Una jornada en Atienza

En nuestro viaje por la Sierra Norte de Guadalajara nos da para conocer castillo, pueblos, iglesias, lugares, ermitas y sobre todo románico y del bueno.

Todo esto y mucho más lo tenemos concentrado en la villa de Atienza, una villa que no dejara de sorprendernos.

El viajero al llegar a Atienza ira primero a la oficina de turismo, situada en la Posada de Cordón, hoy museo de cultura tradicional y que es uno de los que podemos visitar.

Nuestra visita comienza en el Castillo, situado en la parte alta y sobre un roquedal. Solo queda en pie la torre del homenaje con una magnifica terraza a la que se accede por una escalera interior. Las vistas son impresionantes, no solo porque tenemos una visión real de la villa atencina, sino que también se nos ofrece una vista impresionante de buena parte de la sierra norte.

Desde aquí vemos a nuestros pies la iglesia de Santa María del Rey. El interior sólo se puede visitar una vez al año: el 15 de agosto, de 12:00 a 14:00, coincidiendo con la celebración que en ella tiene lugar. Es el segundo de los edificios de Atienza situado a más altitud, sólo superada por el Castillo, a cuyos pies se encuentra. Se accede a ella a través del cementerio municipal.

La iglesia, románica, fue la primera en construirse tras la reconquista de Atienza en el siglo XII, sobre el emplazamiento de una antigua mezquita. Sufrió modificaciones en los siglos XIII, XVI y XVII, quizá debidas al deterioro de la iglesia. A principios del siglo XXI fue ampliamente restaurada.

Muy cerca tenemos el Museo de la Santísima Trinidad que está abierto sábados, domingos y festivos, de 16,00 horas a 19,00 horas. Situada al final de la calle Cervantes, es sede del tercero de los museos en abrirse en Atienza, a principios del siglo XXI. Es una iglesia, del siglo XIII, primitivamente románica. De su etapa románica sólo se conserva su magnífico y delicado ábside semicircular, de influencia segoviana. El resto de la iglesia se compone de una amalgama de estilos: la bóveda es gótica, el pórtico sur de entrada es renacentista y en la decoración de los retablos predomina el barroco.

En su interior se puede contemplar una magnífica exposición de arte religioso. Destacan la capilla de la Inmaculada Concepción, de estilo rococó; el retablo mayor, decorado con lienzos de Matías de Torres; un curioso catafalco del siglo XVI; y dos espectaculares cristos: el Cristo del Perdón, de Luis Salvador Carmona, y el Cristo de los Cuatro Clavos, tardorrománico.

Además, el museo aloja una sección dedicada a La Caballada, donde se pueden conocer muchos de los detalles de la centenaria cofradía.

Plaza del Trigo, También denominada plaza del Mercado o plaza de Don Bruno Pascual Ruilópez, se encuentra en el centro de la villa. Comunica con la plaza de España a través del Arco de Arrebatacapas y de ella parten las calles Doctor Layna Serrano, Cervantes y San Pedro.

La arquitectura tradicional que conforma la plaza la convierte en una de las más bellas plazas de Castilla. Sus casas reflejan la arquitectura propia de la villa, con fachadas enfoscadas de cal, con las vigas y los pilares vistos, y todas ellas con soportales. De entre todas ellas, destacan la antigua Casa del Cabildo y la casa del balcón de esquina.

En uno de sus flancos se alza la majestuosa iglesia de San Juan Bautista, que el viajero entrará a visitarla. Suele estar abierta de lunes a domingo, de 10:30 a 20:00.

Se trata de la más monumental de las iglesias atencinas. Construida en el siglo XVI sobre los restos de una primitiva iglesia románica, es de estilo plenamente renacentista, tanto interior como exteriormente.

De su interior destaca el retablo mayor, decorado con lienzos de Alonso del Arco, y presidido por una imagen de San Juan Bautista. Así mismo, posee un órgano barroco del siglo XVII, que se encuentra aún hoy en funcionamiento, y en el que se realizan conciertos con frecuencia anual.

En su interior se conservan los famosos faroles policromados que salen en procesión portados por los atencinos los días de Viernes Santo y Viernes de Dolores. En Navidad se expone un belén en el que está representada Atienza.

Muy cerca, descendiendo hacia la plaza de España cruzamos el famoso Arco de Arrebatacapas. Se le conoce así por el hecho de que el aire que les daba de cara a los cofrades de La Caballada al atravesarlo hacía que sus capas se cayeran al suelo.

Situado en el primer lienzo de muralla sirve de unión entre las plazas del Trigo y de España. El arco gótico, apuntado, es de una gran belleza.

Salimos del casco urbano para llegar a Museo de San Bartolomé que se puede visitar los sábados, domingos y festivos Horario: de 16,00 horas a 19,00 horas

Al final de las calles de la Salida y del Santo Cristo se encuentra esta iglesia-museo, rodeada de un patio decorado con árboles y vegetación. La iglesia, de principios del siglo XIII, es quizá el templo atencino que más elementos conserva de su primitiva factura románica.

Erigida primitivamente en una sola nave, con galería porticada a ambos lados del pórtico de entrada y ábside de planta cuadrangular, en el siglo XVI sufrió una ampliación para construir una segunda nave, al norte. De esta ampliación son también el artesonado de madera del techo y el coro, donde se conserva un órgano en desuso a día de hoy.

Posteriormente, en el siglo XVIII, la mitad de la galería porticada fue derribada para ser sustituida por la monumental capilla dedicada al Santo Cristo de Atienza, patrón de la Villa.

En el actual templo, el románico se puede aún admirar en la galería porticada de la entrada con arcos de medio punto, en el ábside, en el pórtico, en una pila bautismal y en el arco del triunfo del interior.

Desde 1998 alberga el segundo de los museos en abrirse en Atienza. Destacan de él la impresionante capilla barroca del Santo Cristo de Atienza, un descendimiento gótico, al que se le atribuyeron multitud de milagros, plasmados en exvotos expuestos en el museo; y una magnífica colección de más de 3.500 fósiles de todas las eras geológicas de la Tierra, donadas a la Villa por don Rafael Criado Puigdollers.

Siguiendo nuestro paseo atencino nos lleva al cuarto museo, pero que fue el primero de los que se abrieron, el Museo de San Gil. Abierto sábados, domingos y festivos Horario: de 10,30 horas a 14,00 horas

Situada en la calle Real, a la altura de la bella plaza de San Gil, fue el primero de los museos en abrirse en 1986. El museo se encuentra alojado en una primitiva iglesia románica, de la que sólo se conserva el ábside, admirable desde el exterior y desde el interior, pues no está decorado con ningún retablo. El resto de la iglesia es del siglo XVI.

El museo alberga una magnífica colección de arte sacro, procedente de todas las iglesias que en su día tuvo Atienza, entre las que destacan los cuadros de Las Sibilas y Los Profetas, de Juan Soreda; el retablo de Santiago Apóstol; y una talla de Cristo yacente.

Acompañan a la colección de arte una exposición de orfebrería y de arqueología, con piezas de la Prehistoria y Edad Antigua de la comarca.

Muy cerca están las ruinas de Ábside Gótico del convento de San Francisco. En la parte más oriental de la villa se encuentra la única parte del primitivo convento de San Francisco que se conserva hoy en día. Se trata de un fino y elegante ábside de estilo gótico inglés.

El primitivo convento, que fue construido en el siglo XIII, sufrió una importante remodelación en el siglo XIV. La gran precursora de esta remodelación fue Catalina de Lancáster, esposa de Enrique III de Castilla. Ambos antes de ser reyes de Castilla, ostentaron el título de señores de Atienza. La influencia de la reina inglesa en la Corte supuso la remodelación de este convento franciscano según los cánones del gótico inglés: ventanas altas y finas, arcos ojivales muy apuntados y contrafuertes que ocupan toda la fachada.

Las Murallas
Debido a la importancia estratégica de Atienza durante la Reconquista y a las guerras sufridas en sus tierras, existe una amplia arquitectura militar que ha perdurado a lo largo de los siglos. Los elementos más característicos de esta arquitectura militar son el castillo y los dos cercos de murallas que circundaban a éste y que servían de protección a la villa. En los últimos años se está llevando a cabo la conservación de diversos tramos de estas murallas.

El primer cerco de muralla es el más próximo al castillo y atraviesa el actual casco urbano. Fue construido en el siglo XII, parcialmente destruido en el XIV y reconstruido poco después.

El segundo cerco, del que se conservan menos tramos, fue construido poco después del primero y bordea los límites del actual casco urbano.

Arcos
Para atravesar los diferentes tramos de muralla se abrían en ellas arcos. Hoy en día se conservan en perfecto estado tres de ellos -el de San Juan o de Arrebatacapas, el de la Virgen y el de la Salida- y un portillo, conocido como el de San Julián. Igualmente, se tiene constancia del emplazamiento exacto de otros dos, el de Antequera y el de Guerra, aunque desgraciadamente, no hayan llegado hasta nuestros días en pie y sólo se conservan restos de ellos que nos sirven de indicio de su emplazamiento.
Torreones

El segundo cerco de murallas disponía de torreones de defensa. Aún se conservan una serie de ellos: siete en el camino del Val y dos más en la muralla propia que tenía la medieval Judería atencina (situada en un cerro al inicio del mencionado camino).

Las ermitas:
Ermita de Nuestra Señora de la Estrella

Situada a escasos 3 kilómetros a las afueras de la Villa, en la carretera que une Atienza con Madrigal, es el centro de celebraciones de la fiesta de La Caballada. Se halla en una pradera, en la cual los atencinos y visitantes se reúnen a comer el Domingo de Pentecostés (existiendo barbacoas de piedra habilitadas al efecto).

El templo es sencillo, de planta cuadrada, decorado con un retablo barroco del siglo XVIII presidido por la imagen de la Virgen de la Estrella, patrona de la Cofradía. En su interior se celebra la Eucaristía el Domingo de Pentecostés. De ella sobresale un porche, soportado por pilares de madera de sabina, donde bailan los hermanos de La Caballada, rememorando las danzas que, en 1162, ejecutaron para despistar al ejército leonés.

Tiene adjunto un pequeño comedor, en donde se reúnen los cofrades de La Caballada para celebrar su tradicional comida de hermandad el Domingo de Pentecostés.

Ermita del Humilladero o del Santo
Es una ermita sencilla, situada a la entrada de la localidad de Atienza, en el cruce entre las carreteras CM-110 y GU-134. Tiene anexo un pequeño parque con merenderos y columpios.

La planta es cuadrada de estilo románico del siglo XVI rematada por ábside semicircular. Se accede a ella a través de un porche.

A ella se acude en la procesión de Viernes Santo, conocida como La Procesión del Silencio o

El Entierro de Cristo. También se celebra misa en la festividad de San Cristóbal (domingo más cercano al 10 de julio).

Ermita de Nuestra Señora del Val
Sin duda, la de mayor valor artístico de las cuatro, en su día tuvo la categoría de parroquia. Situada al norte de la villa, a escasos 500 metros del casco urbano, se accede a ella a través de un camino pavimentado que enlaza con la carretera GU-134.

Destaca sobre todo por su pórtico de estilo románico. El pórtico es semicircular y en él encontramos una curiosísima arquivolta, en la cual diez figuras, cuya interpretación es variada (saltimbanquis, contorsionistas, nobles de la época), se enrollan haciendo un escorzo a la misma. El pórtico posee dos arquivoltas más, de decoración sencilla; y, en su parte superior, una interpretable Huida a Egipto.

El citado pórtico es lo único que se conserva del primitivo templo románico. El resto del edificio es del siglo XVI, con ábside semicircular y campanario en espadaña. Posee anejo una vivienda particular. Su interior se encuentra prácticamente diáfano, con un par de retablos sencillos sin decoración. Las obras de arte que en su tiempo albergó se encuentran repartidas por los distintos museos de la villa.

Desde la explanada que hay a su entrada se pueden observar unas bellas vistas de Atienza desde su parte más baja.

Ermita de Santa Lucía
Construida en el siglo XVI, se encuentra a 3 kilómetros del casco urbano, junto a la carretera CM-1001. Fue el templo elegido para la celebración de La Caballada durante los años que duró la reconstrucción de la ermita de la Virgen de la Estrella, en el siglo XVIII. De interior muy sencillo, presenta una pequeña bóveda y un pequeño retablo barroco en donde sólo hay una imagen de Santa Lucía. Posee un pequeño campanillo y una vivienda anexa.