Hiendelaencina, un país de plata

Cuando se habla de explotaciones mineras en España, la gran mayoría piensa en el norte peninsular. Más concretamente, en Asturias y León. Allí se encuentran los ejemplos más conocidos de esta actividad. Sin embargo, hay otros muchos emplazamientos en los que se desarrolló esta industria. Un ejemplo es Guadalajara. La provincia también tuvo minas.

Algunas, muy importantes. Y no hace tanto tiempo que dejaron de funcionar…
Sólo hay que visitar Hiendelaencina –una localidad emplazada a los pies del Alto Rey– para comprobarlo. Hasta bien entrado el siglo XX funcionaron en sus cercanías unas explotaciones de gran relevancia. “Fueron las minas de plata más importantes de España, extrayéndose más de 500 toneladas de este metal en menos de 150 años” aseguran los especialistas Daniel Regidor, Esperanza de Coig, Carmen Narro, Jorge Morín y Carlos Fernández.

En consecuencia, esta riqueza dejó una huella imborrable en el municipio. Sus amplias plazas y calles –de un tamaño no muy común en los pueblos de la zona– hablan de la relevancia que tuvo el lugar, en el que vivieron centenares de personas. Muchos de estos ciudadanos laboraron directamente en la industria extractiva o en iniciativas relacionadas con ella…

“Esta apartada región fue hondamente conmovida a mediados del siglo XIX por el descubrimiento de un criadero argentífero de riqueza inusitada. Pero el mismo se presentó en filones muy irregulares, por lo que unas épocas de explotación intensa se vieron sucedidas por otras de producción menor”, señalaba el experto Antonio López Gómez en «El distrito minero de Hiendelaencina (Guadalajara)».

El descubrimiento y su posterior desarrollo
De cualquier forma, la zona tuvo una actividad minera muy reseñable. Los orígenes de la misma se remontaron a mediados del siglo XIX. Más concretamente, a 1844, cuando Pedro Esteban Górriz puso de manifiesto la relevancia geológica del lugar. Sin embargo, previamente ya hubo indicios de esta importancia. En el siglo XVIII algunos autores enfatizaron la semejanza existente entre los terrenos Freyberg, en Sajonia –donde también se producía plata– con los del norte de Madrid y Guadalajara. Justo la zona en la que se asienta Hiendelaencina…

En cualquier caso, fue a partir de 1844 cuando comenzó la actividad extractiva en esta localidad serrana. “Enseguida se divulgó la gran riqueza del criadero, que superaba –con mucho– al célebre filón «Jaroso» de Sierra Almagrera (Almería), descubierto en 1839”, aseguran los especialistas. Consecuentemente, “se desencadenó una verdadera «fiebre de la plata», ya que acudieron a Hiendelaencina gentes de todas partes”, corroboran.

Así, comenzó el primero de los periodos que vivió el municipio, que se extendió hasta 1870 y que se caracterizó por un gran florecimiento minero. Durante estos años se extrajeron dos tercios de la plata total, obteniéndose las máximas ganancias. “También se produjo el auge demográfico del lugar, que pasó de 100 a 3.200 habitantes en 1857”, describía López Gómez.

Durante estos años se obtuvieron casi 10,5 millones de onzas de plata, lo que se correspondió con unas 300 toneladas de este mineral. “En 25 años supuso una media de 12.000 kilos anuales, pero en el decenio de 1860 –iniciada ya la decadencia– se obtuvo entre 5.000 y 7.000 kilos cada año. Por tanto, en los primeros años la media debía acercarse a los 20.000 kilos de plata por ejercicio, cifra extraordinaria para el espacio explotado” confirman los estudiosos.

En cualquier caso, los pozos de Hiendelaencina vivieron un declive. “La menor mineralización y la profundidad de las galerías determinaban que apenas se cubriesen los gastos de explotación”, describía el experto Antonio López Gómez. “Sin embargo, los filones no estaban agotados y el ingeniero Miguel Bautista Muñoz, buen conocedor del distrito, insistía en la conveniencia de seguir trabajando en el lugar”, confirmaba dicho historiador.

En este contexto, llegó la segunda de las épocas de esplendor a las minas de la localidad. Tuvo lugar entre 1889 y 1903. Una situación favorable que se produjo, en parte, gracias al banquero francés Bontoux, que se afincó en la localidad. “Los trabajos de estas explotaciones estuvieron activos hasta finales del siglo XIX”, describen los especialistas. En estos años se extrajeron grandes cantidades de plata, con un máximo de 19.000 kilos en 1893 y de 12.000 en 1895.

Años más tarde, a partir de 1903, se sucedió un tercer florecimiento, el que destacó la mina de «Santa Teresa», donde se encontró una buena mineralización. “Para el suministro de energía de la explotación se construyó un canal y una nueva central en el río Bornova, que permitía acelerar los trabajos. Merced al empleo de perforadoras de aire comprimido, que pronto se extendieron a las otras minas, la profundización se realizó deprisa”, indicaba López Gómez.

El sector minero se reanimó inmediatamente. “En total, entre los años 1903 y 1908 se obtuvieron 30.300 kilos de plata y fueron óptimos los años 1910 y 1912, con un beneficio de 32.700 kilos de metal. Pero en 1913 bajaron bruscamente a unos 2.000 y algo menos en los sucesivos”, relatan los historiadores.

La decadencia final de las minas llegó a partir de la Primera Guerra Mundial, iniciada en 1914. Es cierto que existía una situación relativamente prometedora en determinados pozos, como los de «Santa Teresa», «La Cubana» o «San Carlos». Sin embargo, la suerte estaba echada. “El estallido de la contienda sería el golpe de gracia. Se cerraron las minas sostenidas por capitales extranjeros, mientras que las españolas tenían muchas dificultades, agravadas por conflictos sociales surgidos debido al desempleo”, añaden los especialistas.

La producción superaba, por poco, los 1.000 kilogramos anuales, situación que se prolongó hasta 1921. En los siguientes ejercicios la extracción descendió a unos centenares de kilos por ejercicio y fue prácticamente nula desde 1926. Tras la Guerra Civil española se realizaron algunas investigaciones en ciertos pozos, aunque sin resultados positivos, por lo que quedaron suspendidas en 1944. No obstante, en ciertas minas se llegaron a realizar algunos trabajos extractivos. “Después de una temporada de optimismo, en la que parecía que renacería el lugar, los escasos rendimientos motivaron el cese en 1951”, confirman los especialistas.

Una actividad que no se ha podido recuperar posteriormente. Las investigaciones han desaconsejado retomar la labor extractiva. “Los últimos estudios de viabilidad llevados a cabo por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en Hiendelaencina no consiguieron encontrar riqueza suficiente en los filones como para reiniciar la labor en los pozos” aseguraban los expertos Miguel Ángel de Pablo, José Carlos de Pablo y María Jesús Paniego.

Una importante actividad
En cualquier caso, y de forma inicial, los métodos de extracción de la plata en Hiendelaencina fueron muy rudimentarios. Se basaban en “simples tornos a mano” y en “malacates movidos por caballerías”. No obstante, esta tecnología enseguida se perfeccionó, instalándose máquinas de vapor. Los primeros pozos que disfrutaron estos avances fueron «San Carlos» y «Vascongada». Más tarde, se fueron extendiendo por otras explotaciones…

Empero, las condiciones laborales de los trabajadores continuaban siendo muy duras. Tenían que cumplir jornadas larguísimas, de 12 horas de duración, que se desarrollaban en galerías de hasta 400 metros de profundidad. “Los accidentes eran muy frecuentes y, entre ellos, hubieron varios mortales cada año, destacando la catástrofe de la mina «Perla» en 1864, con una docena de muertos”, confirman los historiadores. “Los jornales, en 1870, con labores a destajo, eran de dos pesetas los hombres, 93 céntimos los chicos y 83 las mujeres”, añaden.

“La dureza era extraordinaria para los trabajadores del interior del pozo, que laboraban bajo la mortecina luz de los candiles de aceite, que ellos mismos habían de aportar, y con el calor de las galerías profundas de algunas minas. Basta el detalle sobrecogedor de que en algunos sitios se llegaba a 47ºC; a lo cual debe añadirse la ventilación escasa y el polvo producido por las perforadoras mecánicas”, relataba el historiador Antonio López Gómez.

La Constante
Estas realidades han dejado una importante huella histórica en Hiendelanecina. Se observan los restos de las antiguas explotaciones extractivas y todo el patrimonio relacionado con las mismas. Y para muestra, un botón. Se debe mencionar el poblado de La Constante, construido a orillas del río Bornova, al norte de la localidad minera, aunque ya en el término de Gascueña. Llegó a contar con 500 habitantes, siendo levantado en el entorno de una factoría de tratamiento del mineral argentífero. Una fábrica a la que se unieron otras, como «La Oportuna», en Villares de Jadraque; «Patio de Jáuregui»; o «La Previsión».

“Todo este patrimonio fue abandonado a la vez que cesó la actividad minera, quedando expuesto al deterioro natural por el desuso, pero también al expolio. Primero como consecuencia de la Guerra Civil española y, más recientemente, por el aprovechamiento descontrolado de los metales”, indicaban los especialistas Miguel Ángel de Pablo, José Carlos de Pablo y María Jesús Paniego. “Estos restos no solo tienen un interés patrimonial, sino que poseen un elevado atractivo turístico y científico–técnico, además de didáctico”, agregaban estos expertos en otro de sus trabajos académicos.

Precisamente, a día de hoy se quiere recuperar esta memoria histórica. Un proceso en el que se busca “remediar la situación de abandono del patrimonio geológico y minero a través de su conservación”; “mejorar la situación medioambiental, integrando el medio natural en el conjunto de la oferta turística”; y “promover el desarrollo local”, entre otros fines, confirman Daniel Regidor, Esperanza de Coig, Carmen Narro, Jorge Morín y Carlos Fernández.

Y, para ello, se ha querido trabajar en tres líneas. La primera, la apertura del museo de la plata. La segunda, el diseño de diversas rutas verdes, “combinando el valor natural del territorio con su relevancia geológica y minera”. Y, en último lugar, la realización de un inventario de todo el patrimonio minero existente en Hiendelaencina, con el fin de poder consolidarlo.

En este sentido, en septiembre de 2019, en el marco de la décima edición de las Jornadas Mineras que –anualmente– se celebran en la localidad, se presentó la primera de estas rutas verdes, la del Puente de las Calderas. El mencionado proyecto, que ha sido desarrollado gracias al esfuerzo de diversos voluntarios, pretende dar a conocer las infraestructuras que servían de energía eléctrica a los pozos mineros de la zona.

Una labor en la que también se han implicado diversas instituciones, como la Universidad de Alcalá, el Ayuntamiento de la localidad o la Junta de Comunidades. Ésta última administración destinó 25.000 euros para la recuperación de la mina de Santa Catalina. Con esta subvención se quería la recuperación y posterior aprovechamiento turístico de dicha explotación.

En definitiva, Hiendelaencina tiene un pasado minero que se refleja en su historia y en su patrimonio. Una riqueza tan importante como la que existe en otros puntos de España. Por ello, es fundamental su recuperación y divulgación. Justo lo que están haciendo desde esta localidad serrana con iniciativas como el museo, las rutas verdes y la consolidación de los restos. Se trata de una labor fundamental, porque como dijo el poeta escocés Robert Burns:

«La historia es cuestión de supervivencia. Si no tuviéramos pasado, estaríamos desprovistos de la impresión que define a nuestro ser»

Bibliografía.
LÓPEZ GÓMEZ, Antonio. “El distrito minero de Hiendelanecina (Guadalajara)”. Cuadernos de Geografía, 6 (1969), 211-250.
PABLO, Miguel Ángel de; PABLO, José Carlos de. “Propuesta de recuperación de los edificios de las minas La Fuerza y La Mala Noche (Hiendelaencina, Guadalajara)”. De re metallica (Madrid): revista de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, 22 (2014), 69-81.
PABLO, Miguel Ángel de; PABLO, José Carlos de; PANIEGO, María Jesús. “Proyecto de recuperación del entorno de la mina de plata San Carlos (Hiendelaencina, Guadalajara)”. De re metallica (Madrid): revista de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, 20 (2013), 53-64.
REGIDOR, Daniel; COIG-O´DONNELL, Esperanza de; NARRO, Carmen; MORÍN, Jorge; FERNÁNDEZ, Carlos. “El plan de musealización de Hiendelaencina (Guadalajara)”. De re metallica (Madrid): revista de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, 14 (2010), 81-90,