Pareja, tierra de tradiciones

Muchas poblaciones arriacenses cuentan con una luenga historia a sus espaldas. Una circunstancia que ha desembocado en la existencia de un relevante patrimonio histórico y una gran cantidad de traiciones. Un ejemplo es Pareja, una villa ubicada a las orillas del pantano de Entrepeñas. En sus calles y plazas no sólo se pueden visitar un importante número de monumentos y lugares de interés. También hay posibilidad de asistir a una sucesión de costumbres digna de mención. “Son bastantes las citas con el encuentro popular en el municipio, donde el vecino y el visitante disfrutan de momentos entrañables llenos de diversión y entretenimiento”, indican fuentes consistoriales

Una de las principales propuestas se trata de «Los Mayos», que tiene lugar en la noche del 30 de abril. “Los mozos cortan un chopo que se coloca en la plaza y permanece allí –presidiéndola– un mes, hasta el 1 de junio”, explica el alcalde, Francisco Javier del Río. A continuación, los participantes se encaminan hacia la iglesia y comienzan la ronda cantando a la Virgen. A renglón seguido, si el primer edil tiene hijas casaderas, la comitiva se dirige a su vivienda. Tras ello, se realiza una ruta por el municipio, pasando por los hogares de las chicas en edad de matrimoniar. “Tras completar el trayecto, los padres de las mozas corresponden con el pago de cierta cantidad en agradecimiento, que se destina a cocinar una caldereta”.

En la actualidad, esta celebración se ha mantenido, aunque priorizando la fiesta y el baile. Además, se sigue alzando un árbol, “de los más altos y derechos del término municipal –y más elevado que los plantados en años anteriores–, adornado con regalos consistentes en cintas de colores, frutas diversas y, a veces, algún ave de corral o un jamón –en su copete–, puesto que el resto del chopo se deja pelado para –con las ramas recogidas– engalanar los balcones de las mozas o mayas”, indicaba el etnógrafo José Ramón López de los Mozos –tristemente fallecido– en uno de sus trabajos académicos. “Terminada la fiesta, el árbol de Pareja se suele pelar y vender, para –con lo ganado– costear una merienda”.

Sin embargo, las propuestas festivas del pueblo no terminan aquí. Cada Semana Santa, la procesión del encuentro y la posterior quema del Judas han permitido que estos días hayan sido declarados –en 2013– «fiesta de interés turístico provincial». “Salen procesionando hombres y mujeres cada uno por su lado, para unirse las dos comitivas en la calle de Alegría, esquina con la del Hospital”, explican desde el Ayuntamiento parejano. En este enclave, las fieles de la localidad le quitan los ropajes negros a la Virgen, al tiempo que cantan los siguientes pasajes:

«Con María de rodillas, ante el hijo de su amor; que ha cumplido su promesa de su gran resurrección. Quitadle el manto de luto y ponedle el de color, cantemos con alegría que ha resucitado Dios».

Tras unirse ambos séquitos, regresan a la Iglesia. Una vez frente al templo, las dos tallas que van en peregrinación –la del Cristo, portada por los varones, y la de la Virgen, por las féminas– atraviesan la puerta norte del templo. “Cuando termina la procesión, se quema el Judas en la plaza Mayor. El muñeco –hecho de ropas viejas y paja– arde en llamas a la vera de la «Olma Nueva». “Es posible que estemos ante la cristianización de un hecho muy anterior en el tiempo, quizá emparentado con antiguos cultos dendrométricos”, subrayaba José Ramón López de los Mozos, en uno de sus análisis científicos. “La muerte del Judas es una representación del fin del invierno y del nacimiento de la primavera, dando lugar a ese ciclo del eterno retorno”.

Unas alternativas que no cesan
De igual forma, los vecinos y visitantes también pueden acudir cada 2 de febrero a las fiestas en honor a la Virgen de las Candelas. “La tradición es que los asistentes degusten dos grandes «piñas», hechas de harina, almendras y miel”, confirman los involucrados. La primera de las dos ofrendas se vende –en raciones– entre todos los asistentes. La otra se la lleva el afortunado a quien le toca en una rifa”. Además, el Ayuntamiento invita a un vino a los presentes.

Asimismo, todos los 15 de mayo los agricultores de la población impulsan diversos actos para conmemorar a su patrón –San Isidro–. “Se realizan bailes, rosquillas y aguardiente del Santo, que se reparten entre los asistentes”, explican los campesinos parejanos. Igualmente, en torno a los carnavales se programan diversas actividades vinculadas con el jueves lardero, los desfiles de disfraces o el entierro de la sardina. “El Ayuntamiento, la parroquia, el colegio y el AMPA se unen para ofrecer un programa de propuestas que subrayan las tradiciones del pueblo, al tiempo que proponen unos días festivos a la concurrencia”, aseguran todos los implicados.

Todas estas propuestas se completan con las fiestas patronales de la villa, en la que se prevé una programación de actos lúdicos, musicales, gastronómicos, infantiles y deportivos de la más diversa índole. Una idea a la que se añade –a inicios de la primavera– el programa «Abril Cultural», que se ha convertido en una referencia a nivel regional. “Parejanos y visitantes pueden disfrutar de numerosos actos que culminan con la entrega de los premios de los distintos concursos organizados por el Consistorio, centrados en Cuentos y Relatos; Fotografía Digital; y Vídeo–Montaje musical”. Además, este programa incluye las fiestas de San Marcos en Casasana y la Feria Medieval de Pareja.

Una iniciativa con orígenes medievales
Sobre esta última propuesta, la misma cuenta con siglos de historia a sus espaldas. “La villa posee la segunda feria más antigua de la provincia, tras la de Brihuega”, explica Francisco Javier del Río. Alfonso X concedió al municipio –a través de un privilegio fechado en Valladolid el 7 de octubre de 1255– una propuesta de estas características, que comenzaba 15 días antes de «Cincuesma» –Día de la Pascua del Espíritu Santo, 50 días después de la de Resurrección–. Además, ordenaba que cuantos a ella se acudiesen –fuesen cristianos, musulmanes o judíos– pudiesen ir seguros, “sin que nadie les hiciera fuerza, bajo pena de mil maravedíes para la Cámara Regia, e igual suma para el Obispo de Cuenca, al que pertenecía la villa”.

En 2013, el Consistorio de la población recuperó la celebración. “Desde entonces, cada año ha superado en participación al anterior”, confirman fuentes municipales. La plaza Mayor y la de Toros acogen el campamento medieval, con más de una cuarentena de puestos de artesanía y otros productos. Además, los balcones lucen pendones y banderas, mientras que muchos vecinos se visten con atuendos de época para dar más ambiente medieval a la villa. “Aparte de la vistosa exposición de mercaderías, se suceden un carrusel de actuaciones, talleres, demostraciones o degustaciones gastronómicas”, explican los organizadores.

Por tanto, y como se ha podido observar, Pareja es una localidad con una amplia tradición festiva. Propone una relevante oferta anual tanto a vecinos como a visitantes. Además, quien acuda a este municipio alcarreño también podrá conocer su amplia historia, en la que se están recuperando algunos de sus episodios más desconocidos, como los procesos brujeriles que sufrieron algunas vecinas de la población en el siglo XVI. Una memoria que se está rehabilitando a través de diferentes iniciativas, como un museo centrado en la materia o el libro «Alcarria bruja. Historia de la hechicería en Guadalajara y los procesos de la villa de Pareja», escrito por Javier Fernández Ortea. Sin duda, estamos ante unas ideas que vienen a complementar la oferta lúdica y cultural existente en el lugar. ¡No te las puedes perder!

Bibliografía
López de los Mozos Jiménez, José Ramón. «Algunas fiestas y tradiciones de Pareja (Guadalajara)». Revista de folklore, 383 (2014), pp.: 28–38.