El entorno de Villaflores se llenó de escombros

Estado en que se encontraba una de las áreas de Villaflores el día 8 de enero pasado
Estado en que se encontraba una de las áreas de Villaflores el día 8 de enero pasado

No eres de Guadalajara si no…. has subido alguna vez a Villaflores. Todos los arriacenses conocemos el mencionado paraje. Entre encinas y campos de cultivo se alza este antiguo poblado, construido a finales del siglo XIX bajo la dirección de Ricardo Velázquez Bosco. El mismo arquitecto que, en aquella época, diseñó el Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo. Sólo hay que observar la estructura de las viviendas, la casa principal, la capilla y el palomar existentes en el caserío. La continuidad entre la colonia agrícola y el complejo gestionado por las Adoratrices es evidente.

Tal es la relevancia de este enclave –muy próximo a la cañada real Galiana– que la Junta de Comunidades lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC). Los trámites comenzaron en 2014. Con ello se pretendió asegurar la conservación de Villaflores y de todo lo que le rodea. “Del mismo modo, se busca la protección del entorno agropecuario que circunda el conjunto, para permitir la contextualización histórica del objeto de la declaración”, se añadía.

El proceso finalizó en 2015, pero los resultados positivos han brillado por su ausencia. Lejos de darle uso al lugar, en febrero de 2016 se caía la espadaña de la casona principal. No sirvió de nada la consideración de BIC. Y, para más gravedad, Hercesa Inmobiliaria –propietaria de la casona– no hizo nada para evitarlo. Tampoco Reyal Urbis, promotora de Ciudad Valdeluz. Cuando se firmó en 2002 el replanteado de esta nueva urbe, una de las condiciones que se impusieron a la mencionada empresa fue rehabilitara el poblado. Pensaba construir un parque temático. Nada más se supo del proyecto.

La suciedad se acumula por muchos rincones de la zona
La suciedad se acumula por muchos rincones de la zona

Y la suciedad también llegó
Pero lejos de mejorar la situación, la dejadez ha ido en aumento. La zona sigue utilizándose como lugar de esparcimiento. Miles de arriacenses suben –subimos– hasta allí para hacer deporte, pasear o merendar. No sólo a Villaflores, sino también a la cañada real Galiana, muy próxima al lugar. De hecho, existen infraestructuras que permiten este tipo de ocio, como mesas, barbacoas o –incluso– contenedores de basura. Pero, ¿cada cuánto se recogen estos residuos?

El pasado puente de Reyes se observaba una gran cantidad de desperdicios por la zona. No sólo orgánicos. También restos de obra. Desde el Ayuntamiento aseguran que existe un acuerdo con la Junta de Comunidades –responsable de la gestión de las vías pecuarias–, gracias al cual el camión de la basura municipal recorre el emplazamiento una vez a la semana. Pero sólo se lleva los restos orgánicos generados en las zonas de ocio. No se responsabiliza ni de los escombros ni de otros residuos voluminosos que se acumulan en el entorno, cuya gestión –según el concejal delegado de Medio Ambiente, Francisco Úbeda– sería responsabilidad del Gobierno regional.

“Quedamos en que poníamos a la entrada del poblado de Villaflores una serie de cubos de basura, para recoger los desperdicios generados por los usuarios de la cañada real, que suelen ser comida y bebida, pero no aparatos eléctricos”, subraya el edil. “Los contenedores son para residuos orgánicos, no para escombros”, confirma el director provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Santos López.

Pero, ¿qué dice al respecto el convenio firmado entre el Consistorio y la Consejería? Según López, se trata de un pacto “de palabra”. “No hay nada escrito”, confirma, a la vez que asegura que “lleva muchos años vigente”. Conforme a este acuerdo, el Ayuntamiento arriacense acondicionaba el entorno de La Galiana para usos recreativos, “siempre que no se interrumpiera el tráfico de ganado”, indica López. De esta forma, se cumplían los artículos 30.1 y 32 a) de la Ley de Vías Pecuarias de Castilla-Mancha. Además, mediante el compromiso entre ambas administraciones también se quería asegurar la limpieza del lugar. Una situación que se ha venido cumpliendo… hasta ahora, que parece que la basura y los residuos se han multiplicado por el entorno.

La suciedad se acumula por muchos rincones de la zona
La suciedad se acumula por muchos rincones de la zona

Por ello, ante la polémica generada en redes sociales, y tras la preguntas realizadas por Henaresaldía.com, la Concejalía de Medio Ambiente se afanaba en limpiar los contenedores. El lunes, 9 de enero, el ingeniero municipal subía a reconocer el terreno, mientras que un día más tarde –el martes 10– ya estaba una parte limpia. De hecho, desde el Ayuntamiento se enteraron de la suciedad del entorno a través de las informaciones publicadas por este medio en las redes sociales. No tenían noticias previas.

En cualquier caso, Francisco Úbeda confirma que los servicios técnicos municipales están preparando un informe, en el que conminan a la Junta a que cumpla sus funciones de vigilancia. “Los agentes medioambientales están supervisando la zona”, respondía a su vez el director provincial, Santos López. Y tras estas inspecciones, han confirmado que el entorno ya se encontraba como siempre, sin suciedad. En este sentido, López tenía la impresión de que la empresa contratada por el Ayuntamiento para la recogida de los residuos se había “relajado en su cometido”.

Pero desde el equipo de Gobierno municipal se han apresurado a decir que ellos van a seguir recogiendo los desechos que les corresponden. Sólo los orgánicos. Nada de escombros. Insisten en que no son sus competencias. De cualquier forma, se debe apostar por un aumento de la coordinación entre las administraciones implicadas y por un incremento del control en la zona. Pero, sobre todo, por una mayor concienciación ciudadana, para que se mantenga limpio el entorno natural. Y para que se pueda seguir disfrutando de una zona de esparcimiento a la que los arriacenses llevan subiendo desde hace décadas.

En este sentido, parece que en los últimos meses, desde el Ayuntamiento de Guadalajara están diseñando nuevos planes para la puesta en valor de los elementos patrimoniales y naturales de Villaflores. Es una magnífica idea. Pero, antes de desarrollar dicha propuesta, se debe profundizar en el protocolo de actuación entre Junta de Comunidades y Consistorio, para evitar que se repitan situaciones de falta de limpieza, como la sufrida a inicios de 2017.

Cartel con la prohibición de verter basuras y escombros que no es respetado
Cartel con la prohibición de verter basuras y escombros que no es respetado

¿Qué dice la Ley?

La polémica está servida entre la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento de Guadalajara debido a la recogida de residuos en el entorno de Villaflores y La Galiana. Existe un convenio entre ambas administraciones, por el que el Consistorio se responsabiliza de gestionar los desechos orgánicos existentes en la zona. Pero, ¿qué pasa con los escombros de obra o electrodomésticos abandonados en el lugar? “La Ley de vías pecuarias dice que quien se encarga de la gestión, mantenimiento, vigilancia e incoación de expedientes sancionadores es la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha”, asegura el concejal de Medio Ambiente de Guadalajara, Francisco Úbeda.

En este sentido, según la Ley 9/2003, de 20 de marzo, de Vías Pecuarias de Castilla-La Mancha, la conservación, protección y mejora de las cañadas reales –y, por tanto, de La Galiana– corresponde al Gobierno regional (artículo 9). Pero en el 39.1 se establece la posibilidad de acuerdos entre los poderes públicos para el mantenimiento de estos caminos. “[…] La Administración Regional podrá suscribir convenios de colaboración con las Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos de su territorio y en sus respectivos ámbitos territoriales para la conservación, defensa y vigilancia de la red regional de vías pecuarias”, se explicita en dicha norma.

Ante esto, el concejal Francisco Úbeda se apresuraba a confirmar que “si la policía municipal o el SEPRONA encuentran en una vía de estas características a alguien arrojando escombros, se le puede parar y abrir un expediente sancionador”. Una aseveración que, por cierto, también se expone en los artículos 40.3 y 40.4 de la ley. Sin embargo, el proceso de imposición de castigo –según el edil– se debe continuar por la administración competente –la Junta–, que sería quien tendría que finalizar los trámites. “El ejercicio de las funciones de vigilancia, inspección y policía en materia de vías pecuarias en el territorio de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha corresponde a la Consejería competente en la gestión y administración de estos bienes […]”, se explicita en el artículo 40.1 de la normativa.

En consecuencia, el grueso competencial sobre la conservación y la vigilancia de las cañadas reales corresponde a la Junta de Comunidades. Pero, como se acaba de observar, el resto de administraciones –máxime si existe un convenio de colaboración entre ellas– también se deben implicar en dichas tareas. Incluido el Ayuntamiento de Guadalajara.