El claustro del castillo de Jadraque volverá a lucir esplendoroso

Guadalajara es tierra castillera. Durante siglos se alzó como un espacio de frontera entre árabes y castellanos. Una circunstancia que exigió la edificación de múltiples fortalezas –tanto defensivas como residenciales– para poder dominar el territorio. Como consecuencia, muchas localidades arriacenses cuentan con un monumento de estas características. Entre ellas, Sigüenza, Molina de Aragón, Galve de Sorbe, Cantalojas, Riba de Santiuste, Pelegrina, Villel de Mesa, Cifuentes, Cogolludo o Brihuega.

Uno de los casos más conocidos es el de Jadraque. Según su aspecto actual, su complejo fortificado es obra del último tercio del siglo XV, aunque se sabe que existieron construcciones anteriores en el mismo emplazamiento. La leyenda popular –que no histórica– indica que, en el siglo XI, las tropas cidianas –por consejo de Alvarfáñez de Minaya– pernoctaron en las cercanías del lugar, con el fin de arrebatárselo a los musulmanes. De esta forma, podrían continuar con la invasión del valle del Henares, hasta llegar a Guadalajara y Alcalá.

Pero, en realidad, este edificio jadraqueño recibió el nombre de «castillo del Cid» debido a Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primer «conde del Cid». Dicho personaje fue el primogénito de Pedro González de Mendoza y Mencía de Lemos, consiguiendo el referido título nobiliario –junto con el marquesado de Cenete– de manos de los Reyes Católicos. Él llegó a vivir en esta «plaza fuerte» jadraqueña y, por ello, lleva su denominación.

Empero, los orígenes de la fortaleza fueron anteriores. En el enclave existieron asentamientos prehistóricos. Más tarde, durante la época andalusí, el promontorio se constituyó como una plaza defensiva. “Quienes han buceado por las entrañas de la fortaleza han encontrado vestigios de la Edad del Hierro y de la época romana. Además, todos coinciden en que hubo una torre vigía islámica en la cumbre del cerro”, explican desde el Consistorio. “Jadraque, durante los siglos X y XI, fue un elemento más en el conjunto de estratégicos puestos vigilantes o complejos defensivos que los árabes establecieron en la orilla izquierda del Henares”, explica el cronista provincial, Antonio Herrera Casado, en su libro «Guía de campo de los castillos de Guadalajara».

La estructura actual del monumento es rectangular, ocupando gran parte de la colina en la que se asienta. “Está construido en la cima de un cerro de proporciones perfectas. Su alargada meseta, que corre de norte a sur, estrecha y prominente, se cubre con las construcciones pétreas de este edificio”, describe Herrera Casado. “De la fortaleza jadraqueña se conservan apenas los gruesos muros principales de la construcción del siglo XV”, aseguran Julián García, Joaquín Grau y Carlos Martín, en «La bóveda del aljibe del castillo de Jadraque».

El acceso principal al edificio se encuentra situado al sur, escoltado por dos torreones semicirculares, que formaban parte de las seis atalayas del mismo tipo –más dos de planta cuadrada– que escoltaban el perímetro del complejo. “El adarve, accesible a través de una escalera excavada en el muro, se encuentra almenado. También lo están algunas terrazas de las torres”, explican los especialistas. “El complejo poseyó un recinto exterior del que quedan algunos restos, como la basamenta de la torre esquinera del norte. Se trataba de una barbacana de escasa altura, probablemente almenada y provista de adarves con saeteras y troneras, para contrarrestar ataques enemigos”, subraya el cronista provincial de Guadalajara.

A su vez, “en el interior, vacío, uno de los patios acogía el aljibe abovedado, de planta circular y del cual se conservaban sólo los muros perimetrales”, indican García, Grau y Martín. Incluso, en el lugar llegó a existir una torre del homenaje, cuadrada, aunque –posteriormente– se le agregó una «proa», hasta darle su forma definitiva. En la actualidad, apenas se distinguen vestigios de la misma. De igual manera, dentro de la fortaleza también hubo un patio central renacentista, cuyo diseño se atribuye a Juan Guas. Este arquitecto fue muy apreciado en la época, siendo responsable del palacio del Infantado, en Guadalajara. “Las obras del claustro se acabaron en 1492 y todavía es posible apreciar su cimentación”, aseguran desde el Consistorio.

Una rehabilitación que dará esplendor a la fortaleza
Precisamente, esta parte del castillo jadraqueño –el patio central renacentista– está siendo reconstruido, gracias a un convenio rubricado entre la Diputación provincial y el Ayuntamiento de la localidad. Las tareas de reconstrucción ya han comenzado. Los trabajos, que se ejecutarán en cuatro etapas, supondrán una inversión próxima a los 110.000 euros. Las actuaciones que se están desarrollando son las correspondientes a la primera y a la segunda fase. Las mismas incluyen la colocación de los restos de sillería y las columnas originales del mencionado elemento arquitectónico, así como diversos remates de nueva sillería.

Una vez concluida esta faena, se procederá a desarrollar la tercera y cuarta parte del proyecto, que supondrán “la instalación de la techumbre y la adecuación de uno de los aljibes”, explica el alcalde de Jadraque, Héctor Gregorio. Con estas obras, el interior de la fortaleza dejará de ser diáfano, para volver a contar con el claustro del que fuera uno de los palacios más significativos del Cardenal Mendoza. “La intención es que los trabajos puedan estar terminados antes de primavera e iniciar –de esta manera– un ciclo de visitas guiadas gratuitas al castillo”.

Gracias a este tipo de actuaciones, el conjunto cidiano irá –poco a poco– recuperando el esplendor que tuvo hace más de 500 años. De hecho, a día de hoy, sólo aproximarse a dicho monumento –y a la historia que la acompaña– es causa más que justificada para visitar Jadraque. De paso, se conocerá el «cerro más perfecto del mundo». Una afirmación atribuida al filósofo José Ortega y Gasset a principios del siglo XX, cuando –desde la lontananza– divisó el promontorio sobre el que se asienta el monumento. Sin duda, una visión impresionante…

Bibliografía
GARCÍA, Julián, GRAU, Joaquín, y MARTÍN, Carlos. «La bóveda del aljibe del castillo de Jadraque». En Santiago HUERTA FERNÁNDEZ (Coord.). Actas del Séptimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2011.
HERRERA CASADO, Antonio. «Guía de campo de los castillos de Guadalajara». Guadalajara: AACHE Ediciones, 2000.