Fernando López Herencia, una vida dedicada la naturaleza

La historia de la divulgación ambiental en Guadalajara está asociada a varios nombres. Entre ellos, el suyo. Muchos vinculamos su figura a la dirección del espacio verde más conocido de la capital. No en vano, ha pasado casi 35 años al frente del zoológico arriacense. Nos referimos a Fernando López Herencia, quien tras tres décadas y media gestionando dichas instalaciones, se jubiló hace unas semanas. Sin embargo, las botas como defensor de la naturaleza nunca se las quitará. El compromiso con el entorno siempre lo llevará consigo…

Desde Henares Al Día hemos querido hablar con este especialista –tras su retiro laboral–, para que nos cuente sus sensaciones después de toda una vida dedicada al oficio. “Desde niño he estado trabajando con animales, porque me han encantado. Siempre he tenido un amor enorme por el campo”. Una dedicación que ha sido patente a lo largo de su trayectoria…

– En este sentido, tras estos casi 35 años al frente del zoo de Guadalajara, ¿cuál es el balance de su desempeño al frente de la institución?

– Durante este tiempo, lo más destacable ha sido el cambio de mentalidad hacia los animales que se ha producido entre el público –explica el referido especialista–. El trato que se tenía de las especies en la década de 1980 es completamente diferente al que se posee actualmente…

Existe, por tanto, una mayor concienciación con el medio ambiente y el bienestar animal. Y para muestra, un botón. Sólo hay que mirar al «Centro de Recuperación de Fauna Silvestre», emplazado en el zoológico guadalajareño. “Se ha comprobado cómo varias familias se han acercado al complejo desde pueblos lejanos a la capital para traernos un pollo herido de vencejo, de cernícalo o de mochuelo. Y que, de esta manera, nosotros los pudiéramos atender y curar”, rememora López Herencia. “Este compromiso social ha sido una labor de muchísimos años, durante los que ha conseguido infundir a los ciudadanos el amor por la naturaleza”.

Además, esta circunstancia también se observa en el impulso que se ha dado –desde el punto de vista institucional– al mencionado Centro de Recuperación. Algo que ha ocurrido desde la apertura del referido complejo rehabilitador, que ocurrió en 1987. “Funciona con una comisión mixta entre el Ayuntamiento de Guadalajara y la Junta de Comunidades”, explican desde el Consistorio. “Dispone de los últimos avances clínicos. De hecho, su equipo de veterinarios recupera un alto porcentaje de los animales que ingresan, con garantías suficientes para ponerlos de nuevo en libertad”.

Así, la relevancia de este servicio es fundamental. Sobre todo, en la provincia de Guadalajara, un territorio caracterizado por su riqueza faunística. De hecho, “tras los inicios del zoo en 1985, comenzamos a gestar la idea de fundar este complejo de atención a animales, que se creó dos años después, en 1987”, rememora López Herencia. En el mismo, se han atendido especies muy diferentes. Muchas de ellas, protegidas y emblemáticas, como aves rapaces, cigüeñas o quebrantahuesos. “Pero tratamos todos los animales que nos llegaban”.

– ¿Qué tipo de daños presentan –más habitualmente– los ejemplares que ingresan en el «Centro de Recuperación de Fauna Silvestre»?

– Es increíble los casos que hemos llegado a encontrar –señala Fernando López Herencia–.

A lo largo de estos años hemos tratado desde un animal que presentaba un tumor en la garganta y que se había debilitado por no poder alimentarse, a aves que se habían estrellado contra tendidos eléctricos. También hemos curado atropellos de automóvil, choques contra cristales, caídas del nido o pájaros que se habían precipitado por chimeneas de viviendas, entre otros sucesos.

Al fin y al cabo, “las causas de los accidentes entre los animales son diversas, como ocurre entre los seres humanos”. Además, el objetivo de los profesionales del complejo es sanar a todos los damnificados y reintroducirlos en el medio natural. “Cuando se ponen en libertad tras su recuperación, son anillados para su posterior control y seguimiento, con el fin de observar su evolución y analizar si la misma está siendo positiva”, señalan los especialistas.

Además, “en especies más escasas o emblemáticas –como las águilas imperiales y reales o los quebrantahuesos–, se les implanta un emisor vía satélite, para realizar una vigilancia en tiempo real de su progresión sanitaria”.

– Hasta ahora, usted se ha centrado –sobre todo– en las aves. Pero en el «Centro de Recuperación de Fauna Silvestre» de Guadalajara, ¿se ha llegado a atender a algún mamífero, como el lobo?

– Sí ha entrado algún ejemplar de esta especie, a causa de enfermedades –confirma Fernando López Herencia–. Hay que tener en cuenta que se está estableciendo una pequeña población de la misma al norte de la provincia, en plena Serranía. De hecho, cuando un animal llega a un territorio, por una causa o por otra puede sufrir un percance. Y nosotros lo atendemos.

Pero, ¿Qué porcentaje de recuperación total presentan los animales que son tratados en el complejo? “Bastante alto. Agotamos hasta la última posibilidad de rehabilitación de los ejemplares que recibimos. Algo que, en gran parte, se debe a lo apasionado que es el equipo de profesionales por su trabajo”, explica el ya exdirector del zoo de la capital. “En una ocasión nos llegó una lechuza que había sufrido un atropello y presentaba roturas tanto en un ala como en las dos patas. Entonces, la atendimos y conseguimos que volviera a vivir en libertad”.

Unos trabajadores comprometidos
En este sentido, ¿cree que la plantilla existente en las instalaciones es adecuada para atender las necesidades desprendidas tanto del zoológico como del «Centro de Recuperación de Fauna Silvestre»? “El personal actual es suficiente”, confirma Fernando López Herencia, quien incide en el compromiso de todos los especialistas que se desempeñan en la institución. De hecho, en este complejo “no es un lugar donde se conozcan las fiestas, ya que se trabajan todos los días del año”. Les pueden avisar de una urgencia en Nochebuena y la deben atender…

Y a pesar de la dedicación de los empleados y de la suficiente composición del personal, las necesidades del lugar son continuas. “Como digo habitualmente, en un zoo siempre hace falta gente. Cuando más trabajadores haya, se pueden realizar más cosas, consiguiendo –así– tener el complejo en mejores condiciones”. En la actualidad, componen este equipo operarios procedentes de diferentes ámbitos, entre los que se distinguen veterinarios, personal de limpieza y mantenimiento, vigilantes y otros oficios. Además, durante estos años se han firmado convenios de colaboración con diversas universidades españolas –como la Complutense o la Alfonso X El Sabio–, para formar a estudiantes de diversas especialidades.

Entre las disciplinas de estos alumnos se encuentran las ciencias ambientales, la biología o la veterinaria. Todos ellos, hacen en Guadalajara sus prácticas. “Éste es un lugar en el que les permitimos implicarse desde el primer día. No es como en otros sitios, donde sólo les dejan observar lo que hacen los cuidadores. Aquí, desde el inicio, los estudiantes se ponen los «guantes de faena». De esta forma, adquieren un conocimiento muy bueno, porque –además– también les podemos transmitir nuestro entusiasmo por los animales y por el medio natural”, explica Fernando López Herencia.

Como se observa, para los responsables de este complejo es muy importante tanto la formación como la divulgación de los valores medioambientales. De hecho, y más allá de estas iniciativas universitarias, también han implementado programas de visitas escolares.
Es cierto que durante gran parte del 2020 han tenido que suspenderlas –debido a la pandemia–, pero este proyecto ha sido fundamental durante los últimos lustros. No en vano, han participado colegios no sólo de la provincia de Guadalajara. También de la Comunidad de Madrid…

Por tanto, Fernando López Herencia deja un legado muy relevante de su desempeño al frente del zoológico de Guadalajara y del «Centro de Recuperación de Fauna Silvestre». Una labor de casi 35 años en la que ha conseguido combinar muchas facetas. Entre las más importantes, la de formación de los estudiantes, la divulgación ambiental entre la ciudadanía y la rehabilitación de ejemplares de especies que habitan en la provincia. Y todo ello, en plena capital arriacense, a tan sólo unos pocos metros del puente árabe. En consecuencia, este especialista tiene una merecida jubilación, aunque su compromiso por la naturaleza y el bienestar animal jamás se desdibujará de su cabeza…

Cuando tu jefe es Félix Rodríguez de la Fuente…
El exdirector del zoológico de Guadalajara, Fernando López Herencia, asegura que su pasión por el medio ambiente se la infundió –en gran medida– su progenitor. “Siempre digo que mi padre fue el primer ecologista que conocí”. Por tanto, desde muy pequeño sintió una gran vinculación con la naturaleza. Un afecto que acabó convirtiendo en profesión. Desde hace décadas ha estado vinculado laboralmente –de un modo u otro– con el entorno ambiental. 

De hecho, antes de llegar a la capital arriacense, trabajó a las órdenes de Félix Rodríguez de la Fuente, a quien conoció en la adolescencia en su faceta de cetrero. El comunicador, al final, propuso a López Herencia integrarse en los equipos de «control de aves» existentes en el aeropuerto de Madrid–Barajas y en la base aérea de Torrejón de Ardoz.

En ambos emplazamientos se utilizaban técnicas cetreras para ahuyentar a la fauna y, así, evitar percances. “Acepté la proposición y estuve trabajando con ellos durante la década de 1970”, asegura López Herencia. “El método que empleábamos era el más ecológico y efectivo para realizar la mencionada función”.

Sin embargo, la relación de este especialista con Rodríguez de la Fuente no finalizó aquí. También colaboraron en varios proyectos educativos y de divulgación ambiental. “Luego surgió la posibilidad de hacer un zoológico en Guadalajara, me presenté al proyecto y conseguí la plaza. Y aquí he estado trabajando los últimos 35 años”, concluye.