Jadraque, tierra de leyendas

Guadalajara es una provincia mágica. Sólo hay que consultar la gran cantidad de leyendas que pueblan sus municipios para comprobarlo. Son relatos míticos que hablan sobre episodios de nuestra historia, relaciones amorosas imposibles, fantasmas, apariciones virginales, creación de determinados accidentes geográficos o la llegada de extraterrestres, entre otros ejemplos. Una serie de narraciones que –en todos los casos– cuentan con una explicación científica, histórica y/o astronómica. Sin embargo, ya han pasado a formar parte del subconsciente colectivo y han enriquecido el hecho cultural arriacense.

Un ejemplo de ello es Jadraque, donde se distinguen varias de estas fábulas. Una de las más conocidas es la que explica la génesis de la «La Fuente del Enamorado». Según cuentan los más viejos del lugar, tras la conquista castellana de la localidad, allí se estableció un noble caballero, cuya rutina se vio sobresaltada al llamar a la puerta de su vivienda un personaje de alta alcurnia, acompañado por todo su cortejo. Se trataba del Marqués de Montealto, quien había escuchado rumores en torno a la belleza de la hija del jadraqueño, por lo que quería conocerla en persona, tal y como mencionaba la investigadora Modesta Soledad Serrano.

Una vez que entabló conversación con la muchacha, el osado forastero quedó prendado por la belleza y desparpajo de la joven, razón por la cual quiso concretar su boda con ella. Y para acelerar los trámites, se hospedó en el castillo de Jadraque, perteneciente a los marqueses de Cenete, con los que mantenía una estrecha relación. Sin embargo, la muchacha se mostró disconforme con la decisión, y le contó a su verdadero novio –que también era vecino del pueblo– todo lo que estaba ocurriendo. Ante tal circunstancia, “creyeron que les rompían la vida, que enlutaban sus existencias para siempre… Y se juraron morir antes de verse separados. Al no ver otra solución, se les ocurrió huir a tierras lejanas, donde nadie se interpusiera en su amor”, explicaba Serrano.

Esa misma noche, se escaparon de Jadraque, pero cuando el Marqués de Montealto se enteró de la situación, entró en cólera. Afirmó que habían mancillado su honor, por lo que salió en busca de los fugitivos. El aristócrata ultrajado regresó al día siguiente, henchido de alegría. Había apresado al novio de su amada, quien “corría tropezando junto al equino del noble”. La muchacha, “con la cabeza hundida en el pecho”, venía encima de otros de los jumentos de la comitiva, siendo entregada a su padre, con el compromiso de que no saliera de la vivienda familiar. Mientras tanto, la pareja real de la chica fue internado en los calabozos de la fortaleza.

Ambos enamorados cayeron en una tristeza infinita. La depresión de la muchacha consumió de preocupación a su padre, que acabó conversando con el cura de la localidad, quien relató a su interlocutor una confidencia:

—Hijo, nunca con nadie lo comenté, pero Dios quiere que yo conozca el secreto de un pasadizo subterráneo que llega a las mazmorras del castillo, donde seguramente se encuentra ese buen muchacho —señaló el sacerdote—. El Altísimo parece dictarme que te ayude en todo lo que pueda ante tu desesperada situación.

Una hora más tarde, cuando la oscuridad de la noche se encontraba en su cénit, padre e hija se reunieron con el religioso y salieron del casco urbano de Jadraque, en dirección a la alcazaba. Una vez arribaron a la base del promontorio, los dos varones apartaron unas rocas y matorrales, dejando a la vista el acceso a los pasadizos que había mencionado el sacerdote. El profeso y el progenitor se arrastraron por los diferentes pasadizos, hasta llegar a la mazmorra donde se hallaba el enamorado de la muchacha, ya fallecido y con el cuerpo muy afectado por las torturas propinadas por el Marqués de Montealto.

Tras esta pésima visión, arrastraron el cuerpo del finado hasta la entrada del subterráneo, donde le dieron cristiana sepultura. Posteriormente, se reunieron con la chica, a la que relataron lo sucedido. “Tras echar a correr –enloquecida– hacia el lugar donde decían que lo habían enterrado, lloró sobre la tierra que cubría a su enamorado, hasta ser arrancada de allí por su padre para emprender la huía, antes de que la claridad diera vida a una nueva jornada”.

La joven acabó sus días retirada en un convento cercano a Burgos, completamente enloquecida debido al maltrato que había sufrido por parte del Marqués de Montealto. Mientras tanto, en el lugar donde fue enterrado el joven amante brotó un ojo de agua, que “continúa llorando eternamente ante la tristeza de un amor roto”, concluía Modesta Soledad Serrano. Así es como apareció «La Fuente del Enamorado», que aún hoy se puede visitar.

Otras leyendas
Además, en Jadraque se han conservado más relatos míticos. Algunos de ellos, vinculados con el curanderismo, como el protagonizado por Mariana Pérez, a quien se la acusó de ser una “saludadora con habilidades de osteopatía”. En este contexto, y según el auto inquisitorial, “es público que [esta señora] tenía virtud en la saliva para sanar todas las enfermedades y volver los huesos a su lugar”, explica el investigador Javier Fernández Ortea, en su libro «Alcarria bruja. Historia de la hechicería en Guadalajara y los procesos de la villa de Pareja». Unas sanaciones de las que se beneficiaron varios habitantes de Jadraque, como Isabel de la Aldea, Domingo Rosilla, Gregorio Canba o un tal Ramiro, del que no se especificó el apellido.

Por tanto, las capacidades y buen hacer de Marian Pérez eran evidentes. De hecho, la mujer “se defendió de las acusaciones vertidas contra ella, argumentando que estas denuncias se basaban en la envidia de los médicos y cirujanos del entorno, al verse impotentes con un paciente al que desahuciaron y que ella curó en tan sólo 24 horas, utilizando su saliva”, añade Fernández Ortea. Finalmente, la saludadora fue condenada a pasar la cuaresma en el hospital de Santiago de Cuenca y al destierro por seis años a un mínimo de diez leguas de Jadraque.

Por tanto, en esta villa arriacense se pueden distinguir varios relatos legendarios, que –en algunas ocasiones– se entroncan con procesos históricos relacionados con la Inquisición. Estamos ante una realidad que enriquece el devenir jadraqueño, ya que, junto a sus monumentos e historia, se han de mencionar estas leyendas, con el fin de conocer todos los detalles del pasado de la localidad. ¡No te lo pierdas!

Bibliografía.
FERNÁNDEZ ORTEA, Javier. Alcarria bruja. Historia de la hechicería en Guadalajara y los procesos de la villa de Pareja. Pareja (Guadalajara): Océano Atlántico Editores, AACHE Ediciones, Excmo. Ayuntamiento de Pareja (Guadalajara), 2022.
MARTÍNEZ GARCÍA, Julio. Guadalajara, tierra de leyendas. Guadalajara: Océano Atlántico Editores, AACHE Ediciones, 2023.
SERRANO, Modesta Soledad. Rutas de leyendas. Una antología de historia y leyendas que las gentes cuentan por Guadalajara. Guadalajara: AACHE Ediciones, 1997.