Caciques del siglo XXI

Si el calendario lo tenemos bien actualizado, estamos terminando la segunda década del siglo XXI, con lo que ello debería implicar un progreso en derechos ciudadanos y un avance en el concepto de democracia acorde con el progreso social del nuevo milenio. Y decimos “debería” porque en algunos municipios, sobre todo los de escasa población, se siguen dando por parte de los alcaldes comportamientos del caciquismo mas decimonónico. En concreto, el caso que queremos denunciar públicamente desde LA ASOCIACIÓN SOCIOCULTURAL QUEREMOS AL VALLE, es el del primer edil de Campillo de Ranas Francisco Maroto García.

Este señor, que en estos momentos está terminando la legislatura al frente del gobierno municipal representando al Partido Socialista, ganó sus primeras elecciones prometiendo acabar con el comportamiento autocrático del anterior alcalde, pero ¡Oh! Sorpresa, una vez mas el gobierno del cambio se convierte en un gobierno clon del anterior donde el “porque yo lo digo y punto” se convierte en el fundamento principal de la toma de decisiones.

Para los que no conozcan este pueblo, Campillo de Ranas está es un municipio de gran extensión geográfica, pero de muy escasa población, poco mas de 150 habitantes empadronados, aunque realmente viviendo haya menos de 90 entre sus 7 núcleos de población.

Entre las prácticas abusivas de esta persona en cuestión se encuentran la no contestación (obligada por otro lado) a solicitudes de una asociación vecinal por desavenencias con algunos de sus miembros, el no atender (previa petición de audiencia) a algún vecino, la no presentación de las facturas del ayuntamiento cuando le han sido solicitadas por los concejales de la oposición, saltarse a la torera las normas subsidiarias de urbanismo, empadronar y negar el empadronamiento a vecinos según su interés electoral, dejación de deberes, parcialidad a la hora de aplicar las ordenanzas municipales, etc… Todo menos gestionar el ayuntamiento con “criterios de buen gobierno” como le exige la ley.

¿Por qué no lo denuncian? Pensarán ustedes, lectores ojiabiertos en estos momentos. Si tan claro es el comportamiento denigrante de este gestor público, alguien habrá que pueda hacer algo. Pues ahí está el quid de la cuestión. El problema radica por un lado en que un alcalde es soberano en su territorio y por otro en que a ninguna autoridad competente le interesa lo que pase en un municipio de 150 habitantes perdido en la Sierra Norte de Guadalajara. Cuando te ves obligado a denunciar por la vía contencioso administrativa con lo que ello conlleva en gasto de procuradores, abogados y sobre todo dilación en el tiempo (de varios años hablamos). Si cuando hablas con la dirección del PSOE en Guadalajara y antes de poder poner en conocimientos los actos abusivos de los que hablamos te dicen que ellos apoyan cien por cien las políticas que está llevando a cabo este señor. Si el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno te responde que ellos no tienen competencia. Si desde las consejerías de Castilla la mancha lo único que pueden hacer es darle un tirón de orejas. Cuando has agotado todas las vías legales por las cuales intentar revertir esta situación y ya has acudido al cuarto poder en mas de una ocasión para poner en conocimiento de la ciudadanía la situación dantesca que se está viviendo ¿que es lo que te queda por hacer?. Pues, efectivamente, no decaer y seguir luchando por democratizar el ayuntamiento.

ASOCIACIÓN SOCIOCULTURAL QUEREMOS AL VALLE