Cabanillas empieza con fuerza sus fiestas de verano

Han comenzado las Fiestas de Cabanillas del Campo 2018. Un multitudinario desfile y un más numeroso aún pregón a cargo de la Peña Kaldolanos, ante una Plaza del Pueblo abarrotada de peñistas, ha servido de pistoletazo de salida en la tarde noche de este martes para cinco días de intensa diversión, que se extenderán hasta el próximo domingo.

La jornada comenzó con el espectacular Desfile de Peñas y Carrozas. Miles de peñistas, de más de una treintena de formaciones, han tomado parte de esta gran celebración inaugural, en el que seguramente ha sido el desfile el más numeroso de los últimos años. Todas las peñas lucieron vistosos disfraces, y muchas ganas de diversión. El desfile comenzó, casi que como “manda la tradición”, con unos 15 minutos de retraso sobre el horario previsto, e iba abierto por la batucada “Batu-Caba” y por la peña pregonera, “Kaldolanos”. El recorrido, el habitual: salida del Recinto Ferial, para subir al casco por la calle San Sebastián, calle Juan Rhodes, Casa de la Cultura, Plaza de la Iglesia, y bajar por Benalaque hasta la Plaza del Pueblo, para asistir al Pregón.

Destacó en la cabalgata la gran cantidad de atracciones y números de animación de calle, con zancudos, acróbatas, gimnastas, personajes infantiles, malabaristas o “tragafuegos”, además de una docena de charangas, que se intercalaban entre las animadas peñas de la localidad. Además, a destacar el trabajo de dos de las formaciones peñistas, que hicieron carrozas para la ocasión: un precioso cangrejo de “Los Jiñaos”, y un barco vikingo de “La Bodega”.

El desfile resultó animadísimo, con mucho público en el recorrido, reparto de caramelos por parte de las peñas, mucho ruido y la alegría desbordada típica de estas ocasiones. Se celebraron paralelamente los concursos al Mejor Disfraz (en el que el premio que fue para la peña “La Movida”, por su caracterización de “Mario Karts”) y Mejor Carroza, cuyo galardón que fue para “Los Jiñaos” y su fantástico cangrejo.

Tras el desfile, miles de personas se daban cita en la Plaza del Pueblo, llena hasta los topes como hacía años que no se recordaba. El pregón de este año corrió a cargo de las chicas (fueron ellas las que subieron al balcón) de la Peña Kaldolanos. La plaza se fue llenando de gente a eso de las 22:30 horas, y mientras llegaban los más rezagados, desde el escenario se ofreció una fantástica exhibición circense con los artistas que habían participado en el pasacalles: tragafuegos, equilibristas, zancudos y malabaristas, que fueron muy aplaudidos.

El alcalde, José García Salinas, fue el encargado de dar la bienvenida a la multitud, y agradecer desde el balcón del consistorio la presencia de las peñas, antes de dar la palabra a Patricia Biosca, integrante de la Peña Kaldolanos, quien inició la lectura del pregón. Hasta seis de las chicas de la peña leyeron por turnos su particular invitación a la fiesta, un texto cargado de añoranza y recuerdos sobre cómo eran las fiestas en el pasado en la localidad, y cómo han evolucionado hasta la actualidad.

Tras la lectura del pregón se leyeron los nombres de todas las peñas del municipio, se soltaron los tradicionales chupinazos de inicio de la semana grande, y se entregaron los premios a los ganadores del Concurso de Disfraces y el Concurso de Carrozas.

Cabe reseñar que, además de todos los concejales de la corporación, al Pregón de este año asistieron multitud de representantes políticos de distintos ámbitos, destacando la presencia del el subdelegado del Gobierno, Ángel Canales; y el delegado del Gobierno Regional, Alberto Rojo. También acudieron multitud de alcaldes y concejales de municipios cercanos (localidades como Guadalajara capital, Villanueva de la Torre, Azuqueca, Yunquera o Quer), diputados provinciales, parlamentarios regionales, y también parlamentarios nacionales, como los diputados Silvia Valmaña y Pablo Bellido; o las senadoras Marta Valdenebro y Riansares Serrano.

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PREGÓN DE LA PEÑA KALDOLANOS

¡Buenas noches, Cabanillas!
Las que les hablan son las monas en representación de la peña Kaldolanos. Damos este año el pregón con la confianza de considerarnos casi casi unos profesionales de las fiestas. La mayoría de los que formamos nuestra peña hemos estado o incluso fundado más de una, y sabemos de la tortura que era conseguir un local antes de que existieran las carpas; ponerse de acuerdo con veinte personas en el color de una camiseta; decidir el disfraz y si se lleva carroza o no en el desfile; o ese salto a la madurez en el que se incluyen las cenas en el presupuesto.

Muchos incluso nacimos con peña, pues algunos de nuestros padres son leyendas dentro del ambiente peñístico de Cabanillas y nos llevaban con el carrito a los toros, aunque apenas tuviésemos unos meses. Tranquilos, padres y madres, nosotros seguimos perpetuando vuestra tradición y ya tenemos entre nuestras filas bebés a los que les enseñaremos que a la tortilla hay que ir pronto porque si no el recinto se pone hasta arriba de gente o que después de irse de peñas hay que acabar en el baile para echarse unas piezas.

Y todo esto lo sabemos porque hemos sido testigos de cuando los remolques servían de plaza de toros en la era cerca de donde ahora está el centro médico. Corrimos escaleras arriba y abajo de la discoteca Los Konys años antes de que las multitudinarias verbenas se celebrasen en el recinto ferial.

Pasamos de desfilar apenas medio centenar de peñistas con Julito abriendo la comitiva, a tener charangas, zancudos, malabares y yo qué sé qué más. De celebrar seis días de fiesta, sobrevivimos a diez, nos quejamos por volver a seis y, este año, nos entran sudores fríos al pensar en un día más, porque la edad no perdona.

Pasamos de no poder repetir color de camiseta porque “así van los Amigos, la X, Las Indecisas, el PyC o los Traker”, a tener que hacerlo porque ya hemos agotado todas las posibilidades que venían en la caja grande de los lapicero Alpino. Y entendimos la convivencia mágica que se crea estos días en los que no importa ni el género ni la edad, siempre que me puedas recargar el vaso, o ese “pásate luego por mi peña y tómate algo” que invita mucho más que a una cerveza.

Vaya desde aquí un cariñoso recuerdo a Lorenzo, quien supo entender mejor que nadie que las fiestas son una semana y que los chavales lo tiene que pasar bien. Gracias por tus caldos y tu infinita paciencia. ¡Te subiríamos encantados una Fanta de naranja al cielo, vecino!

Porque las fiestas han cambiado mucho a lo largo del tiempo. Pero lo que se mantiene inalterable son las ganas de pasarlo bien y los pantalones de pintor blancos como uniforme oficial de peñista. Los que somos de aquí lo sabemos y quienes llegan nuevos, repiten.