Sigüenza quiere ser Patrimonio Mundial de la UNESCO

Corría el 20 de mayo de 1965 cuando Sigüenza fue declarada «Conjunto histórico–artístico». Hubo muchas razones para ello. La historia y el patrimonio de la ciudad se encontraron entre las principales causas. Pero también su cultura, su gastronomía y su entorno, en el que suceden riquezas naturales y monumentales de primer orden. Unos argumentos que, lejos de empequeñecerse, han ido a más con el paso de los años. Por ello, diferentes instituciones, especialistas, investigadores y grupos sociales del municipio, de la provincia y de la región se han embarcado en un proyecto todavía más ambicioso. Quieren llamar a las puertas de la UNESCO para que la Ciudad del Doncel se convierta en Patrimonio Mundial…

Sobre este tema, desde el mencionado organismo internacional indican que “la Convención de 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural establece que ciertos lugares de la Tierra con un «valor universal excepcional» pertenecen al patrimonio común de toda la Humanidad”. Y es justamente lo que quieren demostrar desde Sigüenza y –así– unirse a otros emplazamientos de Castilla–La Mancha que ya poseen este reconocimiento. Entre ellos, los centros históricos de Cuenca y Toledo, la herencia de la industria del mercurio de Almadén o el Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica, que tiene presencia en territorio castellanomanchego.

– Pero, ¿qué potencialidades presenta Sigüenza como candidata a Patrimonio Mundial?

– Ésta es una de las grandes preguntas que estamos intentando contestar, ya que una de las cuestiones que hay que exponer con claridad es el «valor universal excepcional» de nuestra propuesta –explica Víctor López–Menchero, coordinador del Comité de Expertos de la Candidatura seguntina–. En este momento existen varias posibilidades encima de la mesa, pero la que puede tener más posibilidades es la que se vincula con la herencia de la explotación de la sal en la comarca.

De hecho, en los alrededores de la localidad se observan salinas que –como las de Imón– tienen siglos de historia a sus espaldas. “Entre Sigüenza y Atienza se extiende el valle del río Salado, que conforma un paisaje excepcional y que presenta una de las mayores concentraciones de explotaciones salineras de interior de toda Europa”, asegura López–Menchero. “Y esto ha generado un entorno natural que, al final, ha acabado influyendo en el paisaje cultural. Es decir, en cómo el ser humano ha poblado estas tierras. Y esta interacción entre el ser humano y el medio ambiente ha generado un gran patrimonio asociado”.

Por tanto, se va a apostar por la idea del «paisaje cultural». “Hay que tener en cuenta que Sigüenza no es una isla en mitad de la nada, sino que forma parte de un territorio que se ha conformado a lo largo de los siglos”. De esta manera, “la totalidad de elementos y localidades del mencionado espacio conforman un «paisaje cultural», en el que la Ciudad Mitrada es predominante, pero que –al mismo tiempo– condiciona la existencia de esta localidad”, explica López–Menchero. “Queremos unir paisaje con ciudad”, añade la cronista municipal de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada. “El entorno seguntino ofrece muchísimos recursos”, subraya Arantxa Pérez Gil, guía turística en la mencionada población.

De hecho, no se pueden obviar las “características muy particulares” con las que cuenta Sigüenza y su tierra. “Se trata de un contexto que se conserva casi intacto desde la Edad Media”, indican los especialistas. Ha sufrido muy pocas transformaciones en los últimos siglos, manteniendo el mismo tipo de poblamiento, valores ambientales muy similares e –incluso– una demografía muy parecida. Al mismo tiempo, otras zonas de España y Europa han sufrido grandes cambios durante las últimas décadas, debido a fenómenos como la industrialización, la urbanización o la edificación de grandes obras.

En cambio, “Sigüenza y su territorio se han mantenido prácticamente congelados en el tiempo. Por ejemplo, las pedanías pertenecientes a esta localidad son pequeñas aldeas que cuentan con un tamaño muy similar al que poseían en la Edad Media. Además, la cabeza del término municipal también presenta unas dimensiones muy similares –en cuanto al número de habitantes– a las que poseyó durante el Medievo”, explica Víctor López–Menchero. Asimismo, “las relaciones entre estos núcleos son las mismas que antaño. Existe una ciudad predominante, que es Sigüenza, y luego se suceden una serie de poblaciones más pequeñas que dependen directamente de dicha localidad”. De hecho, la población episcopal “no se puede entender sin sus pedanías”, confirma Víctor Parrilla Martín, guía seguntino.

A esto se une que el entorno tampoco ha sufrido agresiones de relevancia. “No se distinguen ni grandes infraestructuras ni transformaciones relevantes”, aseguran los expertos. Se trata de un espacio conformado por explotaciones salineras, campos de cultivo y por el mencionado tipo de poblamiento. Además, en la zona coexisten “un conjunto de bienes culturales y de monumentos que poseen un gran valor”. Entre ellos, la catedral seguntina –comenzada a construir en el siglo XII y con varios estilos en su haber–, el castillo de los obispos, la escultura funeraria de Martín Vázquez de Arce, las salinas históricas, la iglesia románica de Carabias, el conjunto amurallado de Palazuelos o las fortalezas de Pelegrina y Riba de Santiuste. “En Sigüenza estamos ante un conjunto monumental que, por sí sólo, cuenta con un gran valor, pero que integrado en este paisaje adquiere un «valor universal excepcional»”, confirma el coordinador del Comité de Expertos.

Una idea con gran predicamento…
Dichos argumentos van a ser utilizados para intentar que Sigüenza sea declarada Patrimonio Mundial. “Éste es un reto muy complicado, porque es muy difícil conseguir esta calificación. Todo el mundo quiere ser reconocido por la UNESCO”, indican los expertos. Pero los implicados creen que –con la cooperación– de todos se podría alcanzar.

Pero, ¿qué apoyo social tiene esta idea? “La reacción de la gente ha sido extraordinaria. La ciudadanía se ha mostrado dispuesta a colaborar”, explica Víctor López–Menchero. “Se trata de un proyecto que desprende ilusión más allá de los colores políticos, de la ideología que posea cada cual. Se constituye como una idea transversal”. De hecho, lo que pretenden los responsables de esta iniciativa es que “la totalidad de la sociedad regional sienta como posible que Sigüenza se convierta en una más de las ciudades Patrimonio de Castilla–La Mancha”, explica Pilar Martínez Taboada.

– Y desde el punto de vista institucional, ¿qué ayudas ha cosechado la mencionada candidatura?

– Cuenta con el apoyo total tanto de la Junta de Comunidades como de la Diputación de Guadalajara y del Ayuntamiento de la localidad –explican los promotores de la idea–.

Próximamente también buscaremos la colaboración del Gobierno de España, a través del Ministerio competente.

De cualquier forma, hay que tener paciencia. “Se trata de un proyecto a largo plazo que se podría cristalizar en unos 15 años”, asegura el coordinador del Comité de Expertos. Y para alcanzar el mencionado objetivo, primero hay que superar una serie de pasos. El primero, que la candidatura se incluya en la lista indicativa de aspirantes españoles y, una vez en la misma, postular a la UNESCO.

Además, “se debe intervenir sobre el territorio seguntino, para que sus fortalezas se observen con total claridad y nitidez”. Entre las acciones previstas se encontrarían iniciativas vinculadas con la investigación, la restauración, la rehabilitación y la difusión de los valores incluidos en la ciudad y su entorno. Por ejemplo, ya se está trabajando en los actos del centenario de la toma de la ciudad por parte de las tropas castellanas, que se conmemorará en el 2024 a través de exposiciones, congresos o jornadas.

Por tanto, “si hacemos las cosas bien y no nos precipitamos, existen muchas posibilidades de conseguir que Sigüenza sea considerada como Patrimonio Mundial”, asegura Víctor López–Menchero. “Aunque el camino sea larguísimo, podemos lograr la mencionada calificación y que la Humanidad entera nos considere como parte de su riqueza patrimonial”, concluye la cronista de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada.

Así se podrían en valor –aún más– las potencialidades que posee Sigüenza. Unas riquezas que no sólo se quedan en lo monumental o en lo gastronómico. Van mucho más allá. La historia de la comarca –a través de la explotación de la sal y de otros elementos– también se tendrá en cuenta. De esta manera se pretende continuar el camino emprendido el 20 de mayo de 1965 con la declaración de «Conjunto histórico–artístico»…

El origen de todo
La idea de que Sigüenza optase a la consideración de Patrimonio Mundial de la UNESCO se planteó hace unos meses. Poco antes del confinamiento por la pandemia de la COVID–19. Sin embargo, la idea no es actual. “Esta candidatura tiene un fundamento de muchas décadas. Siempre hemos tenido esa conciencia y en diversas ocasiones hemos reflexionado sobre cuál podría ser la razón o argumento principal para sostener esta candidatura”, rememora Pilar Martínez Taboada, cronista oficial de la localidad. 

Por ejemplo, “en su momento pensamos en el Doncel [como hilo conductor del proyecto], pero las candidaturas a Patrimonio Mundial han ido evolucionando y en Europa es realmente difícil que solamente por un catedral o por una imagen se pueda conseguir la mencionada calificación”, rememora Martínez Taboada. Por ello, han reconducido la idea hasta definir la propuesta actual. “La unión entre la ciudad y su entorno puede ser un argumento de base, por lo que este argumento es el que vamos a llevar adelante durante el presente proceso”.

 

Buenas expectativas turísticas
Sigüenza es uno de los lugares más visitados de Castilla–La Mancha. De hecho, en 2019 recibió 115.434 turistas. “Trabajamos intensamente para que, en los próximos años, lograr no solo el mejor dato histórico de la serie, sino también que llegue a la localidad un turismo variado, de calidad, que sea un activo económico y un revulsivo para fijar población”, añade José Antonio Arranz, concejal de Turismo seguntino. 

El reconocimiento de la localidad como Patrimonio Mundial de la UNESCO podría ayudar en este sentido. “Estoy absolutamente convencida de que esta declaración servirá como un revulsivo turístico para la ciudad”, asegura Arantxa Pérez Gil, guía turística seguntina. “A nivel internacional, Sigüenza todavía no cuenta con una gran visibilidad, pero dicha consideración nos colocaría en el mapa”.

De hecho, si se obtuviera la mencionada distinción, “la ciudad se pondría a la altura de otras localidades de Castilla–La Mancha, como Toledo y Cuenca, siendo –además– una llamada de atención para atraer a muchos más visitantes”, confirma Víctor Parrilla Martín, quien también desarrolla su actividad de guía en este municipio.