Henche reivindica su pasado

Guadalajara es una provincia con un luengo pasado a sus espaldas. Se conformó –durante siglos– como un espacio de frontera entre castellanos y árabes. Una circunstancia que ha marcado al espacio caracense. Se trata del segundo enclave de España con mayor número de castillos y fortalezas –con 198–, sólo superado por Jaén y sus 237 monumentos. Por tanto, todos los municipios arriacenses tienen algo que ofrecer tanto a propios como a extraños.

Y para muestra, el caso de Henche. Se trata de una localidad con 82 empadronados, según la última actualización del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, en siglos anteriores su población se llegó a contar por centenares. En el XIX alcanzó los 259 habitantes, según se indicaba en el «Diccionario geográfico–estadístico–histórico de España y sus posesiones de Ultramar», dirigido por Pascual Madoz. El trabajo señalaba que, en dicho municipio, había 83 casas, en las que vivían 73 vecinos, lo que suponía 259 «almas», que era la forma en la que se denominaba –hace 200 años– a los censados.

En la referida compilación se indicaba que Henche se emplazaba “al pie de una elevada cuesta, circunvalada de otras menores, que lo resguardan de los vientos”. Entre las viviendas más importantes, se hallaban el Ayuntamiento y una escuela de instrucción primaria, a la que acudían con regularidad una veintena de estudiantes de ambos sexos. Asimismo, los vecinos escuchaban misa en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y en la ermita de San Roque, a cuyo costado se distinguía el cementerio municipal. Se trataba de un camposanto “bien ventilado y que no ofende a la salud”, se explicaba en el diccionario de Madoz.

Sin embargo, la riqueza de la localidad no sólo se limitaba al casco urbano. Se extendía a todo el término municipal. “Fuera de la villa hay una fuente de buenas aguas, que provee las necesidades domésticas del vecindario”. Asimismo, había otros dos oratorios, dedicados a San Bartolomé y San Pedro. Actualmente, sólo se mantiene en pie el primero, que –junto con el San Roque y la iglesia parroquial– cubren las necesidades espirituales de los vecinos.
En cuanto al tejido económico, se fundamentaba –de forma mayoritaria– en el sector primario. Se cosechaba trigo, cebada, avena, nueces, cáñamo, patatas, judías y otras legumbres. También se producían leñas de roble y encina, bellota, infinidad de hierbas aromáticas y medicinales, así como buenos pastos con los que se mantenía ganado lanar, mular, asnal y porcino. Incluso, se distinguía un molino, en el que se generaba aceite. En cuanto a la actividad comercial, se exportaban los productos campesinos sobrantes tras el consumo familiar.

Un conjunto económico y poblacional que propiciaba –hace 200 años– un presupuesto municipal de 1.500 reales anuales. Un montante que “se cubría con los productos de los propios y, en caso de déficit, por reparto vecinal”. De hecho, a día de hoy se mantienen algunas de estas actividades. En la villa henchera son famosas sus bodegas y huertas, donde se labran tomates, calabacines, patatas, ajos, pimientos y pepinos. Incluso, sigue teniendo una importante presencia la cebada y el trigo, que se unen a recientes plantaciones de girasoles.

Un importante pasado
La historia de Henche es muy antigua. Existen documentos que aseguran que en el siglo XV ya pertenecía al Señorío y Tierras de Atienza, pasando –décadas después– a manos de los Condes de Cifuentes, bajo cuyos designios permaneció hasta la supresión de los Señoríos en 1812. La denominación oficial de la localidad cuenta con –al menos– medio milenio de trayectoria. Fue hace 500 años cuando un caballero francés –llamado Dhanche– se asentó en el enclave, entregándole su denominación, que acabó evolucionando a Henche o Enche…
Gracias a este pasado, en el pueblo se puede visitar un importante patrimonio. Destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de origen románico y que se domicilia en la parte alta del sitio. Su origen data del siglo XIII, aunque dos centurias más tarde –en el XV– se amplió y se construyó una cúpula con artesanado mudéjar de forma octogonal. El monumento “alberga interesantes tallas, casi todas barrocas, entre las que destaca la imagen parroquial titular”.

Además, la espadaña se levantó en el XVI, alzándose como una de las señas de identidad del complejo, al igual que su puerta de acceso, de “aspecto medieval y románico, con cuatro arquivoltas sostenidas por columnillas de capitel foliáceo”, explican desde el Ayuntamiento henchero. El templo “posee una pila de agua bendita de estilo gótico, con arcos y bolas como decoración y una magnífica pila bautismal de estilo mozárabe”, diseñada también durante el Medioevo. El ábside –igualmente románico– merece una detenida visita por el caminante…

Del mismo modo, se ha de mencionar la ermita de San Bartolomé. “Se encuentra situada en el despoblado de Majanares y es de aspecto barroco, con muros de mampostería”, explican fuentes consistoriales. “La puerta tiene un arco de medio punto con dovelas”. En este emplazamiento –además– se resguarda la imagen del patrón de la localidad, cuyas fiestas se realizan 24 de agosto, prolongándose durante varias jornadas. Asimismo, el complejo es destino de una romería anual, que tiene lugar el primer sábado de junio.
También continúa en pie el oratorio de San Roque, edificado en la entrada del municipio, junto al cementerio municipal. “Es un pequeño edificio de construcción en piedra de sillería de planta cuadrada”, aseguran los investigadores. “Sobre el muro sur se alza un pequeño porche con dos columnas, una de ellas tapada por un murete, así como la puerta de acceso al edificio”.

El visitante también contará con la oportunidad de conocer el puente medieval local o un molino aceitero de 1752, que –a día de hoy– se encuentra abandonado, pero del que se pueden visitar sus paramentos más relevantes. Asimismo, en 2021 se inauguró el Museo del Vino de la villa, donde el caminante se al devenir vinatero del lugar, donde hubo gran producción de caldos para el consumo de las familias hencheras.

Por tanto, nos encontramos ante un pueblo que refleja –a la perfección– el legado histórico y patrimonial de la Alcarria y de toda Guadalajara. Una provincia que cuenta con un amplio devenir a sus espaldas. No en vano, se alzó –durante siglos– como un espacio de frontera y de imbricación entre culturas, lo que –al final– le ha facilitado constituirse como el segundo territorio con mayor número de castillos y fortalezas de España. ¡No te lo pierdas!

Una villa para caminar
El senderismo también se encuentra presente en Henche. Existen múltiples alternativas para conocer la localidad y sus alrededores gracias a esta práctica deportiva. Entre ellas, la RCGU–86, «El camino de las tainas». Se trata de un trayecto circular de 7,3 kilómetros, que se puede completar en dos horas y medias. Se transita por caminos agrícolas en buen estado. “Conviene hacer el trayecto con pausa, deteniéndonos en las fuentes y en las mesas de interpretación”, confirma Ángel de Juan, especialista en la materia. “Hay posibilidad de realizarlo en cualquier época del año, aunque si elegimos el verano, hemos de salir pronto, para evitar el calor”. Así, se podrá disfrutar de un paisaje alcarreño compuesto por olivares, monte bajo y campos cerealistas. También se distinguen las preciosas vistas del valle del arroyo de la Vega.De igual forma, se puede conocer la RCGU–24, «Camino a la ermita de San Bartolomé», de 3,9 kilómetros y que se puede andar en apenas dos horas. Permite una caminata circular, al finalizar en el punto de partida. Se pasa por una carretera de poco tráfico y a través de un camino bien conservado. Como en el caso anterior, el paisaje es típicamente alcarreño, con cultivos agrarios de secano y hortícolas.

Asimismo, los más avezados pueden conocer la RCGU–74, «La fuente del colmenar» (enlace 3), un poco más larga que las anteriores. En total, se proponen 8.1 kilómetros, transitando por sendas en buen estado, que se completarían en dos horas y media. Durante el recorrido se conocerán las tierras de la Alcarria, con olivares y monte bajo. “Es muy interesante el barranco de la fuente de la Cabra”, señala Ángel de Juan. Además, “vemos algunos viñedos, producto muy popular en Henche, con interesantes bodegas en su casco urbano”.

 

Bibliografía
MADOZ, Pascual. «Diccionario geográfico–estadístico–histórico de España y sus posesiones de Ultramar», Madrid: 1845–1850.