Trillo, cuando los ríos toman el protagonismo

Trillo, cuando los ríos toman el protagonismo.Si hay un rasgo que define a Trillo, ese es el agua. Se desparrama por doquier. Es uno de sus mayores tesoros. No en vano, en esta localidad se funden el río Cifuentes y el Tajo. Una desembocadura que es supervisada majestuosamente por el puente monumental del siglo XVI existente en la localidad. Esta riqueza hidrológica, además, facilita unos paseos ribereños que el visitante disfrutará enormemente. Sobre todo, durante el crepúsculo…

“En Trillo el agua siempre es la protagonista. Por una parte, el remanso del río, encajado entre voluminosas arboledas, herrajes de pasamanos, paseos ajardinados y galerías y miradores de la pequeña villa cosmopolita. Por otra, el desagüe precipitado del arroyo Cifuentes, abundante y breve, que se despeña en cascadas estruendosas a la sombra permanente de los barrancos”, explica José Serrano Belinchón en «La Alcarria de Guadalajara».

Por tanto, y debido a esta preponderancia hídrica, no es extraño que –desde tiempos inmemoriales– en el término municipal trillano existan aguas termales. De hecho, actualmente el público puede disfrutar del Balneario Carlos III, que cuenta con unas instalaciones modernas y adaptadas a las exigencias contemporáneas…

Sin embargo, el patrimonio de esta villa va más allá de lo hídrico. También se debe hablar de su trama urbana. “Trillo es pueblo de callejuelas pinas y plazas señoriales a pesar de su urgente actualización urbanística, forzada por el aumento de la población con motivo de la puesta en funcionamiento de la central nuclear”, explica Serrano Belinchón. Entre su patrimonio más destacado, el templo parroquial, de estilo renacentista, cuyas obras fueron terminadas hacia 1556.

“En origen la iglesia constaba de tres puertas, de las cuales la del norte se encuentra tapiada. El acceso actual se hace por la de poniente, pero la más significativa es –justamente– la que no se ve, y que está orientada al Sur. Es la más antigua y la que posee rasgos decorativos típicamente renacentistas. En origen, era el acceso principal, a la que se subía por un graderío que arrancaba del jardincillo de la calle Calaveras”, confirman desde el Ayuntamiento.

Una variedad patrimonial y ambiental que han permitido la aparición de diferentes iniciativas de divulgación. La más conocida, la encarnada por la señorita Niba. Ella es la protagonista de una novedosa propuesta, basada en la inmersión en la historia local a través de un viaje en el tiempo. Durante algo más de una hora, esta profesional explica los detalles monumentales de la villa. Y lo hace engalanada con indumentaria de época, a la vez que muestra fotografías centenarias del municipio. Así, el viajero puede observar las transformaciones habidas en este pueblo a lo largo de los últimos decenios, al mismo tiempo que aprende la historia.

Empero, hay otras propuestas de turismo activo en Trillo. Quien así lo desee, tiene la oportunidad de practicar la pesca o hacer recorridos en piragua. Y si tras participar en estas actividades el caminante se encuentra muy cansado, puede relajarse en el balneario Carlos III, ya mencionado anteriormente. Por tanto, en esta localidad se combina a la perfección la historia con otras propuestas vinculadas a la naturaleza y al agua…
Más allá del casco urbano.

Además, y si al caminante le gusta el senderismo, se ha de acercar andando hasta Óvila, un antiguo monasterio cisterciense construido en el siglo XIII. Sin embargo, en el primer tercio del siglo XX fue vendido al magnate estadounidense William Random Hearst y trasladado piedra a piedra hasta California. “Actualmente, lo poco que aún puede verse del vetusto edificio son algunos arcos descarnados del claustro, ruinas irremediables y un gimente torreón como testigo de algo que jamás, y bajo ningún motivo, debiera haberse hecho”, concluye José Serrano Belinchón.

Por tanto, en Trillo se imbrica –a la perfección– el patrimonio natural y el monumental. Y todo ello, con el agua por leitmotiv. De hecho, este municipio es una de las puertas tradicionales al parque natural del Alto Tajo. En consecuencia, el viajero tendrá alternativas para disfrutar tanto de la historia como del medio ambiente… ¡No te la pierdas!

Bibliografía:
SERRANO BELINCHÓN, José. La Alcarria de Guadalajara. Guadalajara: Ediciones AACHE, 2003.