Brihuega es amante del cine

Fotogram,a de La Tía Tula
Fotogram,a de La Tía Tula

La Alcarria es conocida por muchos de sus valores. Su impresionante naturaleza, su luenga historia, la monumentalidad de sus pueblos o su relevante producción mielera son algunos ejemplos de ello. Entre las localidades alcarreñas más célebres se encuentra Brihuega, una villa con más de 1.000 años a sus espaldas. Muy famosos son su castillo de Peña Bermeja, las puertas de sus murallas –la de la Cadena o la del Cozagón–, la Real Fábrica de Paños o las iglesias de Santa María o de San Felipe, cuya portada es de origen románico.

Sin embargo, mucho menos afamada es la relación del municipio con el Séptimo Arte. Una vinculación que viene de lejos, desde el inicio mismo del celuloide. De hecho, el cinematógrafo fue impulsado por los hermanos Lumière en 1895. Y en el «Jardín de la Alcarria», la función inaugural tuvo lugar durante el bienio 1904–1905. Es decir, apenas una década después de su aparición a nivel mundial. Todo un lujo.

Pero las buenas noticias no finalizan aquí. También “está confirmada la realización de sesiones briocenses regulares de cine a finales de octubre de 1907”, explicaba José Antonio Ruiz Rojo, en una de sus investigaciones. Incluso, hubo nuevos anuncios para noviembre y diciembre del mismo año. “En el conjunto de la provincia, únicamente en Guadalajara, Sigüenza, Sacedón, Tendilla, Yunquera –además de en el «Jardín de la Alcarria»– se pudo disfrutar de películas antes de octubre de 1907, y en las tres primeras poblaciones con anterioridad a 1906”. Por tanto, la cabecera briocense fue pionera.

Cartel de la tia Tula
Cartel de la tia Tula

Una querencia que permaneció a lo largo de los tiempos. La empresa Herráiz–Ballestero ofreció funciones de cinematógrafo en el teatro de la localidad tanto el 29 de diciembre de 1907 como el 1 de enero de 1908, “al tiempo que anunciaba otras para las siguientes semanas”. Además, el 2 de febrero de 1908 se abrió un salón para las proyecciones, denominado «Coliseo Briocense», gestionado por la misma entidad empresarial y dirigido a las clases populares.

Sin embargo, su vida inicial fue corta. “La causa del primer cese de actividad no queda clara en los archivos, pero es evidente que los hechos se desarrollaron sobre un trasfondo de sorda lucha por el poder en el Consistorio entre políticas de tendencias distintas”. En cualquier caso, no hay mal que 100 años dure. “Pronto, las aguas volvieron a su cauce y prosiguieron las sesiones de cine durante las jornadas festivas”, indicaba José Antonio Ruiz Rojo.

Era tal la afición por esta alternativa cultural que la villa alcarreña llegó a llamar la atención del fotógrafo caracense Tomás Camarillo. El mencionado profesional rodó –a partir de julio de 1927– las más antiguas películas de aficionado de las que hay constancia en la provincia. Una de estas muestras versó sobre las fiestas patronales briocenses –las celebradas entre el 14 al 17 de agosto de 1927–. Fue expuesta en la localidad dos semanas después de su filmación. Incluso, fue programada en el Teatro Casino de Guadalajara el 4 de octubre del mismo año, cosechando un resultado muy positivo de crítica y de público.

El corresponsal de «Flores y Abejas» indicaba el 4 de septiembre de 1927 que “fue un acierto la proyección de la película «Brihuega y sus fiestas», del popular Camarillo de Guadalajara, en la que aparecen la vista general de esta villa, la procesión de la Virgen y el desfile de la concurrencia, el clero parroquial, la directiva de la Cofradía, así como el encierro, los toros y su entrada a la plaza, la fuente Blanquina y otras vistas locales interesantes”.

Flores y Abejas. 4 de septiembre de 1927. Tomás Camarillo. Pag 2
Flores y Abejas. 4 de septiembre de 1927. Tomás Camarillo. Pag 2

Y en esto, llegó la guerra
Pero la historia continuó su curso, apareciendo en escena uno de los momentos más oscuros de nuestro pasado. Nos referimos a la deflagración de 1936, en la que una serie de mandos militares se levantaron en contra del orden constitucional republicano. “Brihuega y los pueblos vecinos se convirtieron en involuntarios protagonistas de uno de los choques decisivos de la contienda, la batalla de Guadalajara, acaecida en 1937”, indica Ruiz Rojo. “Durante la misma, y también a lo largo del resto del año, numerosos camarógrafos –casi todos extranjeros– rodaron incontables metros de película en la zona, con destino a noticiarios y filmes de montaje”.

Así, se produjeron diversas películas documentales que insertaron imágenes de la villa briocense. Entre ellas, «Amanecer sobre España» (1938), de Louis Frank y producida por Solidaridad Internacional Antifascista; «España al día» (1936–1939), impulsada por Laya Films y Film Popular; «España 1937»; «Ispania» (1939), de Esfir Shub y propiciada por Mosfilm (URSS); «Sobre los sucesos de España» (1936–1937), filmada por Roman Karmen y Boris Makasseiev; o «La No–Intervención», de Daniel Quiterio Prieto y respaldada por Fil Popular.

Flores y Abejas. 10 septiembre 1963
Flores y Abejas. 10 septiembre 1963

A pesar de estos esfuerzos, llegó la dictadura franquista, durante la que también se produjeron grabaciones en la villa briocense. La más conocida fue «La tía Tula». “La película, uno de los hitos del «Nuevo Cine Español», que lanzó a la fama a su director –el alcarreño de adopción Miguel Picazo–, cuenta con exteriores tomados en Guadalajara y Brihuega a partir de mediados de septiembre de 1963”. En ese año se concluyó el largometraje, pero “problemas con los productores demoraron el estreno madrileño hasta septiembre de 1964”. El impacto que tuvo «La tía Tula» fue muy grande, recibiendo algunos galardones de relevancia, como el de la mejor dirección y mejor película hispanoamericana en San Sebastián (1964), el del Círculo de Escritores Cinematográficos (1965) y el de la Crítica de Nueva York (1965).

La grabación de este filme fue todo un acontecimiento en el territorio arriacense. Los medios de comunicación lo anunciaron a bombo y platillo. Un ejemplo de ello fue –una vez más– «Flores y Abejas». “Guadalajara y Brihuega serán escenarios del rodaje de la famosa novela de Unamuno. […] La grabación, que comenzará en nuestra provincia del día 16 en adelante, será llevada a cabo –primeramente– en Guadalajara. […] Los trabajaos continuarán –después– en Brihuega sobre los escenarios naturales de Cívica, mientras que en el casco urbano de la población existe el proyecto de rodar escenas en la plaza Mayor y en los magníficos jardines de la Fábrica de Paños”, se explicaba en el texto publicado el 3 de septiembre de 1963.

Incluso, los plumillas caracenses del momento hicieron un seguimiento de la grabación de la película del alcarreño adoptivo. “Nos hemos pegado al equipo que, al mando de Picazo, ha venido a localizar exteriores e interiores en la provincia, para saber más e informar a nuestros lectores. Sin lugar a dudas, el filme será apasionante. Los escenarios son sorprendentes, de una gran belleza, tales como Brihuega, en cuya plaza se han grabado varias escenas, así como en las dependencias y jardines de la antigua Fábrica de Paños de la misma localidad”, indicaba el reportero F.M. de «Flores y Abejas», el 10 de septiembre de 1963.

Cartel de Hable con ella
Cartel de Hable con ella

Una relevancia que no cesa
Sin embargo, la presencia cinematográfica de Brihuega no se finiquitó en la década de 1960. Cineastas de impacto internacional –como Pedro Almodóvar– también han querido realizar parte de su trabajo en la localidad alcarreña. En la misma, el creador manchego grabó «Hablé con ella» (2001). Lo hizo en la plaza de toros. “Se trata de una película en la que Rosario Flores interpreta a una mujer torera que sufre mal de amores, de soledad y de incomprensión”, confirman fuentes municipales.

De igual forma, se han de mencionar trabajos como «El viaje de Penélope» (2010), de Fernando Merinero. Incluso, la plaza del Coso fue convertida en el puerto de mar del Macao del siglo XIX en los títulos iniciales de la producción francesa «Una historia inmortal», de Orson Welles. Además, en 1982 –para TVE– Mario Camus realizó una “serie contextualizada en la Guerra de la Independencia”, que también se ambientó en varios monumentos de la población, como la Real Fábrica de Paños, el convento de San José, el prado de Santa María o la puerta de Cozagón. Por tanto, el «Jardín de la Alcarria» no sólo es atractivo por su legado patrimonial y natural. También por el impacto que ha tenido en el Séptimo Arte en su calles y plazas. ¡No te lo pierdas!

Bibliografía
RUIZ ROJO, José Antonio. «Cine en Brihuega», Wad-al-Hayara: Revista de estudios de Guadalajara, 28 (2001), pp.: 129-142