Solanillos del Extremo, en la Alcarria Alta

El viajero despliega el mapa de la provincia de Guadalajara y busca la ubicación de Solanillos del Extremo, sabe que está cerca de Cifuentes en la Alcarria Alta. Hoy es un buen día para conocer este rincón de Guadalajara.

Llega el viajero por dos carreteras principales, una desde Brihuega pasando por Malacuera y Olmeda del Extremo, viendo los paisajes eminentemente alcarreños. Y la otra carretera sinuosa y bien arreglada le lleva desde Cifuentes.

Lo primero que ve al llegar al pueblo es un moderno polideportivo y casas arregladas que nos hace adivinar que este es un buen pueblo, pequeño y recogido.

Al fondo la mole pétrea de su iglesia parroquial y en torno a ella recogido se encuentra el caserío.

La localidad ubicada entre suaves montañas, a medio camino entre Brihuega y Cifuentes. Es uno de los municipios que conservan todo el sabor y encanto propios del entorno rural de la Alcarria.

Lo primero que llama la atención al visitante es su curioso nombre, el cual, según la creencia popular, se debe a que en estas tierras se encontraba el límite entre España cristiana y la musulmana, durante la Edad Media.

Solanillos del Extremo perteneció a la tierra de Atienza en el periodo de repoblación tras la Reconquista, formando el extremo meridional de dicho territorio.

En 1478 pasó a formar parte del señorío condal de los Silva, condes de Cifuentes, pasando por lazos familiares a las casas de los duques de Pastrana, y luego del Infantado.

En su patrimonio destaca la Iglesia de Santiago Apóstol. El exterior ofrece un aspecto de fortaleza y sencillez, con torre de cuatro cuerpos divididos por ligeras impostas, siendo los muros del templo de sillar y sillarejo calizo. Preside con su mole arquitectónica es espacio de la Plaza Mayor, siendo su planta cruciforme, con una sola nave cubierta por bóveda con labores de yeserías, mostrando en algunos puntos dibujados cruces santiaguistas.

La entrada se resguarda por un pórtico o tejaroz que sostienen tres columnas toscanas, y es un arco semicircular asovelado, con la fecha de 1802 tallada en la piedra central y que especifica que es esa última restauración, y que el templo tenía el carácter de aisilo, esto es, que cualquier perseguido por la justicia entraría en ella refugio y no podría ser tomado con violencia por la autoridad.

Todo el templo es, sin embargo, del siglo XVI. En el interior sobresale el altar mayor barroco con diversas tallas de santos, y una pila bautismal de gallones. También destaca la antigua talla del Santo Cristo, el venerado patrón de Solanillos.

Ermita de Santa Bárbara
Situada en el norte del municipio, junto a la carretera que llega al pueblo y en las eras. Se trata de un edificio pequeño, de planta cuadrada y con puerta de arco de piedra de sillería, sobre el muro sur. Recientemente ha sido restaurada y se ha colocado un sencillo porche con dos columnas.

Ermita de la Soledad
Situada al sur del municipio, junto a la carretera que llega al Henche y adosada al cementerio. Es un edificio de planta alargada con puerta de acceso sobre el muro norte y hornacina, con espadaña con el muro de poniente y en el de levante un ábside semicircular con contrafuertes. En el interior se guarda una talla de la Virgen de la Soledad.

Fiestas y Tradiciones
Las Fiestas Patronales en honor al Santo Cristo de la Columna se celebran el último fin de semana de Agosto.
La fiesta de Santa Barbará se celebra el primer fin de semana de Diciembre.

Senderismo
El pueblo ofrece varias rutas de senderismo, cortas y sencillas, que nos permiten conocer el término municipal.
Una de ellas es “El camino a la Piedra del Castillo”, de unos 12 km y que recorre la parte norte de Solanillos, visitando además algunas fuentes como la de la Losa, la fuente del Castillo o la de Carravillar.

La otra ruta, la del “Camino de las Navas”, también de unos 12 kilómetros, recorre caminos suaves y pistas cómodas, visitando lugares y algunas fuentes como la de la Cueva del Pilón, Cantosal, la fuente del Cojo la fuente de la Rasa o la fuente del Pozo dentro del casco urbano.
Solanillos bien merecen un buen paseo