos, debido a las juergas nocturnas; y en problemas con el abastecimiento de agua, ya que las fuentes y depósitos no tienen suficiente capacidad para la demanda requerida, sobre todo en verano”, relata el profesor de la Universidad Complutense, Fernando Santander.

Pero salvando estos problemas, desde la Junta de Comunidades ven en el turismo sostenible una alternativa muy importante. Una posibilidad que, unida a otras ideas –como la artesanía o la producción agroalimentaria de calidad–, daría dinamismo económico a la comarca. “Todas estas actividades podrían generar empleo”, concluye el director provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Santos López.