Deleitarse con una tortilla de patatas de Casa Palomo (Guadalajara)

La reconocida tortilla de Casa Palomo, de cuatro kilos y más de dos docenas de huevos.
La reconocida tortilla de Casa Palomo, de cuatro kilos y más de dos docenas de huevos.

Ni por tamaño ni por calidad sirven en la ciudad de Guadalajara una mejor tortilla de patatas que la de Casa Palomo, un restaurante céntrico y recoleto ubicado en la Cuesta de San Miguel, a la vera de la capilla de Luis de Lucena. Se trata de una tortilla tamaño XXL que subyuga por su textura y su jugosidad, no solo por su vistoso grosor. En Casa Palomo la preparan al método tradicional y todo pasa por las manos de su personal, desde pelar la primera patata hasta la difícil tarea de darle la vuelta. Las tortillas de este restaurante arriacense, de cuatro kilos, se componen de más de dos docenas de huevos.

Según los propietarios de Casa Palomo, el secreto del éxito de esta tortilla consiste en elegir productos de la mejor calidad y cocinar la tortilla a fuego lento, mediante una elaboración sencilla pero bien hecha. La tortilla de patata es el plato estrella de este figón y uno de los más demandados por sus clientes, bien en los desayunos y aperitivos o en los almuerzos y cenas. En Casa Palomo elaboran una tortilla de patata tradicional, con o sin cebolla, pero siempre manteniendo la receta original que han cocinado ya tres generaciones de la familia Palomo. No obstante, por encargo añaden otros ingredientes como pimientos o bacalao.

Casa Palomo es el resultado de tres generaciones de hosteleros, que empezó hace muchos años en Madrid, con el abuelo Paco, siguió con Pablo y María (la hija) y continúa en Guadalajara con Rafa (el nieto) llevando por bandera el apellido “Palomo”. El restaurante es un local pequeño pero de decoración rústica y cálida. El comedor tiene capacidad para 30 personas y el trato profesional, sin alardes, resulta casero y cercano.

La cocina de Casa Palomo no presenta grandes sorpresas, aunque está llena de garantías para quien guste del buen yantar. Manejan productos de primera calidad y tratan la materia con elaboraciones sencillas. La carta de este local incluye, además de la archiconocida tortilla, otros platos como los piquillos rellenos de carne o bacalao, las migas castellanas, los pimientos asados con ventresca y los trigueros (siempre de la vega del Henares), gruesos, tiernos, muy sabrosos. En temporada disponen de setas, incluido boletus, setas de cardo y amanitas. De hecho, el carpaccio de boletus es otra de sus especialidades.

Las carnes también son un primor, tanto el rabo de toro estofado como las mollejas y las chuletillas de cordero. Sin embargo, donde Casa Palomo alcanza un nivel extraordinario es en los guisos, como los callos; y en los platos de cuchara, como las judías con almejas o con perdiz. Excelsas. Una explosión de rotundidad que se puede acompañar con alguna de las cerca de 40 referencias de la carta de vinos, donde predominan los Rioja y los Ribera del Duero a precios razonables.

La ciudad de Guadalajara, que nunca gozó de gran fama entre los manuales de la oferta gastronómica nacional, ha ido ganando peso con el paso de los años. Casa Palomo ha consolidado, entre la nómina de restaurantes capitalinos, una oferta macerada en la tradición culinaria de quien busca el equilibrio entre la calidad y la cantidad. Un seguro para comer en la capital de la Alcarria.