Deambular por El Cardoso de la Sierra y sus pueblos

Sierra de El Cardoso, en las montañas entre Guadalajara y Madrid.
Sierra de El Cardoso, en las montañas entre Guadalajara y Madrid.

La sierra que rodea el término de El Cardoso, que ocupa 13.000 hectáreas en el noroeste de la provincia, es un territorio hermoso, pero duro. La comarca se sitúa en el noroeste de la provincia, justo en la linde con la Comunidad de Madrid, en las estribaciones de Somosierra y la Sierra de Ayllón. No es un destino turístico preferente porque la zona siempre estuvo entre Escila y Caribdis, entre la lejana capital provincial y la frialdad con la que las divisiones autonómicas tratan a los territorios linderos. Pero es una de las comarcas más hermosas y vírgenes de Guadalajara. Una ruta inexcusable.

El municipio de El Cardoso de la Sierra no alcanza los 100 habitantes censados y abarca los núcleos de Bocígano, Cabida, Colmenar de la Sierra, Corralejo, Peñalba de la Sierra y La Vihuela, además del propio El Cardoso. Esto da una idea de la ínfima densidad de población en una superficie tirando a inabarcable. Entre las cumbres que circundan este extremo de la Serranía destacan el pico del Lobo (2.273 m) –el techo de la provincia–, el pico de las Tres Provincias (2.129 m), el Cerrón (2.197 m), la peña de la Tiñosa (1.971 m), la peña de la Silla (1.937 m), el pico Santuy o de Calahorra (1.927 m) y el pico de la Tornera (1.865 m).

Los ríos Jaramilla, Berbellido, Ermito y Horcajo surcan los ribazos de las montañas de El Cardoso. También el Jarama, que nace en la peña Cebollera, a la vera de los municipios de Somosierra (Madrid) y Santo Tomé del Puerto (Segovia). La fauna también es un atractivo singular, marcada por la presencia de jabalíes, ciervos, corzos, zorros y también el lobo, después de traspasar las márgenes del Duero. A ello hay que sumar una fauna ahíta de robles, pinares de repoblación y encinas, aunque también se pueden encontrar hayas, abedules y acebos. La ganadería sigue siendo el sostén económico principal, aunque el turismo se presenta como una actividad incipiente tras el arreglo integral de las carreteras de la zona.

Durante la repoblación, a partir del siglo IX, es cuando constan referencias históricas de El Cardoso. En el siglo XI, El Cardoso, El Vado y Colmenar de la Sierra se incluyen en uno de los ochavos de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, y a partir de 1278 estos tres municipios obtienen el título de villa y sus propias normas. Desde 1373 quedan en manos de la familia Mendoza, si bien posteriormente El Cardoso, Colmenar y El Vado se independizaron de Buitrago de Lozoya para establecer su propio dominio. Desde que el Estado traza la división provincial en 1833, El Cardoso pertenece a Guadalajara. La paulatina despoblación, a partir de la década de los 60 del siglo XX, y la creciente industrialización de Madrid terminan por desangrar el censo de esta comarca que hoy sigue mereciendo la atención por su singularidad y su ubicación montañosa.

El Cardoso y sus pedanías conforman una isla entre Guadalajara y Madrid. Las comunicaciones con la gran urbe son mejores que con la capital provincial, y ello determina la cotidianidad de sus habitantes, que tienen en la vecina localidad de Montejo (Madrid) la cabecera de los servicios públicos.

La mayoría de la población en este rincón serrano ha vivido de la ganadería, pero hace treinta años había agricultura. El pueblo tenía entonces 350 habitantes. Todos se las ingeniaban para sacar el máximo provecho a sus tierras. El monte se labraba con centeno y en las huertas brotaban patatas y judías. El pescado que comían eran las truchas del río. También aprovechaban la caza. El resto se lo producían. La carne de sus terneros, la leche de sus cabras, las patatas de sus huertos, las hortalizas de sus fincas y la fruta, muy poca por el clima y la altura. Pasadas varias décadas, el panorama ha cambiado. Los pueblos ya no son tan pobres y en la zona de El Cardoso resisten varios ganaderos, algunos jóvenes.

La ganadería, actividad principal en El Cardoso.
La ganadería, actividad principal en El Cardoso.

Los pueblos de la zona de El Cardoso son heterogéneos. La arquitectura serrana propia de Madrid, con piedra tallada y teja árabe, se mezcla con las construcciones de pizarra negra en Corralejo o Colmenar. El contraste es formidable. También resulta sorprendente que, en pleno siglo XXI, una comarca situada a tan sólo 90 kilómetros de Guadalajara y a poco más de veinte de la autovía de Burgos, aún no haya sido incorporada como debe a los circuitos provinciales del turismo rural.

Manu Leguineche escribe en La felicidad de la tierra: “los pueblos tienen los inconvenientes clásicos, la convivencia siempre con los mismos, los roces, viejas desavenencias, los pleitos familiares, la excavadora de la murmuración en algún lugar aislado, pero todos saben a qué atenerse”. Hay quien piensa que el tiempo no pasa por la zona de El Cardoso. Sí pasa. Y conviene ir a comprobarlo in situ, para disfrutar de la magnificencia del paisaje y de la autenticidad del paisanaje.