Fidel Paredes: “Hay mucha gente interesada en que la Serranía se convierta en un coto de caza”

Claro y transparente. Así es Fidel Paredes, presidente de la Asociación Serranía. Sus opiniones no dejan lugar a dudas. Defiende a su comarca. No esquiva ni una sola pregunta. Y, además, le gusta argumentar y debatir. Todo un lujo. Hace unas semanas, la Asociación de la Prensa de Guadalajara otorgaba su premio anual de Cultura a la agrupación ciudadana que representa Paredes. “Ha sido importantísimo para nosotros, porque es una manera de reconocer el trabajo que hacemos”, reconocía. “Estamos muy agradecidos y orgullosos de este galardón”, añadía. Aprovechando esta condecoración, Henares al Día ha querido hablar con este serrano de pro, para analizar las problemáticas más acuciantes que vive el territorio más meridional de la provincia

Hace unas semanas se producían 14 robos en Zarzuela de Jadraque. Estos sucesos, ¿son el resultado del abandono que padece el medio rural en general y la Serranía arriacense en particular?
Es un efecto más de la desatención que sufrimos. Contamos con muy poca vigilancia y muchos de los ciudadanos que viven en la zona durante el invierno son personas mayores. Y, a pesar de esto, puede haber una única patrulla [de la Guardia Civil] para toda la Sierra…

Los saqueos, por tanto, se podrían evitar con una mayor vigilancia policial en la comarca. Pero, ¿qué otras medidas se deben implementar para prevenir sucesos como los acaecidos en Zarzuela de Jadraque?
Si tuviera la varita mágica, me hubiera puesto manos a la obra. No es fácil. Pero, desde luego, una de las soluciones pasa por que los pueblos estén vivos. Sin embargo, en invierno llegan las cinco o las seis de la tarde y no queda nadie por las calles. Y esto es una puerta abierta para los chorizos.

Fidel Paredes
Fidel Paredes

El Gobierno central, como administración responsable de la Guardia Civil, ¿es conocedor de la falta de medios en la zona?
Claro que lo saben. Y no se puede estar así. Nos tienen completamente abandonados. El mero hecho de hacer una gestión –como interponer una denuncia– es muy complicado. En el cuartel de Atienza sólo te atienden hasta las dos. Después de esa hora, tienes que ir a Sigüenza.
Además, los chorizos se informan de cuándo ha pasado la última patrulla por un determinado pueblo, y son conscientes que hasta unos días después las fuerzas de seguridad no regresan al lugar. Por tanto, aprovechan dicho intervalo para actuar. En este contexto, una mayor vigilancia policial podría suponer un freno a los ladrones.

Asimismo, los robos del pasado mes de enero destaparon otra dificultad que padece la Serranía. Se trata de la mala calidad de las telecomunicaciones. En Zarzuela de Jadraque llegaron a estar más de 12 días sin teléfono. ¿Se puede permitir esto en pleno siglo XXI?
Es el mismo problema que nos ocurre todos los años. Caen dos nevadas y nos quedamos sin teléfonos. No pasa ninguna quitanieves y las antenas de telecomunicaciones existentes en el Alto Rey se quedan sin mantenimiento. Y como somos cuatro vecinos, nadie se preocupa de arreglar la avería. No podemos utilizar ni el teléfono ni internet.

Sin embargo, se trata de un servicio proporcionado por empresas privadas. A pesar de ello, la administración competente, ¿debería obligar a las compañías a ofrecer una prestación de calidad en el medio rural?
Somos muy pocos habitantes en estas zonas y no salimos rentables. Por tanto, los poderes públicos tienen que exigir a los responsables oportunos que hagan un buen trabajo. Al fin y al cabo, los vecinos de los pueblos tenemos que poder acceder a los servicios como los demás ciudadanos. Por ejemplo, en lo que se refiere a internet, yo estoy pagando 50 euros al mes por tres megas. A pesar de ello, la red es muy inestable. Se cae constantemente….

Hay otro tema que también preocupa a los serranos. Se trata del transporte público. ¿La petición a demanda que se implantó hace unos años ofrece buen servicio?
Funciona muy mal. A día de hoy, no se puede depender de los autobuses. Tenemos que pedir favores a familiares y amigos.

¿Cuál sería la propuesta de la Asociación Serranía para lograr una fórmula más eficaz?
Hacerlo como ocurría antiguamente, cuando existía un coche de línea diario de forma regular. Pasaba una vez por la mañana de bajaba hacia Guadalajara y, luego, te traía otra vez al pueblo por la tarde. Pero se han ido haciendo recortes… De hecho, actualmente el servicio es absurdo. Tienes que llamar para que vengan a buscarte. Muchos serranos están resignados, y ni siquiera avisan al autobús.

Sin embargo, las empresas aseguran que el modelo anterior no era rentable…
Hay muchas maneras de conseguir esa rentabilidad. Por ejemplo, mediante un acuerdo entre las administraciones y los organismos encargados de este tema. Sin ir más lejos, el transporte escolar que, diariamente, lleva a los jóvenes a los centros educativos también podría servir para acercar a la gente hasta Jadraque y, desde allí, tomar el tren. Esto podría ser una solución.

En otro orden de cosas, hace un lustro los serranos se opusieron al cierre de las urgencias en algunos centros médicos –como el de Hiendelaencina–, decretado por María Dolores de Cospedal. Finalmente, se consiguió el mantenimiento de este servicio. ¿Cómo se implicó la Asociación en aquellas protestas?
Desde un principio nos pusimos del lado de los ciudadanos. Porque si no hay serranos, nuestra asociación no tiene razón de existir. Hicimos un manifiesto en contra del cierre de las urgencias el día de la manifestación en Hiendelaencina en contra de esta medida. Y posteriormente colaboramos en otras iniciativas, como la movilización que también se realizó en Guadalajara. En aquella ocasión las protestas fueron efectivas. Logramos conservar el servicio. Porque si nos recortan la asistencia sanitaria, acaban con los pueblos.

La enseñanza también se vio afectada por la política de austeridad. En concreto, se incrementó de cuatro a diez el ratio mínimo de alumnos para mantener abierta una escuela rural. Con la entrada del actual ejecutivo autonómico se revirtió esta decisión, regresando a los cuatro estudiantes como límite. Pero, la Serranía ¿sigue afectada por la disposición del exconsejero de Educación, Marcial Marín?
Desgraciadamente, la comarca no se ha recuperado totalmente. Hay algunos colegios que no han podido volver a abrir. Se va a tardar mucho tiempo en restablecer lo que había antes. Si se cierran escuelas rurales, el resultado es el mismo que con la clausura de las urgencias. No vendrán a vivir familias con hijos pequeños, por lo que la despoblación de la Sierra se acentuará.

Precisamente, una de las alternativas que se barajan para afrontar este reto demográfico es el fomento del turismo rural. Pero este sector, por sí mismo, ¿es suficiente para asegurar la supervivencia de la zona? ¿O también habría que estimular otras actividades económicas?
Hay que impulsar más alternativas. Sólo con la ocupación de un alojamiento hotelero –que además se suele circunscribir a los fines de semana– no puede vivir una familia. Sus miembros tienen que tener otro trabajo, más salidas laborales. El turismo es importante. No hay que olvidar la clientela potencial que existe muy cerca. Pero también deben fomentarse otros sectores. Además, entran en juego los elementos que hemos hablado. También se necesita seguridad, buenas carreteras, telecomunicaciones de calidad… En definitiva, que la gente se sienta a gusto en el lugar.

¿Qué ideas económicas y laborales adicionales se podrían implementar en la Serranía?
Existen muchas opciones. Entre estas posibilidades se encontraría la elaboración de diferentes productos con las materias primas de la comarca. Por ejemplo, todo lo relacionado con la recolección de setas y la micología podría constituirse como un motor de desarrollo. Sería un sector que, si se regulase, generaría muchos puestos de trabajo de gente de la zona.
También tenemos la miel o el cabrito de la Sierra. ¿Por qué no se impulsa un matadero? Así se podría transformar y aprovechar la mencionada carne, que es maravillosa y de una alta calidad.

¿En qué estado se encuentra la ganadería serrana?
Necesitaría más ayuda. Es una labor muy esclava, a la que el ganadero se dedica de Sol a Sol. Por ejemplo, un vecino de mi pueblo [Villares de Jadraque], que tiene unas 1.000 ovejas, trabaja muchísimo. No sé cuándo va a su casa… Por tanto, y por muchos apoyos económicos públicos que tengan estos profesionales, siempre requerirán más.

Entonces, los ataques del lobo son un problema, pero –entiendo– que no es el mayor de todos…
No será el más grande. Pero, desde luego, existen soluciones para las dificultades del sector. Hay que tener en cuenta que otros países de Europa funcionan también con ganado. Si a los profesionales españoles les están pagando por su producto lo mismo que hace 30 ó 40 años, por muchas subvenciones que les concedan y por mucho que trabajen, no podrán sostenerse económicamente. En definitiva, se tiene que apostar mucho más por la gente que vive y se desempeña laboralmente en el mundo rural.

Ante esta falta de atención, ¿se corre el riesgo de que la Serranía de Guadalajara se convierta en un museo?
En museo no lo sé, pero hay mucha gente interesada en que se transforme en un coto de caza. Están peleando por ello. Sería un territorio cinegético para el uso y disfrute de cuatro o cinco, en el que el resto de personas estorbaríamos.
En este sentido, Cospedal se tomó muy en serio la venta de montes públicos. Por tanto, no descarto que la situación que menciono se acabe materializando a la larga. Quedarán cuatro amiguetes que tengan unos millones de euros y que compren tres pueblos a la vez…

En consecuencia, ¿hay un riesgo real de privatización del campo?
Creo que sí. En la Sierra ya existen localidades privadas, como Cirueches. Y una cosa es que se adquieran diferentes viviendas en una localidad, y otra muy distinta es que se comercie con el cementerio, los caminos… Estos espacios deben ser públicos. De hecho, pueden constituirse como una servidumbre de paso.

¿Cirueches sufriría una situación parecida a la de Villaescusa de Palositos?
Es el mismo caso. La gente no puede poner unas flores en la tumba de sus familiares porque el paso al cementerio se encuentra cerrado. ¡Y es un camino público!

Cuando surgió la Asociación Serranía hace 10 años, lo hizo con un innegable cariz cultural y de preservación de las tradiciones. ¿Mantienen esta filosofía?
La estamos preservando con la misma fuerza con que empezó. Y la muestra es el libro que hemos publicado sobre vocabulario serrano. Ha sido una labor inmensa por toda la comarca. Para nosotros ha supuesto un esfuerzo enorme, tanto económico como de trabajo. Sobre todo para los que han estado involucrados en la coordinación, como José María Alonso Gordo o José Antonio Alonso Ramos, entre otros.