Pastrana celebra con brillantez una nueva edición del Festival Ducal

El festival de la presente edición  se ha dedicado a la figura de Fray Pedro González de Mendoza, en el 450 aniversario de su nacimiento, y a Santa Teresa de Jesús, en el 51 aniversario de su nombramiento como doctora de la iglesia, en 1970, retomándose con ello el contenido, después de que el Festival hubiera de ser suspendido por la pandemia, en 2020

Pastrana ha celebrado este fin de semana la XIX Edición de su Festival Ducal, la primera con el evento reconocido como Fiesta de Interés Turístico Regional.

En un año en el que la pandemia lo ha condicionado todo, también los ensayos -de ahí lo especial de esta edición por la dificultad en su preparación que se ha unido a la declaración- el festival temático de la Villa Ducal ha recordado, de la mano de los pastraneros, en la que es la característica distintiva del festival, dos efemérides: el 450 aniversario del nacimiento de Fray Pedro González de Mendoza -nacido en 1570 ó 1571 según las fuentes- quinto hijo vivo de los príncipes de Éboli, y el quincuagésimo aniversario de la declaración de Santa Teresa de Jesús como doctora de la Iglesia, en 1970. A ellos se iba a dedicar el Festival en 2020, que hubo de ser suspendido por la pandemia y que se ha recuperado, gracias a la ilusión de un pueblo entero, en tiempo récord y con excelente factura artística.

Así, el viernes, en el escenario de la Plaza del Deán, y después de que la viuda de Trevor J. Dadson, María de los Ángeles Gimeno, recogiera, a título póstumo, el Premio Princesa de Éboli para el hispanista inglés, tenía lugar la lectura dramatizada de ‘Una historia por contar’. Cuatro actores de la Asociación de Damas y Caballeros recorrieron en otros tantos periodos de la vida de Fray Pedro, su biografía. La dramatización comenzó por su época universitaria; continuó por su toma del hábito franciscano; llegó al momento álgido de su carrera y poder, y sus viajes por el mundo, cuando llega a ser arzobispo de Granada y de Zaragoza; tras lo que llega su declive, con la caída del duque de Lerma, su enfermedad y llegada a Sigüenza, y el ulterior regreso a Pastrana, como gran mecenas de la villa, donde amplía la Colegiata, y funda el Convento de Buenaventura para niños cantores y donde muestra su fuerte oposición a que Santa Teresa se convierta en copatrona de España.

Después de la representación, el mismo viernes, los pastraneros iniciaban un desfile, en memoria de todas las víctimas del COVID y de las personas a quienes la pandemia ha hecho sufrir, de una u otra manera. Los miembros de la Asociación de Damas y Caballeros, vestidos con sus hermosos trajes, ahora reivindicados en una exposición permanente en el Convento de San Francisco, y portando en sus manos velas encendidas, recorrieron solemnemente las calles de Pastrana -San Francisco, La Palma, Plaza de los Cuatro Caños, Heruelo y Escalerías de la Colegiata hasta el atrio- siendo elegidas por su estrechez para evitar la presencia masiva de público, como medida preventiva ante la pandemia. Todas quedaron iluminadas por antorchas y velas.

No ha faltado, tampoco este año, el análisis histórico del periodo recreado en el festival. Fernando Vela, en el Salón de Caballerizas del Palacio Ducal, recordó cómo era el mundo en el tiempo en el que vivió Fray Pedro. El catedrático de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de la Universidad Politécnica de Madrid tomó como punto de referencia el año de 1570, fecha de nacimiento de Fernando de Silva y Mendoza, acercando a los asistentes a la imagen del mundo en ese tiempo, tal como queda recogida en uno de los testimonios cartográficos más importantes de la época, el Theatrum Orbis Terrarum, publicado en Amberes en ese mismo año y considerado el primer atlas geográfico moderno. Su autor, el flamenco Abraham Ortelius, trabajó como cosmógrafo para el rey Felipe II y pudo reunir información geográfica de gran valor acumulada por los navegantes españoles y portugueses. A la valiosa información de esta obra, que tuvo numerosas ediciones actualizadas entre 1571 y 1612, se añadió en 1572 el llamado Civitates Orbis Terrarum, de Georg Braun, con una amplísima colección de vistas, planos y descripciones de las grandes ciudades de la Edad Moderna. La conferencia se detuvo especialmente en el estudio de las representaciones de las dos ciudades del Nuevo Mundo que aparecen recogidas en esta obra: la Ciudad de México (virreinato de la Nueva España) y la del Cuzco (virreinato del Perú), así como a la dimensión civilizadora del proceso de colonización y conquista de la América española durante el siglo XVI, con referencia a algunas de las empresas educativas y científicas más importantes de esa etapa.

Como otra de las medidas preventivas frente a la pandemia, sí hubo mercado renacentista de oficios, pero distribuido en diferentes plazas: de la Hora, de los Cuatro Caños y de la Iglesia, a fin, igualmente, de evitar aglomeraciones de público, y también algún entremés de títeres y teatro callejero, en menor medida que otros años y por idénticas razones.

El gran momento del Festival Ducal comenzaba a las 20 horas del sábado. El desfile de personajes comenzó en la Viga Gorda, y bajó por la calle Mayor, hasta la Plaza de la Hora, al son de los tambores. Los moriscos llegaban desde El Albaicín y los aldeanos, desde la casa de Leandro Fernández de Moratín. Todos ellos rendían pleitesía a los príncipes y sus seis hijos vivos, sentados al pie del Palacio de Covarrubias.

Al término del Festival, y “después de muchos nervios y estrés, ha salido todo bien”, señalaba Díaz, que terminó el espectáculo con buenas sensaciones y muchas ganas de retomarlo en 2022, con nuevas ideas. “Hemos revivido un trocito de la historia de Pastrana, les agradezco a todos los actores su esfuerzo… Gracias por colaborar tanto”, decía ayer emocionada.