Budia, corazón de la Alcarria

Recorrer los caminos, la carreterillas de la Alcarria siempre nos depara lugares curiosos, paisajes dignos de fotografiar en diferentes épocas como el otoño o la primavera; nos descubre también pueblos singulares que siguen conservando su saber típico y este es el caso del que hoy nos ocupa, de Budia.

Situado en plena Alcarria, cerca de las remansadas aguas de Entrepeñas, tiene mucho que enseñar al viajero que, como Cela, vista el lugar.

Hablando del Nóbel, de esta villa dijo Camilo José Cela: “Budia es un pueblo grande, con casas antiguas, con un pasado probablemente esplendoroso. Las calles tienen nombres nobles, sonoros —Real, calle Boteros, calle de la Estepa, calle Hastial, calle del Bronce, de la Lechuga, del Hospital—”.

Si dispones de tiempo visita los lugares de interés que te ofrece este folleto y permíteme que te recomiende la visita del valle que desciende hasta el Tajo desde el lugar llamado “La Nevera”, junto al Convento de los Carmelitas. En cualquier época del año tiene una belleza muy singular, viéndose al fondo los dos cerros llamados “Las Tetas de Viana”.

Los budieros somos gente abierta al forastero, nuestro carácter tiene fama de bullicioso, se decía antiguamente “de Budia: bulla”. Pero de la misma forma que estamos abiertos en cualquier momento a la fiesta has de saber que el budiero se caracteriza por ser persona trabajadora, honrada y sincera, y que gracias a esa laboriosidad hicimos de este pueblo un emporio de riqueza en tiempos pasados.

De su historia, perteneció tras la Reconquista del territorio a fines del siglo XI, a la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza. Dos o tres siglos después, quedó incluida dentro de la Tierra o Común de Jadraque, al desgajarse éste de la tutela atencina. La tierra de Jadraque quedó dividida en sesmas.

En el siglo XV, y por donación hecha por Juan II y su esposa la reina María a sus fieles cortesanos Gómez Carrillo y María de Castilla, pasó Budia al señorío de estos cortesanos.
En 1434 adquirió el título de Villa. En 1478, don Alfonso Carrillo de Acuña traspasó Jadraque y sus sesmas al Cardenal D. Pedro González de Mendoza, Señor de Budia, quien fundó el Condado del Cid. Éste pasó a su hijo don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, marqués de Cañete, y una generación después vino a añadirse a los títulos y posesiones del gran duque del Infantado, en cuya casa permaneció hasta la abolición de los señoríos por la Constitución de 1812.

La mayor prosperidad de Budia llegó en los siglos XVII y XVIII, hasta el punto de producir 10.000 cordobanes que se exportaban a todo el reino. Pero en 1710 la Guerra de Sucesión frenó contundentemente el bienestar de Budia ya que los ejércitos del Archiduque estuvieron cuatro días acampados en esta localidad y al retirarse la saquearon quitándole a sus moradores el grano, más de 14.000 raciones de pan, saqueando en la iglesia ornamentos, valiosas alhajas y quemando más de 6.000 colmenas valorándose todo en 44.000 ducados, suma importantísima para la época.

En nuestra visita debemos de pasar por la Oficina de Turismo y su encargado, José Luis, nos informará de todo lo necesario para no perdernos nada de Budia, o si lo preferimos, nos puede hacer una visita guiada.

La primera visita es a la Plaza de España, el lugar donde se encuentra la oficina de turismo y lo más destacado es el bello edificio del Ayuntamiento, con pórtico y galería alta de columnas, (muchas de ellas datan de la época de los Reyes Católicos), con capiteles tallados en piedra de una sencilla traza renacentista. Adosado a sus muros está la gran fuente, obras ambas del siglo XVI.

Cerca de la plaza se encuentra la iglesia parroquial de San Pedro Aposto, un edificio del siglo XVI, realizado en silla rejo y sillares en basas y esquinas. Su portada, precedida de un atrio descubierto y orientada a mediodía, es un extraordinario ejemplo de estilo plateresco en la Alcarria, con ornamentación de grotescos y vegetaciones en magnífica talla, así como medallones, bichas y otros detalles de gran efecto y equilibrio.

Su interior es de tres naves, con coro alto a los pies. Desapareció en la Guerra Civil de 1936-39 su magnífico retablo mayor. Hoy queda un frontal de altar, en plata repujada, con decoración exuberante, barroca, y en el centro una imagen de Nuestra Señora del Peral de Dulzura, patrona de Budia.

En el altar mayor, y cubiertas por vitrinas de cristal, se encuentran dos extraordinarias tallas de Pedro de Mena. Se trata de los bustos de un Ecce Homo y de una Dolorosa esculpidos en tamaño algo mayor que el natural.

En el año 2012 el conjunto obtuvo la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.

Subiendo por la calle teniente Verde llegaremos a las eras y a cuatro interesantes monumentos, por un lado, la ermita de Santa Lucía, el Calvario, la nevera de los Monjes y el convento carmelita.

Este último se trata de un ejemplo de la arquitectura carmelita del siglo XVII español y fue fundado en 1688, bajo el amparo de Nuestra Señora de la Concepción. A este convento pertenecían las cartas manuscritas de Ana de San Bartolomé y de Santa Teresa de Jesús.
Mantiene la estructura de la iglesia conventual, con su magnífica fachada todavía en pie donde presenta tres arcos bajos de acceso.

El convento estuvo en funcionamiento desde 1732 hasta 1835, fabricándose en él gran parte del paño necesario para la vestimenta de la Orden de Castilla.

El Calvario o Humilladero tiene su origen en la contrareforma. Consta de un grueso muro de sillar que remata en molduras sobre las que se sustentan tres cruces, siendo más alta la central.

La nevera de los monjes se encuentra situada frente al convento. Lugar donde se guardaba la nieve recogida durante el invierno y luego se utilizaba como hielo en los meses de estío para refrescar bebidas y conservar alimentos.

En cuanto a las ermitas, y en las cercanías del convento, se encuentra la ermita de Santa Lucía, construida en el siglo XVII aunque su origen es anterior. El santuario consta de cuatro recios muros, tejado a cuatro aguas y portada de sencillo vano semicircular, todo ello sobre piedra caliza del entorno.

La Soledad. A la entrada del pueblo llegando desde Guadalajara se muestra este magnífico ejemplo de la arquitectura religiosa popular. De planta cuadrada, puerta de arco semicircular con dovelas y, sobre ella, una pequeña hornacina aloja una pequeña talla de la Virgen.

Su interior alberga los pasos de Semana Santa y una gran imagen de la Virgen de la Soledad.

Santa Ana. Se ubica en el camino que sale de Budia con dirección a Durón. Este pequeño edificio tiene hoy en día mínimo uso y en su interior se guarda una talla de Santa Ana.
Ofrece una arquitectura popular simple, de planta cuadrada, muros de sillería, puerta de arco semicircular y tejado a cuatro aguas que remata una cruz de hierro forjado.

San Roque. Esta ermita se encuentra a la derecha de la carretera que sube a la meseta, saliendo de Budia, y poco antes de llegar a la antigua fábrica de harinas. Su interior guarda la imagen de San Roque, a cuya advocación se dedica en recuerdo de alguna peste o enfermedad contra la que los budieros en su dia hicieron voto.

Es de planta cuadrangular y su entrada está formada por un arco semicircular con dovelas y óculo superior. Guarda la puerta un pequeño atrio sustentado por dos columnas situado al final de un bonito paseo y acceso en pendiente.

Alejada del pueblo se encuentra la ermita de Nuestra señora del Peral

Un paseo nos lleva a la picota o rollo, situado en la cuesta de Santa Ana, posee gradas y fuste circular y acanalado en su totalidad.

Sobre los collarines que lo rematan aparece una base cuadrada de la que sobresalen cuatro cabezas de animales, y un bloque cuadrado con remate piramidal culmina el curioso elemento.

Callejeando vemos numerosas casas solariegas, como la Casa de los Condes de Romanones, también denominada de los Romos. La Casa Palacio del Obispo Catalina, la Casa de la Parra, la Casa del Duende y la Casa de los López Hidalgo.

Fiestas: En Semana Santa podremos ver por las calles y acompañando a las imágenes, a los Soldados de Cristo. En junio la “SanPedrá” y un septiembre, las fiestas en honor a la Virgen del Peral, patrona de la localidad.

Otras actividades
El entorno nos da mucho juego para recorrer senderos y veredas en varias rutas de senderismo, también la práctica de deportes acuáticos en el cercano pantano de Entrepeñas.