101 cosas que hacer en Guadalajara: Introducción

Hace unos años un simple articulo, sin ninguna pretensión, se hizo viral en la redes sociales. En abril del 2015, Raúl Conde escribió su colaboración habitual titulada Cien cosas que hacer en Guadalajara; desde ese momento esta noticia ha sido, con creces, la mas leída de nuestro digital con casi 40.000 visitas y nos planteó necesidad de plasmarlo en un libro, que fue editado por nuestra empresa editorial y tal fue el éxito que alcanzó dos ediciones totalmente agotadas.

Desde la editorial se ha pensado en publicar una tercera edición, pero surgió la idea de publicar una nueva secuela, es decir, otras 101 cosas, que queremos dedicar todos nuestras esfuerzos a este nuevo proyecto.

Poco a poco publicaremos los 101 capítulos que conforman el libro, y vamos con la Introducción.

Introducción
Este libro es una secuela del artículo publicado en el digital Henares al día el 15 de abril de 2015 titulado Cien cosas que hacer en Guadalajara. El éxito de visitas y la viralización de este texto mediante las redes sociales son el incentivo que nos llevó a convertirlo en una obra de mayor alcance. Tanto en el original como en las páginas siguientes, el objetivo es el mismo: relatar un centenar de ideas que a los autores nos parecen imprescindibles para conocer esta provincia indómita. La única diferencia es numérica porque aquí se le ha añadido una más hasta llegar a 101 cosas que hacer en Guadalajara.

Este volumen corresponde a la segunda edición de una obra que nació sin más pretensión que el de promocionar la tierra del Arcipreste de Hita. Que haya alcanzado esta meta confirma el eco que ha despertado a lo largo y ancho de la provincia, y también fuera de la misma, lo que no deja de ser revelador del interés que genera Guadalajara.

Monumentos, parajes, enclaves naturales, restaurantes, libros, tradiciones y rincones insólitos de Guadalajara conforman la materia prima de estas páginas. No es un libro de historia. Tampoco un tratado de patrimonio, ni una guía turística al uso. Es una carta de presentación a las 101 cosas que un viajero no debe perderse en ese país “al que la gente ya le va dando la gana de ir”, tal como dejó escrito Cela en su segundo viaje a La Alcarria.

Guadalajara, situada a dos pasos de Madrid, no siempre gozó de un reconocimiento y de una divulgación acorde a sus encantos. Este déficit se ha logrado paliar en los últimos años gracias al empuje de los promotores de turismo rural; el auge de marcas como la Arquitectura Negra o el Románico Rural; la capacidad de atracción turística de villas como Sigüenza, Pastrana, Molina de Aragón o Brihuega; el prestigio de restaurantes de tronío como El Doncel, Las Llaves o Amparito Roca; y la puesta en valor de espacios como la Sierra Norte, el Hayedo de Tejera Negra, el Barranco del río Dulce o el Alto Tajo.

Pese a ello, en gran medida, Guadalajara sigue siendo la gran desconocida de Castilla-La Mancha y acaso de las dos mesetas. Un jardín ahíto de naturaleza y de destinos capaces de persuadir por su interés y por la autenticidad que aún irradian sus pueblos y sus gentes. En estas páginas no pretendemos compendiar un catálogo más o menos previsible de destinos de Guadalajara, sino sumar un piélago de sugerencias en el que se mezclan clásicos como el castillo de Atienza o las danzas de Valverde de los Arroyos con otras experiencias que buscan ampliar horizontes. Y ahí incluimos no sólo visitas a monumentos, sino actividades sugerentes y reconstituyentes para el espíritu como comprar en la librería Rayuela, en Sigüenza; subir al pico Ocejón; serpentear los pantanos de la cabecera del Tajo; tomar un vino de Finca Río Negro o almorzar en figones sin estridencias.

Este libro no está concebido como un manual turístico, pero sí puede ser útil –tanto por su contenido como por su formato– para emprender un viaje completo e integral por la provincia de Guadalajara. Porque lo que aquí pretendemos, además de proporcionar información y ofrecer claves que nos parecen interesantes en estos pagos, es animar al lector a patearse una tierra que Manu Leguineche tildó de “hermosa pero poco conocida”. Lo hemos querido hacer de manera detallada, pero también sencilla. Escudriñando gentes y rincones, y sintetizando en 101 capítulos otros tantos viajes necesarios para vivir Guadalajara.

“A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco”. Lo escribió Montaigne en sus ensayos. En Guadalajara resulta más asequible saber lo que uno busca: tranquilidad, belleza, paseos entre hayas, buen yantar, libros viejos y muchos leños en la chimenea. Un festín para los sentidos.

LOS AUTORES