Los acuíferos de Guadalajara ya tienen quien los defienda…

El medio ambiente arriacense cuenta con una nueva organización que lo apoya. Se trata de la Plataforma en Defensa de los Acuíferos de Guadalajara, que se ha constituido recientemente por varios ciudadanos y entidades de la provincia. “Un grupo de personas individuales, la «Asociación de Desarrollo Valle del Mesa (ADEVAME)», la agrupación cultural «La Magaña» de Maranchón, la «Asociación Serranía», Ecologistas en Acción y Greenpeace acaban de poner en marcha esta iniciativa”, explican los impulsores de la misma.

“Ante la preocupante situación que atravesaban las masas de agua subterráneas de la provincia, un conjunto de vecinos y algunas agrupaciones sociales hemos dado el paso de crear la Plataforma en Defensa de los Acuíferos de Guadalajara, cuyo trabajo inicial se fijará en la reserva hídrica «Sigüenza-Maranchón (Nº 031.002)» y en la «Páramos del Alto Jalón»”, señalan. “No obstante, y según vayamos recabando apoyos, nuestra pretensión se encaminará a salvaguardar todos los recursos hídricos subterráneos arriacenses”.

Así, entre los propósitos que busca este organismo se encuentra el de “promover, implicar e impulsar el uso sostenible del agua de boca y de regadío”. Por ello, sus miembros defienden la coordinación de “los criterios de utilización de los aprovechamientos de los acuíferos de la provincia”.

Asimismo, pretenden “proponer acciones encaminadas a la protección y defensa de los aprovechamientos de recursos hídricos subterráneos arriacenses”. En este sentido, también quieren implicar a los diferentes gobiernos en esta labor. Por ello, reclaman “ayudas de las Administraciones Públicas para la conservación de las capas freáticas provinciales y mantener la calidad de sus reservas”.

Y como broche final, desde la referida Plataforma difundirán la importancia de los acuíferos. Así, exigen la promoción y organización de “toda clase de actos de divulgación en materia de aguas subterráneas”. De igual forma, demandan “la mejora de la información y el conocimiento de la «masa de agua subterránea» y de los sistemas hídricos asociados a la misma, para el cumplimiento de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea”.
Esta normativa comunitaria “tiene por objeto el conseguir el buen estado de todos los recursos hídricos continentales, de transición, costeros y subterráneos”. En este sentido, se entiende como «buen estado de las aguas subterráneas» el mantenimiento del equilibrio químico y cuantitativo de estas reservas hídricas, explican desde el Ministerio para la Transición y el Reto Demográfico.

Por tanto, la Plataforma en Defensa de los Acuíferos se enfrenta a un trabajo ingente, en el que necesitan el apoyo de todos los sectores implicados. “Invitamos a sumarse a asociaciones, ayuntamientos, vecinos, familias y empresas turísticas, alimentarias o agroecológicas que estén preocupados por la situación de las masas freáticas provinciales”, explican. “La Plataforma canalizará cualquier problema, haciendo que la unión sea de gran fuerza ante una institución o entidad privada”.

Pero, al mismo tiempo, quieren dejar claro su orientación independiente, alejada de la lucha partidista. “Esta Plataforma huye de las ideologías políticas. Sólo practicaremos la defensa colectiva de la situación de las masas de agua subterráneas de Guadalajara”, aseguraron sus portavoces durante la presentación de la organización.

La situación actual
Sin embargo, ¿por qué se ha hecho necesaria una iniciativa de estas características? ¿Qué amenazas existen? “Son varios los factores que conllevan a la pérdida de la calidad de las masas de agua, pero principalmente tienen que ver con actividades realizadas por el ser humano, que están ocasionando una contaminación que –a su vez– repercute en la salud de los consumidores”, aseguran desde dicha entidad. “Algunas industrias –como la minería, la agricultura y ganadería intensiva–, así como la falta de plantas depuradoras, contribuyen a que un porcentaje alto de pueblos no puedan consumir recursos hídricos potables en los meses estivales, debido a su alto contenido en nitratos y nitritos”.

“En España se calcula que ya están tocados –en mayor o menor medida– el 25% de todos los acuíferos. Y en algunas Comunidades esta cifra alcanza el 40% del total. En nuestra provincia, en la zona más cercana a Madrid y en los alrededores de Guadalajara capital, ya existen reservas contaminadas”, aseguran desde la Plataforma. “El mapa arriacense de masas de agua subterráneas vulnerables por nitratos no deja de crecer”, denuncia Alberto Mayor, portavoz de Ecologistas en Acción, una de las entidades que forman parte de la referida «Coordinadora».

Una situación que se agrava en la época estival. “Durante los veranos, cada vez más municipios reclaman el abastecimiento a través de los camiones–cisterna de la Diputación por no tener reservas hídricas potables”, añade Mayor. Además, “esta situación se ve agravada por la falta de depuradoras en el 80 % de los pueblos y, también, por el cambio climático, que ha reducido las precipitaciones”, lo que genera una mayor concentración de contaminantes…

Por ello, los afectados instan a los organismos competentes a actuar con prontitud, antes de que polución de los recursos hídricos no tenga vuelta atrás. “Hay que moverse con prevención y protección de nuestras capas freáticas, pues sin agua potable no hay nada. Se trata de lo más básico para la vida humana, animal y agrícola”, recuerdan desde la Plataforma.

Una mirada con perspectiva
Sin embargo, la preocupación por los acuíferos no es una cuestión actual. “La medición de los niveles del agua subterránea, así como el control de su calidad, se inició en los años 70 del siglo XX por parte del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), aunque toda la información se comenzó a tratar sistemáticamente a partir de 1985”, relatan desde el Ministerio para la Transición y el Reto Demográfico. “Y en 1992, la antigua Dirección General de Obras Hidráulicas y Calidad de las Aguas, ahora Dirección General del Agua (DGA), definió las bases de una red de control general de los recursos hídricos subterráneos, con el objeto de modernizar y actualizar los datos existentes hasta la fecha”.

Sin embargo, el paso de gigante se dio en 2001. “En ese año, comenzó el proceso de adaptación a los criterios que establece la Directiva Marco del Agua”. Con este fin, se construyeron “cientos de piezómetros y se seleccionaron nuevos emplazamientos para determinar el estado químico de las «masas de agua»”, aseguran desde el Gobierno central.

Y aunque se han observado progresos en España durante los últimos tiempos, “la Comisión Europea remitió una «carta de emplazamiento» en noviembre de 2018, en la que se indicaba que nuestro país debía garantizar la estabilidad de la red de control de los nitratos, revisar las zonas vulnerables a este contaminante, o adoptar medidas adicionales y acciones reforzadas para alcanzar los objetivos de la normativa comunitaria”, señalan desde la Plataforma en Defensa de los Acuíferos.

Rayos para la esperanza
Empero, hay espacio para el optimismo. También en Guadalajara. Incluso, desde la perspectiva empresarial. Uno de los casos más representativos se encuentra en las cercanías de Sigüenza. La embotelladora que realiza su actividad en la finca de «Cutamilla» ha firmado un convenio de colaboración con la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) que tiene como objetivo desarrollar “prácticas agrícolas sostenibles que tengan un impacto positivo en el entorno del mencionado manantial seguntino”.

Pero estos avances no sólo se circunscriben al sector privado. Iniciativas ciudadanas como la Plataforma en Defensa de los Acuíferos de Guadalajara son fundamentales. Gracias a esta nueva propuesta, el medio ambiente cuenta con un aliado más. Y muy importante, al incluir en su seno a ciudadanos y asociaciones de diferente orientación que defienden un mismo objetivo: la protección de las aguas subterráneas. De esta forma se hace realidad aquella máxima que asegura que «la unión hace la fuerza».

El panorama arriacense
La Plataforma en Defensa de los Acuíferos de Guadalajara busca proteger todas las masas hídricas subterráneas de la provincia. Sin embargo, ha comenzado centrándose en dos casos, la «Sigüenza-Maranchón (Nº 031.002)» y la «Páramos del Alto Jalón».

En cuanto al primer ejemplo, su situación –todavía– es muy frágil. Algo que ocurre por diversos factores. Sin ir más lejos, “la recarga de sus reservas ocurre a partir de las precipitaciones, por lo que es muy sensible a las situaciones de sequía o cambio climático, que disminuyen sus aportes”. Asimismo, “los materiales en los que se ubica tienen una permeabilidad alta”, lo que significa que se vacía rápidamente ante una extracción hídrica incontrolada…

A estos problemas se une su “aislamiento o interés local”, lo que “disminuye su resiliencia frente a cualquier perturbación natural o impacto de origen antrópico”. Al mismo tiempo, la calidad del agua es buena para beber, razón por la cual este acuífero puede verse sometido a “mucha presión de usos”. Por ello, se ha de hacer un seguimiento ante posibles episodios de sobreexplotación. De igual forma, dicha reserva hídrica también puede estar en peligro por las afecciones derivadas de la actividad explotaciones agroindustriales proyectadas en la zona, denuncian desde la Plataforma.

En referencia a la masa de agua subterránea de «Páramos del Alto Jalón» parece que existen unos menores riesgos que en el caso anterior, pero –a pesar de ello– sí que se distinguen zonas críticas. “Las áreas de regadío no son extensas. Se localizan sobre de los aluviales del río Mesa y cabecera del río Jalón”, explican los investigadores. Pero, al mismo tiempo, “no se descarta la posible contaminación puntual de origen industrial en el aluvial del Mesa”.